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Josan Montull Al levantar la vista
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El autobús de la libertad

Josan Montull Al levantar la vista
28 octubre 2024

Se ha estrenado recientemente la película El 47. En ella se nos cuenta la historia real de un hombre, Manolo Vital, emigrante extremeño y conductor de autobús en Barcelona, que luchó denodadamente para que, en su barrio, Torre Baró, aislado de la ciudad condal tras una montaña e incomunicado por el difícil acceso de cualquier medio de transporte, llegara una línea del autobús urbano.

Vital recorrió oficinas, departamentos y secretarías, habló con concejales, delegados, secretarios y políticos diversos. En todas partes encontró negativas a la propuesta del autobús so pretexto de la imposibilidad de que un transporte pudiera acceder al barrio por un trayecto tan empinado y sinuoso. Todas estas conversaciones estuvieron llenas de sonrisas, buenas palabras, promesas y nada más.

Finalmente, cansado de ver que sus reivindicaciones caían en el olvido, el 7 de mayo de 1977 “secuestró” el autobús que conducía y lo subió hasta Torre Baró entre los aplausos y vítores de los vecinos, demostrando así que su reivindicación era posible. A consecuencia de esto, Vital fue un tiempo a la cárcel.

El episodio que narra magistralmente la película recuerda las luchas vecinales que en nuestro país tanto significaron. Hombres y mujeres de diversos credos unieron sus esfuerzos para dignificar la vida de los barrios y de los pueblos en los difíciles momentos de la Transición.

Cuando ahora parece que la Administración pública tenga que, a base de subvención, cuidar paternalistamente muchas reivindicaciones, hay que recordar a tanta gente buena que, en años muy difíciles, se jugó el tipo para conseguir un futuro más libre y justo.

La lucha vecinal, la desobediencia civil, el desafío a la autoridad, el testimonio personal para unir a los vecinos, el compromiso por todos, la lucha no violenta… Todo lo que ha conseguido muchos beneficios de los que hoy gozamos tiene que ser recordado, agradecido e imitado.

A la Administración no hay que pedirle favores, hay que exigirle cumplimiento de derechos.

En tiempos de una nueva inmigración, en los que la pobreza vuelve a pasearse en muchas zonas, aquel autobús accediendo a lo que parecía imposible y conducido por un rebelde solidario y comprometido, nos recuerda que todos estamos llamados a luchar pacíficamente por los derechos, por los nuestros y por los de aquellos que, a nuestro lado, viven la miseria y la injusticia.

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