El campo parece agonizar. Los costes de producción superan a las cotizaciones que obtienen los agricultores en la mayoría de cultivos debido al alza de costes, en su mayoría de fertilizantes, gasóleos, agua y electricidad. La inflación no solo se está sufriendo en estas facturas. Los precios de las materias primas agrícolas, como el trigo o el maíz, también se han disparado en los últimos meses. En el Somontano, hay cultivos tradicionales como las viñas o el Tomate Rosa que tampoco se escapan de esta compleja situación.
El presidente de la DO Somontano, Francisco Berroy, confirma que a principios de este año el precio de los vinos subió “entre un cuatro y un cinco por ciento”. “Los combustibles, abonos, viñas y mano de obra también han subido. No quedará más remedio que trasladarlo al consumidor final porque, si no, los resultados se verán muy afectados. Está siendo cuanto menos trabajoso hacer encajes de bolillos para mantener un buen nivel de ventas y con los márgenes adecuados para salir adelante”, asegura Berroy. La añada del 2021 fue la mejor de los últimos diez años, “los enólogos la calificaron de muy buena”, y las expectativas para este año también son positivas.
Por otro lado, la guerra en Ucrania está afectando a las exportaciones de la entidad vitivinícola. “A Rusia exportábamos casi 350.000 botellas que este año vemos muy difícil que puedan ir. Si a eso le añadimos el encarecimiento de todas las materias primas, entre combustible, plásticos, maderas o vidrio, hace que sea bastante más complicado que otros años mantener unos buenos resultados”, indica. El sector de la agricultura ha sufrido mucho con los precios, aunque en el caso de la Denominación de Origen no ha sido así del todo porque tienen una marca y los viticultores no están sujetos a los vaivenes del mercado. No obstante, asegura el presidente que siempre hace falta mano de obra. “Aunque cojamos cerca del 90% de la uva con máquinas, la viña sigue necesitando muchos trabajadores. Muchas viñas están en manos de pequeños agricultores y la familia entera se dedica a ello”, apunta.
“Tenemos que defender nuestro trabajo y no consentir la venta por debajo de los costes”
Óscar Olivera. Asociación Hortelanos del Tomate Rosa de Barbastro
Muchos viticultores se encuentran entre la espada y la pared. Se ven obligados a plantar más caro para no perder la subvención que reciben para la reestructuración de viñedos; una ayuda que incentiva el arranque de viñedos viejos o no productivos por viñas nuevas, sanas y con mayor eficiencia a través de espalderas y riegos por goteo, que, sin embargo, ahora obliga a hacer muchas cuentas. Por último, Berroy lamenta que el camino al que abocan al sector agrícola. “Cada vez quedan menos agricultores y las tareas están más mecanizadas. Hay que ir hacia una defensa de los precios para vivir dignamente. No queremos subvenciones, queremos vivir de nuestro trabajo. A veces hay tanta regulación de la Unión Europea que se olvidan de regular los productos traídos de fuera”, concluye.
Inquietud entre hortelanos
Aunque últimamente tratan de utilizar técnicas ecológicas, el Tomate Rosa de Barbastro está viendo cómo el precio de los productos fitosanitarios triplica su precio de hace un año. Óscar Olivera, presidente de la Asociación de Hortelanos del Tomate Rosa de Barbastro, confirma esta tendencia: “Lo estamos viviendo con bastante preocupación porque es el hortelano quien está asumiendo todos estos costes. Hasta que no podamos vender algo de producto, el sector agrícola tendrá que soportarlo. No quedará más remedio que actualizar el precio de venta, porque el margen que tiene el hortelano por kilo en la producción es mínimo”.
Reconoce Olivera que el agricultor “ha hecho de banco y de mártir”, y exige que no se debería consentir la venta por debajo de los costes de producción. “Muchas veces por recuperar algo de lo invertido se hace y es algo a evitar. Tienes que defender tu trabajo y llegado ese momento hay que plantarle cara al mercado y si no, buscar otras vías de comercialización”, señala. La cosecha de Tomate Rosa de Barbastro del año pasado fue “muy generosa” y, de momento, las expectativas para esta campaña también son buenas. “Salvamos las heladas de abril por los pelos. Ya han pasado periodos de lluvia y el tiempo soleado para los hongos es beneficioso. Se han realizado casi todas las plantaciones de Tomate Rosa de Barbastro. Ahora quedan pendientes la últimas partidas que se realizan hasta San Ramón para ese tomate tardano de primeros de otoño”, explica.
DATO
200%Los precios de algunos productos fitosanitarios han aumentado un 200% su valor, es decir, han triplicado su precio con respecto al año pasado. Por otra parte, el gasoil ha duplicado su precio y la electricidad se ha disparado un 149%. De forma paralela, los precios de venta de los productores agrarios a finales de 2021 aumentaron de media un 26,54 % con respecto al año anterior, según el MAPA, que diferencia entre los productos agrícolas, que subieron una media de un 35,09% mientras que los de productos animales lo hicieron un 13,32%.
Los agricultores y ganaderos se encuentran en su día a día con una serie de normas y presiones que dificultan la continuidad de sus explotaciones. Se está burocratizando su actividad y no ven una clara apuesta por el desarrollo y futuro del sector agrícola. Antes de la pandemia pedían precios justos, que se viese realzada su figura frente a tanto ataque. Durante el confinamiento de marzo de 2020, fueron reconocidos como actividad esencial, pero ahora siguen igual, con falta de respuesta a los problemas y sumando otros, como la reciente inflación. Desde finales del año pasado están sufriendo el incremento en los costes energéticos, fertilizantes y piensos, sin poner freno ni solución a esta situación, con lo cual esta subida en facturación no se ha visto reconocida en rentabilidad.
“No nos quedará más remedio que trasladar los costes al consumidor final porque los resultados se van a ver afectados”
Francisco Berroy DO Somontano
Por otra parte, apunta a mirar hacia los países nórdicos y hacia la profesionalización del sector agrícola. “La agricultura es un trabajo muy vocacional. No tenemos grandes superficies de regadío y es complejo llevar una tarea agrícola rentable”, señala. La Asociación de Hortelanos del Tomate Rosa de Barbastro lleva un tiempo trabajando con técnicas ecológicas traídas de fuera, “como la confusión sexual o la suelta de depredadores”. “Pero, al final, aunque nos ayude a no usar tanto fitosanitario, su coste ha incrementado de forma bárbara”, añade. Por último, Olivera pide a San Isidro Labrador que “se comporte con el clima, porque en cinco minutos toda la explotación se puede ir al traste”.