Cuando las mascarillas han quedado relegadas a usos puntuales y el covid (casi) ha desaparecido de los telediarios y de nuestra vida, echamos un vistazo a las asociaciones asistenciales de Barbastro y el Somontano. ¿Cómo están viviendo esta vuelta a la normalidad después de la pandemia?
Valentia
La asociación dedicada a las personas con discapacidad intelectual en la provincia de Huesca, Valentia, está presente en Barbastro en el centro Joaquín Costa. En él residen 39 personas y dos más acuden en atención diurna. En total, Valentia Huesca ofrece una vida activa y cuidada a más de 500 personas. Siendo, los de Barbastro, personas adultas.
Una vez superado lo peor de la pandemia, Cristina Morillo, directora del centro Joaquín Costa, explica: “Los usuarios se adaptaron mejor de lo esperado. Las restricciones nos exigieron reinventarnos para que la actividad no parase y, a la vez, cumplir las normas”.
En la actualidad, se ha recuperado la normalidad en todas las actividades estructuradas, aunque para ellos la apertura haya ido más despacio. “Echábamos en falta socializar, poder cruzar los límites de este recinto. Así que lo más añorado por los internos era salir a tomar algo. Tal y como hubiéramos sentido cualquiera de nosotros. Y eso fue lo primero que hicimos, salir al bar a tomar algo”.
En el centro Joaquín Costa reciben clases de danza, acuden de modo regular a la piscina cubierta, salen de paseo y se ha formado un grupo de voluntarios que echan una mano en el almacén de las tiendas Contigo de Cáritas.
En el caso de Barbastro, existen 45 plazas en la residencia en régimen de concertación con el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS). A estas se suman las plazas privadas. Y en plantilla trabajan 30 personas, a los que se añaden otros servicios externalizados.
Además de Barbastro, Valentia cuenta con residencias en Fraga, Monzón, Huesca, Martillué y atención diurna en Boltaña.
La Asociación Parkinson Barbastro-Somontano
Esta asociación echó a andar en primavera de 2021. Silvia Ramírez, su presidenta, explica que “siendo el Parkinson la segunda enfermedad neurológica tras el Alzheimer, por número de afectados, nos pareció que era necesaria la asociación en nuestra zona”. En datos, unas 100 personas en el Somontano padecen esta enfermedad.
Sin embargo, el momento en el que la asociación nació implicó un parón en su incipiente actividad. “Realmente la pandemia supuso un frenazo. Por tanto, no hemos llevado a cabo ninguna iniciativa. A partir de ahora, deseamos trabajar y contamos con formar pronto una junta” indica Ramírez.
La Asociación de Parkinson tiene su sede en el Centro de Día Santa Bárbara. Se pueden poner en contacto con ellos en la calle Santa Bárbara, 8 o enviando un correo electrónico a parkinsonsomontano@gmail.com. Aspira a ofrecer servicios específicos a los enfermos y sus familias.
Asociación Contra el Cáncer en Barbastro
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Barbastro no detuvo su actividad en ningún momento, ni siquiera en pandemia. “En el momento en el que se declaró el confinamiento nosotros ya estábamos preparados para ofrecer asistencia telemática a las personas con esta enfermedad y sus familias. Por tanto, la atención se siguió prestando, de otra forma, pero con la misma cercanía y vocación de ayuda”, explica Miguel Garuz, presidente de la Junta Local de Barbastro.
Aunque la asistencia continuó, la crisis sanitaria provocó el empeoramiento de la situación social y económica de algunos pacientes. Por tanto, y para seguir dando respuesta, desde la AECC “hemos reforzado la atención social y hemos aumentado nuestras ayudas económicas hasta donde nos es posible”.
En la nueva situación económica actual, de crisis en muchos hogares e inflación, la financiación constituye uno de los continuos retos de las asociaciones. “El 95 por ciento de nuestros ingresos son privados. La mayoría de ellos proceden de nuestros socios, que siguen aumentando a pesar de la crisis. Ellos representan nuestro soporte principal, además de los muchos donantes que nos ofrecen su apoyo y de todas esas personas que con tanta generosidad acuden a nuestros eventos o echan un euro en nuestras huchas”.
En cuanto a los proyectos, esta Junta Local quería poner en marcha “enlaces” en distintas poblaciones del Somontano. Se buscaba facilitar a enfermos y familias el contacto con la asociación. Sin embargo, explica Garuz, no ha sido posible. “No por ahora, pero desde luego lo vamos a intentar en cuanto podamos retomar la actividad en su totalidad”.
Down Huesca
La Asociación Down Huesca cuenta con 130 usuarios en la provincia de los cuales 20 acuden al centro de Barbastro. En total, da trabajo a 38 profesionales, cinco de ellos en Barbastro.
En los meses de pandemia, se vieron obligados a suspender todo tipo de actividad presencial. Y los más afectados fueron las personas más mayores de este colectivo. Ángel Anoro, representante en nuestra ciudad, señala: “Algunas familias nos comentaban alarmados cómo estaban envejeciendo.
