Para los que no me conocen les diré que, normalmente, soy una persona pacífica, aunque a veces pueden superarme algunas injusticias, pero nunca van más allá de desahogos en mis escritos. Desde hace mucho tiempo me tienen enfadada, y mucho, los judíos. No es que justifique la masacre que realizó el grupo terrorista Hamás el 6 de octubre pasado. Eso nunca. Erigirse en dueño de la vida de una sola persona es un grave delito; mucho más del daño que se pueda hacer a un inocente. No, para mí fue muy grave y no admite justificación alguna.
Pero a partir del año 1966, que es desde que tengo memoria, con la guerra llamada de “los seis días”, los judíos no han dejado de expulsar a los palestinos de la tierra donde Europa los colocó a partir de la Segunda Guerra Mundial para dar un “país” a un pueblo, el judío, que tanto había sufrido en el Holocausto.
Así, muy a menudo, se oían noticias de nuevos asentamientos judíos en tierras palestinas, sin que los propietarios de estas tierras pudieran hacer nada por recuperarlas. Los judíos tenían poder y lo mostraban sin posibilidad de llevarles la contraria, ya que la comunidad internacional, y sobre todo Estados Unidos, los protegen.
Muy a menudo también yo me preguntaba qué clase de pueblo eran los judíos que no sentían empatía al hacer sufrir a los palestinos tanto como a ellos hicieron sufrir los nazis.
Me dirán que a los palestinos no los han llevado a los hornos crematorios y por tanto no se puede comparar. Estoy de acuerdo, pero, poco a poco, han ido apartándolos de sus tierras, de sus casas, de sus trabajos impidiéndoles tener una vida digna. Siempre amedrentados, siempre con miedo y sin posibilidad de progresar vitalmente.
Cuando los palestinos organizan “intifadas” con piedras, Israel responde con armas, y armas sofisticadas, y nunca el número de muertos es igual para unos que para otros.
Estos días ha saltado la noticia. ¿O es una excusa? Dice que algunos palestinos han colaborado con Hamás. Quizá estaban hartos de tantas vejaciones sufridas por parte de los judíos.
Y llegamos a los días actuales. Con la excusa de aniquilar a Hamás, Netanyahu se está cargando a todo el pueblo palestino. Las imágenes que se nos presentan son de total destrucción. Y siguen siendo arrinconados en la franja de Gaza. Y las noticias solo hablan de muertos palestinos. Pero Hamás sigue sin soltar a los rehenes y en Gaza se muere todos los días. En Gaza mueren niños. Demasiados. Y personas inocentes. Demasiadas.
¿Hasta cuándo Netanyahu se va a hacer dueño de tanta vida que no le pertenece?
¿Cuándo dejará la comunidad internacional de frenar tanto dolor?