La UD Barbastro ha consumado el ascenso a la Segunda RFEF. Su tercer ascenso de categoría en su historia y, además, de forma directa, sin playoff y un año antes de lo que el proyecto deportivo pretendía. La categoría en la que militará al año que viene es fruto de una reorganización de las competiciones hecha hace un par de años, que implica, por qué no decirlo, más negocio al ya millonario negocio del fútbol. Uno de esos culebrones solo apto para los amantes de los culebrones deportivos.

Pero esta semana ha comenzado otro culebrón: el político. En realidad ya había habido premiers, con actos políticos que se habían multiplicado en las últimas semanas y el goteo de informaciones sobre candidatos y candidaturas. Ahora ya conocemos los protagonistas. En Barbastro, nueve son los candidatos a la Alcaldía, acompañados de sus secundarios, al menos 16 por cada uno de ellos.

En cualquier caso, hay que aplaudir a los cerca de 200 ciudadanos que se han prestado a poner su nombre y apellidos en una lista electoral. La mayoría no tendrán ni una aparición en esta imbricada novela de las elecciones municipales. Otros tendrán su episodio dedicado y poco más. Unos pocos, 17, protagonizarán la segunda temporada, que comenzará en junio, cuando se constituyan los Ayuntamientos.

Pero, de momento, hay otros 17 que tienen algo que decir, y hacer, en el culebrón deportivo. La UD Barbastro competirá la temporada que viene por títulos nacionales. Y ya sabemos el estado en que se encuentran las instalaciones deportivas.

La buena voluntad es innegable. Ahora es el momento de la política. De que, a pesar de que nos encontramos en el tiempo de descuento, los delanteros deben jugar su papel: ponerse delante de la portería y marcar el gol de la remodelación de los campos de fútbol.

La pelota tiene que entrar antes de que suene el pitido final. Si no, tendremos que desplazarnos fuera de Barbastro para ver al principal equipo de nuestra ciudad enfrentarse a uno de los grandes del fútbol nacional.