En 2024 se cumplen 100 años de la primera emisión radiofónica en España. El martes 13 hemos celebrado el Día Mundial de la Radio, que por tantos motivos tiene en nuestras comarcas especiales motivos de celebración. He podido trabajar y convivir con un buen número de profesionales, pegados a un territorio al que sirven, admirables en ser altavoces de tantos proyectos y retos.

El Alto Aragón ha sido tierra de radio y debe seguir siéndolo. Basta repasar la amplia oferta que se mantiene a pesar de tantas dificultades, de la escasez publicitaria, de los cambios que en ocasiones maltratan a los profesionales, tan perjudicados después de décadas de trabajo sin pausa.

El discurso de monseñor Lorca Planes, en la reciente entrega de los Premios ¡Bravo!, nos advertía de los factores que no facilitan esta tarea que es servicio: “los intereses empresariales, las dificultades económicas, la situación laboral, la creciente dictadura del algoritmo, de la inteligencia artificial, la presión de las redes sociales…”.

Ojalá este Día Mundial de la Radio evidencie –junto a motivos de alegría– la consolidación de las empresas y su pervivencia económica, para el bien de todos. Necesitamos una radio cercana, hecha en y desde el territorio del que informa y al que sirve. Con horarios que respeten la vida de los profesionales y que éstos puedan dedicarse a lo suyo, que es informar.

La vinculación con cadenas más grandes puede facilitar el acceso a un audio que se expande con los podcasts, los audiolibros, los asistentes inteligentes o las aplicaciones con la IA. Pero esas posibilidades que brinda la tecnología, con más creatividad y nuevas narrativas y plataformas, no puede ignorar la primacía de la proximidad y el relato pegado a la tierra. Los maestros de la radio dicen que ésta pervivirá mientras haya historias que contar y audiencias que las escuchen. Lo decía el Papa Francisco en su reciente mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, cuando alertaba de “esta época que corre el riesgo de ser rica en tecnología y pobre en humanidad” y pedía “redescubrir el camino de una comunicación plenamente humana”.

En esta tierra que lucha por consolidar y ganar población, con proyectos locales que merecen ayudas, con actores que requieren el apoyo de todos, la radio tiene un papel decisivo para compartir problemas, para aunar voluntades y aportaciones individuales.

Ante un mundo que genera comportamientos terribles (estos días aún con el asombro de Castro Urdiales y el parricidio, del agresor de mujeres en el metro o el asesinato de dos guardias civiles en Barbate) podemos pensar en que no se puede hacer nada en un mundo imprevisible en la maldad. El mismo Lorca Planes encarecía conductas positivas y hablaba de “como si un frío recorriera nuestro ser y nos helara el ánimo causando terrible desazón. Es muy doloroso pensar que no se pueda hacer nada”.

Pues sí, a pesar de todo, pienso que sí cabe hacer algo cada uno, y que lo bueno y lo ejemplar, es con diferencia mucho más abundante. Y hay que compartirlo y contarlo. Y en eso están los admirables compañeros de la radio. Que sigan sumando oyentes y recursos, sirviendo y acompañando.
¡¡¡¡Felicidades!!!