La Real Academia Española (RAE) define antroponimia, en su segunda acepción, como el “conjunto de nombres propios de persona”. Los nombres de pila varían a lo largo de las diferentes épocas y, en muchas ocasiones, dependen de las modas del momento.
Si nos fijamos en la década de nacimiento de 2020, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) los nombres de niño más puestos en la provincia de Huesca son los siguientes: Lucas, Alejandro, Martín, Jorge y Mario. En cuanto a las niñas, los antropónimos que ocupan los primeros puestos son: Sofía, Paula, Martina, Lucía y Noa.
Una década antes, Martín, Daniel, Jorge, Pablo y Hugo eran los antropónimos más populares entre los chicos mientras que, entre las chicas, lo eran Lucía, María, Julia, Paula y Martina.
Si nos fijamos en toda España, los nombres más destacados entre los recién nacidos son Hugo, Mateo, Martín, Lucas y Leo, para los chicos, y Lucía, Sofía, Martina, María y Julia para las chicas.
En cuanto a los antropónimos más extendidos en España nos encontramos con Antonio, Manuel, José, Francisco y David liderando el ranking, mientras que entre las mujeres María Carmen, María, Carmen, Ana María y María Pilar son los más comunes.
En los datos que nos proporciona el INE podemos destacar, también, nombres tan genuinos como Izan, Liam, Gael, Dylan, Chloe, Alma, Mia o Lia.
También es curioso conocer los nombres más frecuentes entre las diferentes nacionalidades que conviven en nuestro país. Así, Michael, Thomas, Andreas, Sabine, Claudia y Susanne destacan en el caso de los ciudadanos alemanes; Nicolas, Jean Pierre, Philippe, Nathalie, Catherine e Isabelle son los más populares entre los súbditos de Francia; Mohamed/Mohammed, Ahmed, Youssef, Fatima, Khadija y Aicha destacan entre los antropónimos de los marroquíes que viven en España; David, Daniel, Michael, Elizabeth, Maria y Jessica son los nombres más comunes entre los estadounidenses establecidos en nuestro país, y Wei, Hao, Jie, Jing, Yan y Ying sobresalen dentro de la comunidad china.
Los nombres de pila son de vital importancia, pues por ellos nos conocerán desde nuestro nacimiento. En España y, a partir de los 18 años, cualquier ciudadano puede cambiarse de nombre, aunque no es una acción muy común.
Además, los antropónimos se combinan con los apellidos paterno y materno, hecho que debe tenerse en cuenta para no conformar sintagmas jocosos que nos perseguirán el resto de nuestras vidas.
