Ocurrió el fin de semana pasado. Comenzó a correr como la pólvora la captura de imagen de una red social en la que se defendía la labor del Núcleo Zoológico Iris e instaba al Ayuntamiento de Barbastro a solucionar la situación de esta empresa.

El mensaje dejaba entrever la responsabilidad de la administración municipal en el posible cierre de una firma cuya labor social y educativa está más que acreditada. Como tantas veces ocurre, las redes sociales terminan por reducir a la mínima expresión la complejidad de cualquier asunto. Así, los dueños del Núcleo tuvieron que aclarar su situación administrativa que, efectivamente, va más allá de un informe favorable municipal.

Ha sido una semana intensa y no se le puede reprochar a la principal institución de Barbastro que no esté moviendo todo lo que se encuentra a su alcance para evitar el cierre de parte de la actividad de la empresa. Un cierre que, de hecho, no ordena el Ayuntamiento sino el INAGA, a raíz de una denuncia del Seprona, por una licencia de actividad no actualizada.

El equipo de gobierno se ha volcado de lleno, con contactos constantes con el INAGA quien, en última instancia, deberá resolver el expediente. Incluso ha ofrecido a estos emprendedores barbastrenses la posibilidad de cederles terrenos municipales. Las partes reconocen que la situación no es sencilla.

La situación administrativa del núcleo zoológico se ha enredado en los últimos años. La salida no solo depende de la voluntad política, puesto que, como cualquier otra empresa, deberá cumplir los requerimientos legales para mantener su actividad.

En este sentido, no sería de recibo una excepción. Cuando exigimos que la ley sea igual para todos, la firmeza es clave. No vale criticar por la mañana que el gobierno nacional mueva hilos para crear una ley favorable a unos pocos y por la tarde echar a los leones a un Ayuntamiento por no emitir un informe favorable cuando no es preceptivo. Coherencia.