En el siempre entretenido escenario de los medios de comunicación saludo y me alegro en estos días con algunas noticias que destacan el dinamismo y el nivel de lectura tanto de información como de libros.
Llama la atención y es buena noticia lo que publica este semanario sobre las cinco librerías existentes en Barbastro, muy por encima de la media nacional y buena muestra del esfuerzo de sus promotores, muchas veces familias de gran raigambre barbastrina.
Y otros datos positivos son la reanudación de los congresos de periodismo digital en Huesca y la nueva etapa que afronta este querido Cruzado Aragonés. A otra escala cómo no alegrarse del éxito que en prensa diaria tienen dos figuras como Irene Vallejo o Ana Iris Simón, de lectura tan recomendable.
A nivel nacional han venido a alegrar el panorama varias iniciativas empresariales que el lector podrá disfrutar con acceso libre online. Acaban de aparecer El Debate, que dirige Bieito Rubido, que fue director de ABC, medio del que proceden otros nombres destacados. La Asociación Católica de Propagandistas promueve este proyecto que ya lucha en un escenario en el que abundan medios digitales.
Desde el 12 de octubre está en los quioscos El Periódico de España, tanto en papel como digital. Para mí es una gran sorpresa y muestra de valentía, porque no son tiempos fáciles y ni recuerdo cuándo fue el último periódico que llegó a los quioscos (otros valientes que no valoramos en su importancia).
Fernando Garea dirige este empeño del grupo Prensa Ibérica, con una fuerte presencia regional (entre otros las cabeceras de El Periódico, antes en Zeta). En una línea de periodismo de análisis trabaja The Objective, que prepara una nueva etapa que lidera Álvaro Nieto con una plantilla reforzada y dispuesta a entrar en la actualidad del día a día.
Creo que es obligado saludar y desear suerte a estas iniciativas, que vienen a enriquecer una oferta bastante potente, con cabeceras como El Confidencial, eldiario.es, Infolibre, Hispanidad, Voz Pópuli, Okdiario, El Independiente y otros que luchan por hacerse un hueco.
A ver cómo funciona la publicidad y los contenidos contribuyen a la concordia desde la excelencia informativa y nos alejamos de la polarización y el enfrentamiento.
Ante semejante oferta dan ganas de pasarse el día leyendo y disfrutando de tantas piezas (reportajes, informaciones), pero no hay tiempo y, a veces, no hay confianza, ante tanta polarización y enfoques interesados.
Por eso, por esa necesidad de audiencias maduras, me parecen interesantes las palabras de Ramón Salaverría, catedrático de Comunicación en la Universidad de Navarra, y que recoge Aceprensa. Salaverría aboga por una «alfabetización mediática», que supone «criterio» y «responsabilidad», frente «al uso acrítico e incluso adictivo».
Y si esto es tarea para todos, para los informadores señala unos deberes que siendo exigentes no suponen convertirse en infalibles y en ser tratados como tales.
Dice Salaverría: «Desde hace tiempo nuestra sociedad está inmersa en un relativismo según el cual todo es opinable o relativo. Digamos que hay distintos niveles de verdad. La verdad periodística no es categórica, sino aproximativa; se basa en unos hechos y se apoya en la honestidad, la transparencia y la rendición de cuentas». Es decir, no infalibles pero sí honestos y competentes.