Deportes

Antonio Clager, una vida dedicada a visibilizar el noble arte del judo

Cientos de personas han pasado por sus clases durante su dilatada trayectoria

Clager, junto a sus pupilos. Fotografía: A.C.
Jorge Mazón García Mazón García
25 marzo 2025

Antonio Clager siempre supo que su camino estaría ligado al deporte. Desde joven, su interés por la actividad física lo llevó a especializarse en estudios vinculados al ámbito deportivo. Sin embargo, no fue hasta que unos conocidos le mostraron el judo que descubrió la disciplina que marcaría su vida. Con el tiempo, su pasión creció y decidió que su nueva ilusión «era elevar el nivel competitivo que ese momento estaba muy alejado incluso del nivel autonómico.

A lo largo de los años, cientos de niños han pasado por el tatami, aprendiendo no solo las técnicas de combate, sino también los valores que Clager considera fundamentales. “Perdí a mi padre cuando era muy joven, y el judo me salvó la vida, fue mi vía de escape”, confiesa. Con esta experiencia como enseñanza, busca que sus alumnos encuentren en el deporte una herramienta para afrontar la vida con humildad, trabajo y esfuerzo.

Su trayectoria ha estado marcada por momentos inolvidables, pero hay uno que permanece con especial intensidad en su memoria. En 2002, durante una Copa de España en Zaragoza, sus alumnos demostraron el fruto del esfuerzo compartido: ocho de catorce categorías posibles fueron conquistadas por judocas formados en su escuela. Aquella hazaña transformó su visión sobre la enseñanza y le confirmó que su labor trascendía el simple entrenamiento físico.

El sueño olímpico de Antonio Clager

Aunque su propio sueño olímpico no pudo materializarse en Los Ángeles 1984, Clager encuentra satisfacción en ver cómo sus pupilos avanzan hacia esa meta. Ahora se llena de emoción al ver cómo pupilos como Moussa Macalou o Sergio García están a las puertas de llegar, aunque suene poético, a debutar en las Olimpiadas en Los Ángeles.

Hoy, con 62 años, el maestro de judo sabe que su retiro legal llegará a los 67, pero en su interior no contempla alejarse del todo. “Me gustaría acompañar a los clubes en las diferentes competiciones nacionales e incluso internacionales”, expresa con convicción. Además, mantiene otro anhelo: conseguir que en Barbastro se establezca una sala de tecnificación para que los jóvenes puedan perfeccionar sus habilidades y profundizar en este deporte.

El compromiso de Clager con el judo va más allá de sus clases. Desde hace dos temporadas, coordina la Copa de España que se celebra en Barbastro, una oportunidad que, según él, beneficia tanto al deporte como a la ciudad. “Me gusta mucho ver que hay un retorno económico con esta competición de un deporte minoritario”, señala. Para él, la visibilidad que la Copa brinda al judo es fundamental. “Verlo en las pantallas electrónicas que hay en la ciudad me parece magnífico”, añade con entusiasmo. Y respecto al futuro, tiene claro que esta iniciativa tiene continuidad. “Pienso que esta copa se va a mantener aquí”, admite con seguridad.

Así, Antonio Clager sigue escribiendo su historia en el tatami, con la mirada puesta en el futuro de sus alumnos y en el crecimiento del judo en Barbastro.

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