En España, uno de cada cuatro trabajadores cuenta con estudios de Formación Profesional. En cifras suponen 5.993.445 de titulados o el 22.65 % de la población entre 25 y 64 años según datos actualizados del Observatorio de la Formación Profesional.
Si trasladamos estos números al empleo, en estos momentos, una de cada cinco ofertas de empleo busca titulados de grado superior (21 %) y una de cada siete requiere grado medio (13’33 %). Y, en cuanto a Aragón, la empleabilidad llega al 65 % a los dos años de haber acabado y al 80 % en caso de formación dual. Desde los centros educativos de Formación Profesional de Barbastro y Monzón, afirman sin titubeos que la incorporación al mercado laboral es muy rápida.
La idea que prevalece
Con una Formación Profesional al alza aún existen reticencias por parte de la sociedad. “Que los alumnos cursen bachillerato y lleguen a la universidad parece impreso en el ADN de las familias españolas”, señala Natividad Dorado, jefa de estudios adjunta a FP en el Martínez Vargas.
«El mercado laboral demanda técnicos de todo tipo: logística, mantenimiento, automoción… »
Natividad Dorado y María José Bernabeudel IES Martínez Vargas.
Así lo corrobora la directora pedagógica del centro Salesianos de Monzón, Anabel Novellón: “Cuando los padres proyectamos el futuro de nuestros hijos, nunca aparecen vestidos con un mono de trabajo en un taller”. Los recelos de las familias siguen resultando un importante escollo a la hora de optar por estos estudios. Prejuicios que se mantienen en el imaginario colectivo, a pesar de que los chavales ven esta salida cada vez con mejores ojos.
«Debería existir más planificación de títulos en el eje del Cinca y no duplicar estudios porque esta zona es una unidad»
Anabel Novellóndel centro Salesianos de Monzón.
De hecho, la formación profesional goza de enorme prestigio en gran parte de los países de la Unión Europea. En España y, a pesar de los intentos por promocionar estos estudios, aún se siguen viendo como ‘segundones’.
“Se trata de un error garrafal como sociedad –apostilla Meritexell Badia, jefa de estudios de FP en el IES José Mor de Fuentes de Monzón–. La Formación Profesional no resulta más sencilla sino diferente. Y lo enfocamos mal, todos sabemos lo necesarios que resultan estos profesionales porque realizan servicios a la comunidad y, en muchas ocasiones, se ganan muy bien la vida”.
«Cometemos un error garrafal como sociedad al no valorar la formación profesional»
Meritxell Badiadel IES José Mor De Fuentes-
Olga Salinas, jefa del departamento de FP en el Hermanos Argensola reflexiona: “No existe un trabajo más digno que otro. Lo que importa, de verdad, es desempeñarlo bien, con conocimiento y responsabilidad” y la directora del Martínez Vargas, María José Bernabeu, ahonda: “Invitaría a las familias a que conocieran la formación profesional, con información seguro que alguno cambiaba de opinión”.
«La FP supone una salida laboral excelente. No hay un trabajo más digno que otro, lo que importa es que se haga bien»
Olga Salinasdel IES Hermanos Argensola.
Nati Puy, directora pedagógica de San José de Calasanz en Barbastro, explica que “aunque la universidad aparezca en el sueño de la mayoría de los padres, no se ajusta a la realidad”. Los ciclos formativos suponen una excelente vía para que algunos jóvenes continúen estudiando y no abandonen su formación. Puy aconseja, a la hora de encarar qué estudiar “una serena reflexión y hacer caso a los equipos de orientación de los centros”.
«Gracias a los ciclos básicos muchos alumnos siguen adelante con su formación y consiguen un título oficial»
Nati Puydel Escolapios-San José de Calasanz.
No podemos obviar que a algunos chavales los estudios de secundaria se les atragantan. Otros necesitan más movimiento, más entretenimiento y ver más utilidad en lo que hacen. “De ahí que la FP les ofrezca un estupendo camino, sobre todo, para evitar el abandono escolar”, señalan. Porque disminuir el grupo de los ninis (persona de 15 a 24 años que ni estudia ni trabaja) supone un quebranto de cabeza para la comunidad educativa, así como un lastre para toda la sociedad. Si en el conjunto del país este colectivo llega al 9’82 %, en Aragón desciende al 7’82. De todos modos, en datos de 2023, uno de cada trece jóvenes aragoneses ni estudia ni trabaja.
San José de Calasanz-Escolapios oferta el ciclo básico de cocina y restauración en sus instalaciones de Peralta de la Sal. Para este alumnado, que no ha concluido la educación obligatoria, este ciclo les permite lograr la titulación en secundaria, así como en riesgos laborales y una preparación para el mercado de trabajo.
