Barbastro

El barrio de San Valentín resiste al olvido de su comunidad

El cierre del cuartel General Ricardos jugó un papel importante en su deterioro y alejamiento de Barbastro y sus vecinos sobreviven esperando unas inversiones que no llegan

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José Plazuelo, presidente de la Asociación de vecinos del barrio, en el Bar Sissi. Foto: P.A.F.
Pablo Alvira Fuertes Alvira Fuertes
14 febrero 2022

El cierre del cuartel General Ricardos trajo consigo el olvido del barrio de San Valentín. Esta peculiar ‘aldea gala’ barbastrense llegó a tener tres bares, una carnicería, una panadería y un supermercado. A día de hoy, solo el Bar Sissi se mantiene abierto, expectante ante el deterioro que sufre su comunidad. El establecimiento lo regenta José Plazuelo que también es el presidente de la Asociación de vecinos del barrio y vivió durante cuarenta años en el cuartel. “Era soldado y trabajaba en el acuartelamiento. Tenía muchísima vida, era un ir y venir de militares. Recuerdo especialmente las juras de bandera. Llegaban a juntarse 3.000 personas en la zona”, indica. 

Y es que la mayoría de pisos del barrio de San Valentín estaban alquilados por soldados y sus familias, muchas con niños. Sin duda, para Plazuelo, el cuartel General Ricardos era el nexo del barrio con Barbastro. Esta conexión se cerró en 1996 y, tras este año, el abandono del barrio de San Valentín ha sido progresivo. “El cierre del cuartel jugó un papel bastante importante en el alejamiento del barrio. Supuso muchas pérdidas. Ahora mismo, gracias al paseo que hicieron, la Vía Verde, sí que hay comunicación con Barbastro y la gente pasea por aquí, pero lleva hecha un poco más de un año, antes no había nada”, asegura Plazuelo. 

Aunque es consciente de que “San Valentín siempre ha estado a las afueras”, el movimiento de personas previo al comienzo del nuevo milenio era gracias al cuartel. Está claro que el desmantelamiento se notó bastante en el resto de la ciudad, “pero aquí mucho más, se abandonaron los pisos y los bares no sobrevivieron”. “Ya no solo por lo que consumían, sino por el trabajo que se ofertaba. Eran cinco camareros en cada bar y no daban a basto”, añade.

Abandono del Ayuntamiento 

También sabe Plazuelo que “independientemente de lo que se haga en los terrenos, se contagiará la vida a nuestro barrio, empezando por los obreros que haya destinados en la obra”. Reclama al Ayuntamiento más inversiones en la zona. “Invierten en los barrios del centro, pero nosotros, como estamos a las afueras, nada. No se preocupan, el barrio está completamente desprotegido”, denuncia. El presidente de la Asociación de vecinos del barrio asume que no construirán “unas urbanizaciones nuevas al lado de un barrio medio jodido”. “Entonces sí que invertirán, pero no es porque quieren, sino porque les conviene”, añade. 

“El cierre del cuartel jugó un papel bastante importante en el alejamiento del barrio y supuso muchas pérdidas”

José PlazueloPresidente de la Asociación de vecinos del barrio de San Valentín

Plazuelo enumera los desperfectos que, considera, debería arreglar el consistorio: “Hay aceras sin arreglar desde hace años, escaleras rotas, los jardines sin podar, el paso de cebra sin iluminar. Eso por las noches es muy peligroso”. Si bien Plazuelo afirma que se ha reunido con el alcalde para exponer sus inquietudes, no han llegado los frutos esperados. En ese sentido, se siente desplazado, ya que para arreglar cualquier incidencia tienen que insistir mucho, “y no lo entendemos porque pagamos los mismos impuestos que todos los barbastrenses para los mismos servicios”. 

De hecho, es la primera imagen que se llevan los visitantes al entrar por la carretera de Monzón. “Ya toca que construyan algo. El futuro del cuartel pasa por invertir en vivienda porque no hay otro sitio en Barbastro donde se pueda construir tanto. Ya sea urbanizaciones, polígonos industriales, universidad o lo que sea”, concluye.  

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