La miel no tiene muchos adeptos en tierras aragonesas si se compara con el resto de comunidades autónomas españolas. Según el informe de Consumo Alimentario 2019 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la nuestra es la cuarta comunidad que menos miel consume: 0’32 kilogramos per cápita. Y todo ello pese a la enorme tradición del sector años atrás.
Pese a su flora privilegiada y la gran calidad de su miel, Aragón esconde esta curiosa paradoja. La cifra per cápita se sitúa por debajo de la media de España, la cual se establece en 0’4 kilogramos por persona y año.
En el año 2020, la región aragonesa registró 1.569 explotaciones apícolas –acaparando el 5’1 % del total nacional– según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Aunque el consumo no sea el más alto a nivel nacional, sí que Aragón está creciendo en cuanto a número de explotaciones y colmenas. En la última década se ha contabilizado un incremento del 11% en explotaciones, mientras que se han registrado un 26% más de colmenas que en 2008. En la actualidad, el territorio aragonés registra alrededor de 130.000 colmenas.
La tendencia de producción en la última década también ha sido al alza, pues Aragón produjo 1.523 toneladas de miel en 2018, lo que representa un 34% más que en 2015.
Por comunidades
Asturias, Comunidad Valenciana, Castilla – La Mancha y Castilla León se perfilan como comunidades autónomas con un perfil intensivo en el consumo de miel. Por el contrario, encontramos a Extremadura (0’25 kg per cápita) y Navarra (0’30) con un peso menor. La tercera que menos consume, detrás de estas dos nombradas, es Cantabria (0’31). Aragón (0’32), en cuarto lugar, le sigue muy de cerca.
Ayudas
El pasado mes de marzo el Gobierno de Aragón puso de su parte incentivando las explotaciones apícolas y publicó una nueva convocatoria dotada con 709.000 euros para ayudar en torno a 130 apicultores y entidades vinculadas al sector. Así, se produjo un incremento del presupuesto del 73% con respecto al año anterior.
El autoconsumo sigue estando de «moda» en la apicultura
Alejandro Pascual es un joven apicultor de Graus que hace un par de años decidió comprar tres colmenas. Cuando terminó el confinamiento adquirió diez más y ahora, a sus 29 años, sigue produciendo para el autoconsumo. Asegura que pese a haber leído e investigado revistas sobre la apicultura, donde más ha aprendido ha sido a través de internet; en YouTube.
Las temperaturas medianamente suaves durante todo el año y la diversa flora hacen que la zona prepirenaica sea una de las más idóneas de la provincia de Huesca para las abejas. Sin embargo, como cualquier aspecto de la agricultura y la ganadería, explica Pascual, «se depende del tiempo. Este año, por ejemplo, en la zona en la que estamos llueve muy intermitentemente pero también hace que se laven los néctares, entonces las abejas no trabajan del todo bien».
A este apicultor le «sorprende bastante» que Aragón sea una de las comunidades que menos miel consume «porque hay una gran cantidad de apicultores dados de alta, sobre todo en la zona de Teruel». En concreto, en todo Aragón se registraron más de 1.500 explotaciones apícolas en 2020. La miel ha sido consumida durante muchísimos años de forma de autoconsumo.
En Graus, por ejemplo, Pascual siempre ha escuchado que «casi todas las casas tenían panales en sus fincas, olivares o en el monte. Se jugaba al intercambio: tú me das aceite y yo miel. O te doy cosas del huerto». Por eso, parece que ahora se está perdiendo la tradición de comer miel y «la gente está cada vez más en contra del azúcar». Hoy en día, la norma recoge que tener menos de 15 colmenas se considera autoconsumo, por lo que de momento no está en mente dedicarse a la venta y las reparte entre amigos y familiares.
La época en la que más miel se produce es en primavera. Después de unos meses de intensa elaboración, ha llegado el verano y ahora es cuando Pascual saca la miel; una forma de hacerlo a «la antigua» tras dejar pasar toda la primavera. Es momento de cortar los cuadros, «porque así me aseguro de que haya miel para el consumo y que se guarda, ya que tiene la humedad baja». Como en estos días está recolectando todo el producto, la miel será de mil flores, mientras que a finales de septiembre será la del bosque.
Críticas con la procedencia
La normativa española actual no exige reflejar las cantidades exactas de la procedencia de la miel en los botes. Es decir, en un bote con el 5% de miel española y el 95% de China, no sería obligatorio poner dichos porcentajes. Eso es algo que Pascual no entiende. «Habría que decir exactamente cuánta miel tiene y fomentar los productos de cercanía, valorar lo nuestro; tanto de Huesca, como de Aragón y España. Hay quien en la zona que indica en sus etiquetas su región geográfica diciendo dónde están sus colmenas. En Gistaín hay un chaval que a su miel le llama la Abella Chistabina, y eso el consumidor lo valora», concluye.