Lo denominan “oro líquido” y nunca mejor dicho. A sus excelentes propiedades como alimento le acompaña, desde hace unos meses, un ascenso imparable en su precio. En boca de todos, ha obligado a muchos consumidores a cambiar sus hábitos. Algunos han reducido su consumo. Unos optan por platos que exijan una menor cantidad de aceite. Por ejemplo, las patatas fritas van a tener menos presencia en las mesas. Otros han decidido comprar aceite de girasol para cocinar y reservar el de oliva virgen extra para arreglos en crudo. En los lineales de los supermercados se observa cómo ha crecido la demanda de aceite de orujo y de girasol.
Por otro lado, las freidoras de aire ganan adeptos. Se trata del electrodoméstico de moda. Y quien se acostumbra a ellas, les saca mucho partido: desde descongelar pan hasta guisos y frituras. Se pueden cocinar verduras, pasta, carne e incluso postres, nos dicen.
Y como estamos en el Somontano, fueron numerosos quienes afirmaron que “como tienen las olivas en casa, el precio no les afecta”.
José Antonio Campo, Ramón Rami y José Luis Tena: «Como sigan estos precios, se van a cargar la dieta mediterránea»
Estos tres consumidores y vecinos de Barbastro califican el precio del aceite de “salvajada”. Y reflexionan: “Se van a cargar la dieta mediterránea”. Con estos precios, la gente comprará “otros tipos de aceite menos saludables. Ahora que nos han convencido a todos de las bondades del aceite de oliva y de sus inmejorables cualidades para la salud, llegan estos precios”. Así, no dudan en afirmar que con estos precios menoscaban que las familias puedan seguir la denominada dieta mediterránea.
Además, ellos conocen bien el sector del olivar en el Somontano. Recuerdan que, en efecto, venimos de tres años de sequía y malas cosechas, pero que esta temporada en concreto no se prevé tan malo. “No creemos que sólo la sequía justifique tanto aumento de precio. Ha habido subidas en la energía y otros sectores, pero la alimentación está disparada. Nos tememos que alguien esté aprovechando el tirón en su beneficio. Sólo hay que ver los precios que les pagan a los agricultores en origen”.
Otro tema que comentan es la falta de trabajadores del campo. “Aquí, en el Somontano, existen numerosos pequeños propietarios con olivar. Larga tradición, pero nos tememos que muchas olivas se van a quedar en el árbol porque la gente comenta que no encuentran quién las recoja. Resulta todo un tanto ilógico”.
Rosario Alonso: «Me compré una freidora de aire y, la verdad, me viene muy bien»
El precio del aceite de oliva virgen es “una barbaridad”. Así se expresaba Rosario Alonso, con la que hablamos a la salida del supermercado. Ella, al igual que otros muchos consumidores de España, se ha lanzado a probar las freidoras de aire.
Alonso adquirió hace dos años uno de estos electrodomésticos que están siendo la última incorporación en nuestras cocinas. “Cuando ya comenzaba a subir el precio del aceite, decidí comprarme una freidora de aire y probar. La verdad, me ha venido muy bien y no me arrepiento. Ahorro bastante”.
Pero este no ha sido el único cambio que ha introducido en su hogar. Hasta hace unos meses, ella y su familia siempre consumían aceite de oliva virgen extra, tanto para cocinar como en los usos en crudo. No obstante, el imparable ascenso de este alimento ha forzado un cambio. “Sigo utilizando el de oliva, pero he comenzado a usar aceite de girasol en la cocina. ¡Y yo nunca había comprado otro aceite que no fuera el de oliva! Pero, en estos momentos, no se pueden freír unas patatas en aceite de oliva virgen extra”. A Rosario Alonso le resulta alarmante el ascenso del precio del aceite de oliva. Sobre todo, tratándose de un alimento de primera necesidad y tan saludable para todos. Pero lo dicho, “es una barbaridad”.
Malwina Anna Sobranska: «Por mis intolerancias sólo puedo consumir aceite de oliva virgen»
Si el precio del aceite de oliva sacude a todas las economías… imagínese si una persona no tiene otra opción y además son familia numerosa.
Este es el caso de Malwina Sobranska. “Con mis intolerancias alimentarias sólo puedo tomar aceite de oliva virgen extra”. En su Polonia natal se utiliza de forma generalizada aceite de girasol, pero al llegar a España pasó al de oliva por prescripción médica.
Además, en su elección influye también las extraordinarias características de este producto. “Se trata del aceite más saludable así que este aspecto también debemos tenerlo presente”, responde.
En casa viven ella, su marido y tres hijos y no van a dejar de consumir este producto. Sin embargo, sí han introducido cambios en sus hábitos. “Comemos menos alimentos fritos y más verdura, por ejemplo. Vamos dejando de lado las recetas que implican más gasto en aceite”.
La salud se encuentra muy presente en este hogar por lo tanto, tampoco están dispuestos a reutilizar el aceite porque “con las frituras se degrada y pierde propiedades”.
A Sobranska le gustaría que los precios bajaran, “aunque me temo que sólo es un deseo”. Ella, comenta, compara la subida de precios de los alimentos y de los salarios y “la verdad, no existe una correlación. Gastamos mucho más en comida”.