Las caídas y resbalones han protagonizado la primera semana de rescates del mes de octubre. La llegada del otoño sigue concentrando una alta proporción de rescates, con nueve de los 17 de esta primera semana de octubre el sábado 5.

Algunas de esas caídas han provocado traumatismos. Fue el caso de uno de los dos montañeros que se cayó por un cortado 150 metros. Como consecuencia, sufrió un traumatismo craneoencefálico. Ocurrió el 30 de septiembre, lunes, en la Cresta de Llosas, Benasque.

Antes del sábado, hubo otros ocho rescates, por parte de los GREIM, esta primera semana de octubre. Así, el martes 1, un menor de 8 años sufrió la picadura de una víbora en la mano. Se encontraba de excursión escolar en el entorno del refugio de Estós y, como consecuencia, se le inflamó la mano y sufría de vómitos. Le llevaron en aeronave hasta el hospital San Jorge de Huesca.

El miércoles 2, tres rescates. El primero, en el río Cinca, a la altura de Alfántega, en donde cinco piragüistas avisaron que se habían quedado bloqueados en una isleta durante la noche. Una vez localizados, los trasladaron ilesos a una carretera próxima, desde donde continuaron por sus propios medios. Eran cinco hombre de entre 38 y 50 años, de Huesca y Zaragoza.

Unos dolores musculares impidieron continuar con su ruta a un senderista en el pico Turbón. Se trataba de un varón de 17 años, al que llevaron hasta Graus en donde le recogió un familiar. Y en el puente de Villacantal, en Alquézar, otros dos senderistas avisaron porque uno sufría vértigos, con mareos y vómitos. Se trataba de una mujer de 71 años, francesa, a la que evacuaron al hospital San Jorge de Huesca.

Once rescates entre el viernes y sábado de la primera semana de octubre

Antes de los nueve rescates del sábado, el viernes 4 hubo otras dos intervenciones de los GREIM. La primera, un hombre de 29 años, de Navarra, con una herida abierta en la cabeza y posible fractura de tobillo por un resbalón en su ruta por el refugio de Góriz. El helicóptero lo llevó hasta el hospital de Barbastro.

Además, en el glaciar del Aneto, un francés de 22 años se lesionó al resbalar, con fracturas y laceraciones en varios dedos de ambas manos. No llevaba el material adecuado para su actividad de montaña en las inmediaciones del citado glaciar. Desde la helisuperficie de Benasque le llevó la ambulancia hasta el hospital de Barbastro.

Esta primera semana de octubre se saldó el viernes con nueve rescates. De ellos, siete fueron ocasionados por caídas, tropiezos y resbalones. Fue el caso de dos montañeros en la Cresta de los Gabietos (Torla), con una mujer con fractura de muñeca. También el de un navarro de 38 años en el pico Abadías en el Posets-Maladetas, con una posible fractura de codo y dislocación de hombro.

En el Glaciar del Aneto, otro montañero cayó, con laceraciones y molestias en la pierna. Se trataba de un hombre de 19 años, estadounidense. Y bajando de Monte Perdido, un hombre de 25 años, madrileño, tropezó y sufrió un esguince de tobillo. Otro tropiezo terminó con un hombre de 75 años con un traumatismo craneoencefálico en el balcón de Pineta. El barcelonés se deslizó por una pendiente de rocas.

En Benasque, en el camino del Salterillo, un hombre de 54 años sufrió un esguince de tobillo al caerse. Uno de los rescates más complicados en esta primera semana de octubre tuvo lugar en la zona de Ordesa. Tres escaladores dieron el aviso porque uno de ellos se había caído y sufrido un traumatismo craneal y fractura del codo y del pie izquierdo. Los rescatadores llegaron hasta la pared, pero se estaba haciendo de noche, impidiendo estar apoyados por la aeronave. Así que decidieron bajar al herido, un hombre de 32 años de Barcelona, a través de multipes cordadas hasta la base de la vía. El resto del rescate fue mediante camilla, a pie hasta la pradera de Ordesa. En total, casi nueve horas hasta que el herido llegó al hospital de Jaca.

Extravío y falta de iluminación

Los dos últimos rescates de esta intensa primera semana de octubre fueron por un senderista extraviado y por dos escaladores atrapados. El primero, un vecino de Huesca de 40 años, en el saltó del Roldán en la base de la Peña. Tras localizarlo, lo llevaron hasta su vehículo particular y pudo continuar por sus propios medios.

Los escaladores eran un hombre de 44 y una mujer de 50 años de Cerdnyola del Vallés, en Barcelona, que realizaban una actividad en el Mallo Fire de Riglos. Avisaron que no podían continuar por falta de iluminación. El GREIM de Huesca los localizó hacia las dos de la madrugada (el aviso fue a las 20’50 horas) tras escalar por la parte de atrás del mallo. Les acompañaron rapelando hasta terminar la vía y luego hasta su vehículo.