Arturo Méndiz Noguero ha estado este pasado jueves en Barbastro, presentando en el cine Cortés el documental Una estrella fugaz, que codirige con Ignasi Guerrero, y que se adentra en las UCI neonatales.
¿Qué se puede ver en ‘Una estrella fugaz’?
Las UCI neonatales y pediátricas y todo lo que se vive ahí, a través de los padres y madres que están con sus hijos, sus bebés, y con los médicos y enfermeras, que hacen todo lo posible por salvarles. El proyecto parte de la idea del codirector y coprotagonista, Ignasi Guerrero. Regresando del rodaje en Sobrarbe de El lápiz, la nieve y la hierba, en el que Ignasi fue director de fotografía, me propuso la idea.
Se trata de un mundo desconocido que la gente debería conocer. Ignasi había pasado por la muerte de su hijo de cuatro meses, que no pudo superar una operación de corazón. A partir de ahí, nos comenzamos a documentar, sobre todo yo. Él me contó todo lo que había vivido y yo le convencí para que su propia historia fuera el hilo conductor para conocer a otras familias, a médicos, a enfermeras.
¿Cómo transcurrió la grabación?
La puerta de entrada fue el propio Ignasi. Las familias se abrieron a alguien que había pasado por lo mismo, resultó todo más sencillo que si lo hubiera hecho yo en solitario. Aun así, hubo momentos que a Ignasi se le hicieron duros, porque, aunque han pasado siete años, volvió a conectar.
‘Una estrella fugaz’ trata un tema difícil, la muerte perinatal, desconocido para la mayoría?
El tabú de los tabúes. Y al final, te das cuenta de que existen más personas de las que uno se piensa a las que les ha pasado algo parecido Y sin contar las muertes en gestación. Pero es tabú y no se habla, aunque esté ahí. Y sin hablar, sin compartir, se hace dificilísimo que eso sane, porque es un tema que va a permanecer toda la vida.
Personalmente, me ha cambiado. Ahora sé que lo que necesitan es con quien hablar y compartir. Se dice que es antinatural perder a un hijo, pero también vivir como si no hubiera existido.
Porque si ya cuesta hablar sobre la muerte en general, de la de un hijo aún más… ¿Cómo vivió el proceso de este documental?
Ha sido, de entrada, impactante. Porque la situación pasa más de lo que nos imaginamos. El documental me ha servido para vivir de cerca lo que supone la muerte de un hijo a los pocos meses. O que no se haya muerto, pero hayas tenido que pasar meses en la UCI. Y me ha hecho reflexionar, tengo que cambiar el chip, cuando a alguien cercano a mí le pase, debo permanecer cerca, permitirle que se desahogue.
En el papel difícil de no encontrar palabras.
Ahí el problema. Muchas veces, como no sabes qué decir, no hablas, cambias de tema. Y mantener una conversación con alguien que acaba de perder un hijo y no hablar de su hijo, para el padre es tener un elefante y no hablar de él. Es tremendo.
‘Una estrella fugaz’ se estrenó el pasado 11 de octubre, ya premiada.
En festivales lo estrenamos en el DocsBarcelona, y recogimos el premio del público y una mención del jurado. Muy bonito, con la sala llena y la gente aplaudiendo a rabiar. Y hemos estado en otros festivales.
Y lo ha traído a Barbastro.
Sí, con muchas ganas de compartirlo con la familia, en un lugar tan chulo como el cine Cortés. Y Pere Aumedes, del Circuit Urgellenc, también se implicó y me ha dicho que lo moverá a otras salas como Monzón.
¿Qué esperan del espectador tras ver el documental?
Espero que no se quede indiferente. También que haya momentos en que se emocione. Se trata de historias que te golpean y espero también que le sirva para darse cuenta de la existencia de esa realidad y de una manera más cercana que antes de ver el documental.