Barbastro

El folclore de Barbastro solicita más visibilidad institucional

Entre sus soluciones proponen que se incluya la jota como optativa en la Escuela de Música

José Luis López, María Jesús Sampietro, Elita Davias y Arturo Mairal. Foto: Cristina Lanau
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
28 abril 2025

El pasado miércoles, 23 de abril, se celebró el Día de San Jorge, el Día de Aragón. Una festividad en la que miramos a nuestras raíces y celebramos con satisfacción el haber nacido en esta comunidad. Un orgullo en el que se incluye nuestra cultura aragonesa, a la que pertenece la jota. Hace años Barbastro presumía de contar con un gran grupo de joteros, tanto cantadores como bailadores, que mostraban los dances típicos del Pirineo y de nuestros pueblos. Sin embargo, actualmente cada vez quedan menos y los que continúan, cuentan con una media de edad elevada. 

No obstante, en la Semana Santa de Barbastro de este año la jota cantada ha adquirido una gran relevancia. La cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en su procesión del Santo Encuentro, y la Hermandad del Santo Cristo de la Agonía y Nuestra Madre Dolorosa, en su procesión de Las Tres Caídas, ya incorporaban jotas cantadas. De hecho, dichos cantos caracterizaban, en gran medida, a las mismas. Pero este año también se ha podido escuchar la jota cantada en las procesiones de Las lágrimas de María, El Prendimiento y el Encuentro Glorioso. Viéndolo así, parece que la jota está resurgiendo. Sin embargo, la realidad es otra muy distinta. 

Actualmente en Barbastro cuatro escuelas y asociaciones fomentan el conocimiento del folklore en la ciudad: el Grupo Tradiciones, la Escuela de Folklore Aragonés José Luis López, la Asociación Folclórica del Somontano y la Escuela de Salvador Fierro. El Cruzado Aragonés invitó a todas ellas a reunirse en una mesa redonda para hablar sobre el presente y futuro de este arte. A la cita acudieron Elita Davias y María Jesús Sampietro, de Tradiciones; José Luis López Membrilla, en su propio nombre, y Arturo Mairal, de la Asociación Folclórica del Somontano. 

Precisamente, Elita Davias lleva toda su vida dedicada al folclore y formó parte del primer cuadro de jota de la sección femenina de Barbastro. Ése fue el germen de la posterior Asociación El Cachirulo de Barbastro. El siguiente en tomar el relevo fue la Agrupación Folclórica Ciudad de Barbastro. 

Elita Davias, a la derecha de la imagen con mantón blanco, cantaba en la sección femenina del primer grupo de jota de Barbastro. Foto: S.E.

Las escuelas de folclore actuales en Barbastro

A día de hoy, el Grupo Tradicionales se trata del más veterano de la ciudad del Vero. Surgió a principios de la década de los años 90 y participan y organizan diferentes actos de las festividades barbastrenses. A su vez, ofrecen clases de canto de jota y de acompañamiento de guitarra. Alrededor de 50 personas conforman esta entidad.

El jotero barbastrense José Luis López Membrilla se encuentra muy vinculado a esta asociación, aunque también cuenta con su propia escuela de canto y acompañamiento de instrumentos. En ella, enseña a 41 alumnos; siendo seis de ellos de fuera de Barbastro. 

Por otro lado, la Asociación Folclórica del Somontano apareció aproximadamente en el año 2016 y cuenta con clases de canto, acompañamiento de guitarra y de baile. Actualmente acuden a sus clases 63 alumnos y prácticamente todos a clases de técnica vocal o canto. 

Las posibles causas y soluciones

Los cuatro coinciden en que la jota ha perdido fuerza en Barbastro, sobre todo la bailada. Sin embargo, la posible causa no está tan clara. Arturo Mairal acusa a la sobresaturación de actividades extraescolares. «Por ejemplo, en los hombres el fútbol cuenta con muchos seguidores. Y no se trata de un problema solo de Barbastro. También ocurre en Huesca y Zaragoza. Como no vengan de una familia en la que la jota se haya vivido… es difícil. Y eso que gracias a la televisión se está visibilizando más la jota, pero queda mucho por luchar…», reflexiona. 