La experiencia constata que la mayoría de los alumnos no se conforman con un ciclo (sea básico o medio) y un gran número de ellos decide continuar estudiando hasta finalizar el ciclo superior. “En estas aulas lo hemos visto muchas veces –comenta Salinas–. Tras el medio cursan el superior e, incluso, más de uno, decide continuar con una carrera universitaria”.
Por ello, una de las principales preocupaciones común en estos centros se enfoca a ofertar todos los ciclos de la misma familia. Por ejemplo, tanto en el Hermanos Argensola como en Salesianos cuentan con todos los ciclos de la familia de gestión y administración. Y ambos han pedido a la administración educativa la implantación del ciclo superior de Adjunto a Dirección que vendría a completar la oferta. Sin embargo, y por ahora, no se lo han concedido a ninguno de los dos.
Quién imparte qué
Cada instituto trabaja y realiza la propuesta de los nuevos estudios que desea impartir de manera individual, es decir, sin mirar si ese título ya se ofrece en un lugar próximo. La decisión, su visto bueno o no, lo tomará la consejería de Educación.
Por ejemplo, en este curso, se ha estrenado el ciclo de auxiliar de enfermería en Salesianos en horario vespertino. Y ese mismo, y también en horario de tarde, comenzará este próximo mes de septiembre en el IES Martínez Vargas de Barbastro. Fuentes de la administración educativa señalan que la rama sanitaria cuenta con gran demanda de trabajadores y que un centro público debía ofertarlo.
En este aspecto, el de la planificación, Novellón defiende que se trate como una única unidad el eje Barbastro-Monzón-Binéfar, sin duplicar títulos. “La FP se caracteriza por garantizar empleo. Si proponemos lo mismo, corremos el riesgo de saturar el mercado. Tanto las poblaciones, como lo público y lo concertado, deberíamos ser complementarios. Opino que contamos con una gran ventaja en esta zona, pero a veces se cae en localismos”. En esta idea ahonda Fernando Cortijo, director del IES José Mor de Fuentes de Monzón. “Dadas las distancias, la planificación debería mirar a toda la zona, desde el Somontano a La Litera. Además, no me cabe duda de que existe margen para la puesta en marcha de más títulos de FP en nuestro entorno”.
Los deseos y la realidad
La empleabilidad de estos estudios ofrece buenos datos. Pero a veces las ilusiones de los estudiantes no se corresponden con las necesidades del mercado laboral. Se pregunta mucho por los ciclos de deporte, pero no se imparten y su inserción laboral baja respecto a otras familias.
Sin embargo, el ciclo medio de operario de planta química cuenta con pleno trabajo. Y el único centro de Aragón que lo oferta se encuentra en Monzón: el José Mor de Fuentes. No obstante, la juventud se “resiste” y cuesta encontrar estudiantes. Desde la comunidad educativa se esgrimen varias razones, una de ellas alude a que se trata de un ciclo desconocido. Por ello, el departamento ha realizado un gran empeño en la promoción. Por otro lado, Badia sugiere que este resulta un ciclo óptimo para trabajadores que busquen reciclarse.
En el IES Martínez Vargas de Barbastro se vive una situación similar. Las escasas matrículas en Elaboración de Productos Alimenticios. Bernabeu señala que pocas empresas exigen esta titulación. “A la mayoría de ellas les basta con que el personal disponga del carné de manipulador de alimentos. Mientras no se necesite más, creo que esta circunstancia no cambiará”.
La nueva ley
En septiembre, entra en vigor un nuevo marco legislativo. Para Dorado está bien planteado en sus objetivos de hacer más partícipes a las empresas en la formación. De hecho, los alumnos de primer curso, en febrero de 2025, afrontarán ya un periodo de prácticas. “Se trata de un cambio de paradigma”, añade Salinas. La preocupación que comparten todos es si encontrarán empresas suficientes y que, en tan poco tiempo, algunos alumnos dispondrán de escasos conocimientos. Hacerles hueco en empresas grandes siempre parece más sencillo que en las pequeñas porque “para muchas puede suponer una carga adicional”, señala Badia. Sin embargo, “es lo que hay y habrá que gestionarlo”, afirma.
La fuerza de la FP reside en ir de la mano con el tejido empresarial. “Y la cualificación deber ser excelente porque, en caso contrario, no los contratan. Así que se va a ahondar en esa relación con la empresa”, incide Bernabeu. “Muchos grados se sostienen por la confianza que las empresas depositan en nosotros y esa es la apuesta”, concluye Novellón.