Más de diez meses en huelga y tres años sin convenio es el balance de una situación “insostenible”. Los trabajadores del sector de transporte sanitario urgente reivindican una mejora de las condiciones laborales y de los pliegos, que van a reducir un 17% las ambulancias el año que viene. Juan Antonio Busqueta, responsable del transporte sanitario en Aragón del Sindicato de Cooperación Sindical indica que esta situación “precariza más al medio rural”.

“En vez de atender el problema, la administración saca un concurso donde se quitan 15 ambulancias convencionales de los 88 vehículos que circulan por Aragón. Todas corresponden a zonas rurales. La de Benabarre-Puente de Montañana desaparecería, teniendo que asumir desde Graus esta zona de cobertura y aumentando el tiempo de los servicios. La de Lafortunada también desaparecería y seguramente las de Hecho y Biescas”, indica.

El sector de Barbastro es uno de los más damnificados de toda la comunidad y abre más la brecha entre “ciudadanos de primera y de segunda”. Denuncia la dejadez de un servicio esencial y de un derecho básico por parte de Acciona, la empresa adjudicataria. “Esto no es una falta de harina y no se puede hacer pan. Es que la gente se muere si no le atienden las ambulancias de emergencias. Están jugado con temas que trascienden lo laboral, es un tema de derecho sanitario que se esta coartando”, indica. 

Localización

A lo maltrecho que ya estaba el transporte sanitario se añade que el 70% de los vehículos están localizados. Un servicio localizado es un sistema de trabajo impuesto en los pliegos por la administración, en el que los vehículos no están en una base como hacen los bomberos, por ejemplo, y el personal está en su domicilio esperando las llamadas de urgencias. Esto conlleva un retraso en la activación de las ambulancias de unos 20 minutos.

“En términos de calidad esto es insostenible. Hay muchas deficiencias. Hay ambulancias que están en la calle soportando temperaturas extremas tanto en invierno como en verano. En Barbastro porque les han cedido las cocinas del Pedro I, pero si en la montaña te cae un metro de nieve no puedes moverlas. Hay medicación que los sanitarios tienen que llevarse a sus casas para conservarla. Están expuestas a vandalizaciones. Todo porque no tienen una base de trabajo donde dejarlas”, explica. La localización es más barata que la salida inmediata, “a nivel asistencial es una catástrofe, pero a nivel económico sale rentable porque se ahorran personal”.

Busqueta vive en Monzón. Si sale una urgencia para atender por la noche debe hacer los 18 kilómetros que lo separan de Barbastro para tomar la ambulancia y hacer el recorrido hasta el domicilio del paciente. “Esto pasa todas las noches y las 24 horas de los festivos porque es el turno en el que entra el personal privado de Acciona. Como no tenemos una base, estamos localizados, cada uno en nuestro domicilio. La UVI siempre está localizada y la de Soporte Vital Básico (SVB) todas las noches en Barbastro”, asegura. De hecho, la UVI de Barbastro está desactivada por las noches porque no tiene personal sanitario de medicina.

“Todas estas incidencias de diciembre perduran y son constantes. Lo peor es que se prevé que sigan los días venideros porque no hay solución. Un infarto en Cerler no se va a atender la misma forma que en Huesca o Zaragoza ciudad”, añade.

Las condiciones laborales de este formato de trabajo hace que la plantilla asuma el trabajo de dos o tres compañeros. “Hay una interpretación del tiempo. Mi jornada anual son 1.700 horas pero estoy haciendo 2.500. Hay compañeros de Graus, Aínsa o Castejón de Sos que hacen 4.000 al año. Triplican su jornada legal”, señala Busqueta. Según él, la solución pasa por “mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de este sector y tener una asistencia digna, pero con el 70% de los vehículos localizados es imposible”.