Este próximo domingo se conmemora el Día de la Salud Mental. Desde la Asociación Oscense pro Salud Mental (ASAPME Huesca) trabajan por ella todos los días del año. Conversamos con Lucía Mur, coordinadora del centro de día de este colectivo en Monzón, y Laura Sorinas, trabajadora social en el mismo.
¿Qué es ASAPME y cuáles son sus funciones?
– LUCÍA: La Asociación Oscense Pro Salud Mental se fundó en Huesca en 1994; en 1999 abrió su sede en Monzón y, en 2007, inauguramos el centro de día. Nuestras funciones, dar apoyo y servicios de atención e intervención, a las personas con una enfermedad mental crónica y a sus familias, que son un pilar fundamental en el trabajo y tratamiento en la salud mental.
¿Cuántas personas trabajan y qué servicios ofrecen?
– LUCÍA: El equipo de ASAPME Huesca lo componemos 11 personas, un equipo multidisciplinar, con profesionales de la psicología, administración, trabajo social, terapia ocupacional y educadores. Y ofrecemos los servicios de centro de día, inserción laboral y apoyo social-comunitario. En el centro de día, se proporciona un sostén a nivel ocupacional, con tareas, reuniones, socializan entre ellos y actividades para reforzar habilidades, aspectos de salud o comunicativos. Además de la independencia funcional trabajamos la autonomía en la toma de decisiones; no te doy todo hecho, qué quieres, qué aspiraciones tienes… En cuanto a la inserción laboral, hacemos trabajos para Famatel, de Peralta de Alcofea, y para Quesos Sierra de Guara, así como artesanía, como detalles para eventos. Y, finalmente, el tema hortícola, en los terrenos cedidos por el Ayuntamiento de Monzón, que siempre nos ha ayudado mucho. El servicio de acompañamiento social comunitario es lo mismo, pero trasladado al entorno, para gente que no quiere venir al centro.
Cuando hablamos de enfermedades mentales solemos imaginar casos extremos (escucha voces, esquizofrenia…), pero ¿qué es una enfermedad mental?
– LUCÍA: Qué buena pregunta. No se explica por los diagnósticos. La salud está dentro de un continuo de la vida. Hay una delgada línea entre salud y enfermedad mental. Cualquiera tenemos un tipo de vida, con un proyecto vital que, en un momento, por circunstancias (una época estresante, situaciones complejas, en cualquier nivel) se rompe. Hay una ruptura brusca de esa línea y no puedes llevarla a cabo como te gustaría. En ese momento, hay que buscar la manera de volver al proyecto inicial o adaptarlo. Es en esa ruptura cuando la salud mental se debilita y es el momento de buscar ayuda. Puede ser una depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, trastornos ansioso depresivos, patología dual (consumo de tóxicos más una enfermedad mental del tipo que sea)… Puede haber tantos tipos, que los diagnósticos están ahí, pero lo que vemos es que en todos, el afectado no puede afrontar el día a día como habitualmente lo llevaba, se rompe lo que tenía, su proyecto vital, y entonces llega la enfermedad mental.
¿Somos demasiado individualistas para pedir ayuda cuando se rompe esa línea?
– LAURA: Lo importante es que la persona sea consciente de qué le está pasando. Cuando uno tiene una conciencia de enfermedad es cuando puede pedir ayuda y dejar que le ayuden. A veces es difícil, porque la realidad que estamos viviendo es que sí que sabemos que algo no va bien, pero hay una dificultad de saber que me está pasando a mí.
¿Hay señales que nos lleven a hacer ese autoanálisis?
– LUCÍA: Hay varias vías. La propia persona puede darse cuenta y ponerse a trabajar en ese proyecto vital. A veces es la familia, que ve mayor irritabilidad, nerviosismo, una tristeza u otra emoción que se mantiene (es importante el factor tiempo)… Es importante la variabilidad del estado de ánimo, abandono de cuidados, cambios en las relaciones laborales o sociales…
– LAURA: También el aislamiento social; alguien con familia, trabajo, amigos, que deja esas relaciones y se queda en casa sin conectar con nadie. Otras vías por las que nos llegan son los servicios sociales y las unidades de salud mental.
– LUCÍA: Nuestra labor es acompañar a las personas que en un momento dado no se encuentran bien en términos de salud mental. Incidimos más allá de los síntomas, en la formación, en laboral, en las relaciones sociales, en grupos donde la personas se vea realizada y vuelva a sentirse útil. Les suele acompañar un sentimiento de desilusión, de aquí no encajo…
Es importante, pues, el control de emociones, ¿hemos avanzado?
– LAURA: En la jornada que tuvimos esta semana se habló precisamente de los valores, las creencias, cómo influyen.
– LUCÍA: Sí, se trató de la necesidad de la educación emocional, desde pequeñitos. Cuanto más conocimiento se tenga de uno mismo y mejor manejo emocional tenga y se haya dotado a la persona, puede afrontar mejor las necesidades vitales que puedan llegar; si no tienes las herramientas suficientes, todo se hace un mundo y quizás necesitas más apoyo.