La reclusión forzosa ha pasado una factura muy pesada a los mayores con discapacidad”. Al observar este problema, la asociación reforzó su plantilla con un psicólogo para dar una respuesta a este problema.
Por lo que respecta a Barbastro, Down está presente en Atención Temprana. Una Unión Temporal de Empresas (UTE) que gestiona junto a Aspace e Hipoacústicos que ofrece terapias a niños de entre 0 y 6 años. A partir de los 6 años, acuden a la sede que ahora se ubica en la calle Goya. “De hecho, el traslado se llevó a cabo hace unos meses. Queda alguna pequeña cosa pendiente y todavía no hemos celebrado la inauguración oficial”. Las familias socias pagan una cuota mensual “no pequeña”, apostilla Anoro.
Down es una de las pocas asociaciones en Barbastro que costea de sus fondos el alquiler del local. Para afrontar este gasto, recibe una subvención del Ayuntamiento “que en 2021 llegó, in extremis, pero llegó” y de la Comarca del Somontano.
No obstante, la Comarca ya les ha comunicado que ese dinero, tal y como se gestionaba hasta el momento, se suspende. Por tanto, la asociación deberá acudir al concurso libre de subvenciones de la Comarca para lograr algún tipo de ayuda de esta entidad. “Sin embargo, no es el único apoyo que se ha caído. La Diputación Provincial colaboraba en tres proyectos y ahora sólo en uno”. Aun así, presenta unas cuentas saneadas.
De cara al futuro, su gran reto lo encuentran en la incorporación al trabajo de los adultos.
Asociación Alzheimer
La asociación de Alzheimer de Barbastro y Somontano ha experimentado cambios profundos y un gran esfuerzo de adaptación en estos dos años de pandemia. Carmen Arroyo, terapeuta y coordinadora de la entidad, indica que: “Nuestra mayor preocupación fue garantizar la seguridad de las personas que asisten a nuestra zona de respiro y terapias, talleres de memoria preventivos y grupo de autoayuda”. La pandemia exigió cambios y así, en la vuelta a las actividades, instalaron un sistema de ventilación automatizado y “los procedimientos de desinfección y de organización son muy exigentes”, concluye.
Desde entonces la acogida familiar se realiza en la oficina de la Unidad de Memoria de la calle Virgen del Pilar. Para este servicio recomienda pedir cita en el teléfono 974 316 827. Además, añade, “hemos instaurado la video conferencia para las reuniones de gestión y de comunicación con las familias. Esto supone facilitar la atención a personas que no viven en nuestro entorno más cercano”.
Por lo que respecta al sistema de transporte de los productos de apoyo, camas y grúas, también ha experimentado modificaciones considerables y “que han venido para quedarse porque los consideramos una mejora sustancial”.
Por otra parte, se ha reducido el número de personas que asisten al centro, a los talleres preventivos de memoria activa y ha quedado suspendido el servicio de podología.
Si a todos impactó la pandemia, estas personas se encuentran entre los grupos más vulnerables. “El estado cognitivo de muchas personas con demencia empeoró considerablemente. Los síntomas conductuales también se agravaron. Observamos cómo muchas de estas personas nunca recuperaron su estado de salud mental, cognitivo o funcional prepandemia”. Esta circunstancia, en la mayoría de las situaciones, ha afectado a la vida de la familia.
El apoyo a la familia y al cuidador principal está muy presente en Alzheimer Barbastro-Somontano. Arroyo lo explica: “Esta enfermedad, al igual que otras demencias, requieren un esfuerzo de adaptación por parte de las familias. Porque van afrontando pérdidas constantes en su ser querido. La pandemia aceleró estas pérdidas. El sufrimiento físico y emocional de la familia se incrementó de una forma intensa. Sin embargo, la fuerza y el amor que las personas cuidadoras demuestran cada día son admirables. Necesitan mucha ayuda y comprensión”.
Inmersos en una situación económica incierta esta asociación confirma que “mantener nuestros servicios es difícil. Muchos de nuestros proyectos se asientan en el trabajo de un número muy importante de profesionales y al mantenimiento de dos espacios. Somos una entidad independiente y nuestra lucha por la financiación económica es una lucha diaria. Por eso agradecemos intensamente las iniciativas solidarias que se generan a nuestro alrededor. Barbastro, sus instituciones, empresas y ciudadanía destacan por su gran sensibilidad y solidaridad. Mil gracias por todo vuestro apoyo”, expresa Arroyo.
En el tiempo de pandemia, la asociación se involucró en un proyecto piloto junto a otras asociaciones de Aragón para el uso de asistentes de voz en el acompañamiento al deterioro cognitivo provocado por la demencia. “Estamos muy contentos de ser parte activa de este proyecto piloto que tanto bienestar está aportando en los domicilios donde se ha instalado”, concluye.
Y puntualiza que sólo lo disfrutan exclusivamente las personas que forman parte de dicho estudio “y que vamos ampliando de forma muy controlada”.