Al igual que Pedro Cantero Cuadrado hizo hace 65 años, el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, ha impulsado una transformación (en este caso digital) que marcará un antes y un después en El Cruzado Aragonés. “Queremos construir, entre todos, el Aragón que soñamos y anhelamos”, subraya el prelado aragonés.
El semanario se abre a todas las comarcas de la Diócesis para construir puentes y tejer las historias de la vida cotidiana. En un momento en el que se reclaman noticias instantáneas y en el que proliferan las noticias falseadas, El Cruzado redobla su compromiso con un periodismo libre e independiente, donde el rigor, la credibilidad y la calidad narrativa siguen siendo elementos distintivos.
El Cruzado Aragonés se presenta como un espacio abierto, porque, según monseñor Pérez Pueyo, en esta sociedad urge “retomar algo tan básico y necesario como la cultura del encuentro. Ojalá que El Cruzado nos pueda unir a todos e invitar a soñar”. Haciendo un símil con el atrio de los gentiles que propuso Benedicto XVI, el obispo destaca la importancia de ser “como una plaza pública donde unos y otros puedan converger”.
Digitalización
“Buscamos ofrecer cobertura, dando razón de ser de aquellos valores que humanizan a la persona humana porque no todo vale. Con respeto, queremos aportar una serie de valores que para nosotros responden y significan una calidad de vida y una manera de ser y de vivir”, explica.
A día de hoy, la digitalización es incuestionable, apunta el prelado aragonés: “No podemos pensar un Cruzado sin los jóvenes, las nuevas generaciones y su lenguaje. Pasa por otras plataformas y medios. Creo que al igual que tenemos que respetar a nuestros mayores, que seguramente el viernes reciben El Cruzado en papel y lo ojean y lo tienen en el sofá, de alguna manera nuestros jóvenes pueden a través de la web o de nuestras redes sociales, crear un ámbito como de mediación e intercomunión entre ellos, para debatir temas y plantear cuestiones».
Según el obispo de Barbastro-Monzón, en este medio se encontrará “una válvula de esperanza, buenas noticias y capacidad para construir la vida desde otro ámbito”. Porque, explica el prelado aragonés, “muchas veces no nos permiten ser nosotros mismos, qué bonito sería que este fuera un ámbito inocuo donde cada uno pudiera tener la libertad de expresarse sin miedo a ser juzgado ni criticado, pero al mismo tiempo ser confrontado con otros planteamientos que son los que desde la fe queremos aportar a la sociedad”.
Evangelización
Para Pérez Pueyo, El Cruzado Aragonés es un medio privilegiado para la evangelización. “Muchas veces no hace falta hablar de Dios para que Dios esté presente transversalmente en nuestras casas. Qué bonito sería que esta ventana diera cabida a todos y pudieran expresar/escuchar aquello que queremos compartir sencillamente para dialogar, ofrecer y mostrar otras maneras de ser y vivir que plenifican y hacen más libre y auténtico», subraya, con la mirada profunda “que regala el valor de la trascendencia”.
Como medio de comunicación, El Cruzado quiere seguir siendo altavoz y denuncia de tantos asuntos que la sociedad plantea. Ser, en definitiva, “un púlpito abierto para todas las personas”.