José Luis López coincide: «Luego depende de la pasión de cada uno y de lo que buscan. Los niños que vienen a mi escuela lo hacen porque quieren. Nadie les obliga. Pero la media de edad es elevada comparada a hace quince años, aproximadamente», declara. «A muchos mayores la jota siempre les ha llamado la atención y ahora se han animado a comenzar. Pero claro, para alcanzar su propio objetivo, porque aprender la jota es un camino sacrificado y largo. Requiere un compromiso semanal de estudio en clase y casa», añade. 

Además, los prejuicios también juegan un papel. «Escucharás muchos comentarios, pero ahí entra en juego lo que a ti te gusta. Yo he sido toda mi vida niño de coro parroquial y allí aprendí mucho sobre el canto. En otro ámbito, pero también aprendía. Y luego esas enseñanzas las he podido aplicar en mi faceta como profesor», expresa López.

Las soluciones tampoco son sencillas. Sin embargo, los cuatro coinciden en que falta apoyo y visibilidad institucional. «En muchos municipios aragoneses se incluye la jota como enseñanza en la Escuela Municipal de Música y Danza. Sin embargo, en Barbastro no, y se debería ofrecer con su correspondiente profesor de canto, de púa y de baile», propone López. Un impulso en el que también podrían ayudar los colegios. «Se anima a los niños a muchas extraescolares, pero las artes se olvidan», puntualizan Sampietro y Davias. 

El sacrificio

Sin embargo, en la jota, no todo vale. “Debes tener unas ciertas aptitudes y dar un mínimo. Muchos de mis alumnos vienen a clase sabiendo que igual nunca van a poder cantar una jota a la perfección, pero lo intentan y ensayan para lograrlo. Deben explotar sus puntos y ser feliz con la jota. Cada uno tiene una voz. El único que no puede cantar es el mudo. El resto son horas de ensayo…”, explica López. Mairal añade que “debemos tener los pies en la tierra. Muchos empiezan a cantar y ya se quieren subir a un escenario”.

López incide en que si alguien ama la jota, encontrará su sitio. «Muchos le tienen más amor a ponerse el traje y a hacerse una foto que a cantar, tocar o bailar. Sin embargo, si de verdad la amas, encontrarás tu lugar. Si no valgo para cantar, puedo tocar, y viceversa. Todo es aprender, pero primero debes amar lo que haces, si no, no tendrás ganas de seguir luchando», coinciden todos.

El precio de la jota

Muchos pueblos optan por los festivales de jota para animar sus fiestas o sus actos festivos. Sin embargo, algunos se quejan de su «elevado» precio. “Pienso que la jota vale dinero porque requiere mucho trabajo. Ya no se trata solo de aprenderla, también de organizar a toda la gente que está detrás… Creo que lo que cobramos, aunque algunos piensen que es mucho, es barato. Además, en Barbastro tienen mucha suerte porque al haber tan poca oferta, ha bajado el valor de los pocos joteros que había aquí y de lo buenos que eran. Tú te vas a cualquier lado y una actuación no baja de dos mil euros, pero es que lo vale. Y después hay que sumarle el IVA», explican. 

Mairal añade: «Y cada participante de cada espectáculo va por amor al arte porque no cobra. Personas que tienen familia, que se han pegado una hora vistiéndose y maquillándose. Y luego se han desplazado con su propio coche. Además, si no tienes equipo de sonido propio, se debe contratar. Y si quieres bailadores profesionales, también se deben contratar. Por otro lado, muchos de la organización de la Asociación no cobramos nada y te llevas tantos disgustos y sobresaltos que a veces te planteas si te merece la pena».

López concuerda: «Yo ofreceré este servicio hasta que me merezca la pena. También tengo muchos días en los que apago la máquina porque no puedo más. Pero otros días piensas en todo el esfuerzo que has invertido y se te pasa». «¿Y nosotros cuántas cosas hacemos por amor al arte?», añade Sampietro.

Si algo queda claro es que la solución no resulta sencilla. Pero no debemos perder este arte que forma parte de nuestro ADN. Y para ello, quizá tanto asociaciones como entidades deberían ir todos a una por un mismo fin: no perder la jota aragonesa, ni la cantada ni la bailada.

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