Quienes conocen la dinámica saben que, cuando se pide una subvención, más vale que dispongas del dinero de antemano. Porque primero toca pagar y, después, cuando haya salido la convocatoria, se presente la empalagosa documentación y el órgano convocante de la ayuda lo dictamine, entonces, y solo entonces, podrás cobrar la subvención.

Y, además, hay que tener en cuenta aspectos como los gastos que se pueden cubrir con esa ayuda o que nunca cubrirá el total del presupuesto. En Aragón, como máximo, será del 20 por ciento. En las páginas de El Cruzado, el tema de las subvenciones ha ocupado ya varias páginas, explicando cómo funcionan y lo que supone para el desarrollo de múltiples asociaciones.

Ahora, con el festival BFoto como damnificado, vuelve a la palestra la financiación de actividades promovidas por asociaciones como la de la Fotografía y la Imagen de Barbastro. AFIB apunta a la dependencia del dinero público como uno de los escollos a los que se enfrentan para poder seguir con un festival que ha crecido y que se ha hecho un nombre a nivel internacional dentro del mundo de la fotografía emergente.

Y la gran pregunta es: ¿Se puede organizar un evento de estas características sin ayuda pública? En el comunicado que emitieron esta semana, apuntan a un “endemoniado” sistema de subvenciones públicas.

Y a que el retorno económico “es muy complicado” en festivales fotográficos, audiovisuales o literarios. Recordemos que todas las actividades propuestas en el festival BFoto son gratuitas y que una oferta de calidad, como la de esta cita, no es barata.

Que las administraciones públicas deben apoyar este tipo de iniciativas es innegable. El prestigio de una ciudad no se construye exclusivamente con un ámbito: sea festivo, ferial, deportivo o cultural. Todo junto convierte a esa ciudad en grande.

Por ello, todos, ciudadanos, asociaciones y administraciones públicas debemos reflexionar sobre el modo de impulsar iniciativas como que la que puso en marcha felizmente AFIB en 2014.