Somontano

Conexión de lujo entre el vino de Laus y El Trío da Kali en el SoNna

El público disfrutó de la visita a la bodega Laus, con sus vinos, y de la música africana del Trío da Kali este 18 de agosto

Laus Trío da Kali
Público disfrutando de la actuación del Trío da Kali en la bodega Laus. Foto: S.E.
El Cruzado
19 agosto 2024

El SoNna regresó este domingo al Somontano y lo hizo con la música de El Trío da Kali en la bodega Laus. Y lo hizo con una conexión especial entre el virtuosismo de esos tres griots del Oeste africano que forman El Trío da Kali (Mali) con un público entregado y un paisaje sobrecogedor, presidido por los viñedos del Somontano, el Monasterio del Pueyo y las cumbres del Pirineo.

El balafon de Lassana Diabaté, el bajo (bass ngoni) de Mamadou Kouyaté, y la voz de Hawa Kassé Mady Diabaté resonaron sublimes en los refrescantes exteriores de la Bodega Laus, en el Somontano de Barbastro.

El vino de Laus y la música de El Trío da Kali

Buena parte del público había disfrutado previamente de una visita y una cata en la Bodega Laus. Vinos jóvenes y frescos de Cabernet Souvignon, Syrah, Garnacha blanca y Garnacha tinta de Laus pusieron el preludio perfecto para perder la timidez y disfrutar de la refinada música del Trío da Kali con el espíritu y la mente abiertas. La tarde era perfecta y los calores de primera hora pronto se disiparon. El día era limpio y se veían perfectamente la Peña Montañesa, el Cotiella y el Turbón.

Mali, Senegal, las Guineas, Costa de Marfil, Burkina Faso… Tal y como explicó el director del grupo, Lassana Diabaté existe una tradición musical en el Oeste africano que desde el siglo XII encarnan y transmiten los griots, linajes de músicos guardianes de la tradición oral. Las raíces musicales son idénticas en todo aquel territorio. Así, el Trío da Kali les aporta un estilo de interpretación contemporáneo, amplificado y con influencias también del jazz.

La voz de Mady Diabaté, además de sublime e imposible de alcanzar, sonaba familiar. Uno cerraba los ojos y sentía que oía a cantar a la gran Miriam Makeba. Y el Trío da Kali también sonaba como si ya fueran de los nuestros. El público altoaragonés o de visita en el Alto Aragón es de los más iniciados en la música africana gracias a más de 30 años de Pirineos Sur y de colaboración con Casa África. El oído aprende a disfrutar del virtuosismo ajeno hasta llegar al entusiasmo y algo de esto es lo que sucedió ayer. “Es maravilloso este festival SoNna en medio de la naturaleza. Ojalá podamos volver”, dijo Lassana Diabaté, poco antes del primer bis, un “solo” del balafon que derivó hacia piezas históricas del jazz.

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