Somontano

El Somontano gana vecinos, pero la sangría de los pueblos no se detiene

¿Por qué siguen aumentando población las ciudades si nunca antes se había vivido mejor en un pueblo?

Castejón del Puente se encuentra entre las localidades del Somontano que ganaron población, según el padrón a 1 de enero de 2024 que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística. Foto: S.E.
Lola Gª Casanova
20 enero 2025

En este 2025, el Somontano gana vecinos. Este sería el resumen general a tenor de los datos del padrón municipal a 1 de enero de 2024. 175 vecinos más. Con los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística a día 1 de enero de 2024, la población del Somontano llega a los 24.389 cuando a 1 de enero de 2023 había 24.214.

En cuanto a Barbastro ha aumentado de los 17.295 a los 17.558. Esto supone un aumento de 263 empadronados en la capital. Sin embargo, y con los números en la mano, en la balanza resultan mayoría las poblaciones de la comarca que pierden habitantes y suman menos las que ganan. Pozán de Vero no se ha movido y da 235 habitantes. En cuanto a Torres de Alcanadre, en el momento de contabilizar el padrón da un incremento respecto a años anteriores y pasa de 85 a 92 por la llegada de nuevos vecinos y supone una de las subidas más llamativas junto a la de Estada. 

Ganar y perder habitantes

En los pueblos de la comarca están de enhorabuena. Echando la vista a 2022, en Castejón del Puente pasan de 328 a 334. En Estada de 203 a 214 y Naval también ve crecer el número hasta los 273 (265). Y, aunque en menor medida, Santa María de Dulcis de 206 a 209 o Lascellas-Ponzano de 135 a 139. Laluenga de 202 a 207; Castillazuelo de 162 a 166, Colungo 132 (128). Para finalizar, Azlor se sitúa con 157 vecinos (154) y Abiego 264 (261).

La mayoría de los ayuntamientos han visto cómo disminuían sus vecinos. Así, la segunda población de la comarca, Estadilla no ha podido continuar con la senda alcista de los últimos años y estrena padrón con 822 (840). También descensos en Peralta de Alcofea 587 (614), El Grado (de 391 a 386), Berbegal (325 a 322) y Alquézar (338). La turística villa lograba en 2022, 354 pobladores pero lleva unos años en pérdidas.

Adahuesca ha perdido tres vecinos y se queda en los 207. Con seis menos Azara, 164. Barbuñales resiste y pasa de 96 a 95. Bierge diez menos de 253 a 243 (una localidad que venía ganando), así como Salas Bajas que arroja 180 (191) y Peraltilla 215 (225). Salas Altas marca 296 (312) y Olvena, el pueblo más pequeño, 65 (67). Laperdiguera se deja tres vecinos 88 (91). Hoz y Costean sufre una leve caída a 23 (240). Ilche se queda en 185 empadronados frente a los 188 del pasado año.

Más allá del Somontano

Si echamos la vista a las comarcas vecinas, se observa también un ligero incremento de la población. Destaca, el aumento en Ribagorza que ha pasado de los 12.050 vecinos el 1 de enero de 2022 a los 12.948 de 2024. En total 898 vecinos más en dos años. Por su parte, Cinca Medio también gana población, 478 en el mismo periodo y Monzón llega a los 18.127 empadronados (en 2022, 17.650). Lo mismo ocurre en La Litera, Binéfar supera los 10.000 habitantes (10.118) y en total son 19.125 literanos (en 2022, 18.790). Ganan 335.

En conjunto, en Aragón viven 1.351.591 personas (48.619.695 en España). En la provincia de Huesca 228.519. Las poblaciones más habitadas son: Zaragoza (691.037), Huesca (54.664), Teruel (36.465), Calatayud (19.834) y Utebo (18.984) seguidas de Monzón, Barbastro y Ejea (17.100). Zaragoza capital reúne al 51 % del total de Aragón.

El grande se come al chico

“Quien vive en Radiquero quiere irse a Barbastro. El de Barbastro, a Zaragoza. El de Zaragoza, a Madrid y el de Madrid, a Londres”. Este es el resumen gráfico que Mariano Altemir, presidente del CEDER Somontano, realiza de la tendencia global que lleva a la concentración de la población. 

Lucha contra la despoblación

Frente a este hecho, los pequeños ayuntamientos de nuestra comarca comenzaron con iniciativas que trataban de frenar el imparable éxodo rural y sacar al mercado viviendas para alquilar ha sido una de las más extendidas y exitosas. De hecho, en 2024 la Diputación de Huesca reservó una partida de 1’8 millones de euros para vivienda en pequeños municipios. Una cantidad histórica para este fin. “En Colungo todas se encuentran ocupadas, y más que tuviéramos”, apunta David Rubiella, alcalde. Una afirmación que se repite en más de un municipio. 

En el Somontano, e incluso en la provincia, uno de los primeros ayuntamientos en pensar y poner en marcha esta idea lo encontramos en Laluenga. “Cuando planteamos en la Diputación Provincial que queríamos destinar dinero del Plan de Obras a la adquisición de vivienda hubo división de opiniones porque se trataba de una novedad”, recuerda la alcaldesa, Cristina Juárez. Años más tarde, las seis viviendas municipales se hallan habitadas. En el camino también han vivido situaciones incómodas. “Con lo que hemos aprendido, y para evitar que se aprovechen de esta situación, las entrevistas a los candidatos las realiza ahora una trabajadora social de la Comarca, exigimos un contrato de trabajo y tener hijos ya no aparece como imprescindible”. Juárez defiende que los consistorios tampoco se pueden convertir en una inmobiliaria, ni competir con el mercado: “Si un particular se interesa en serio por una vivienda, nosotros nos retiramos”. 

Ante la despoblación, afirma que pesa la decisión de la mujer. “La familia se instalará donde diga la mujer. En Laluenga así sucede”. La misma opinión comparte el alcalde de Hoz y Costean, Juanjo Millaruelo. “Vas donde dice la mujer, yo lo sé bien. Tendría que haber un cambio de mentalidad, sobre todo, en las chicas jóvenes”. Desde Bierge, Laura Ventura, presidenta de la Asociación de Empresarios de la Sierra de Guara, pone el foco en la necesidad de servicios de atención a la infancia “sobre todo, si la mujer no cuenta con familia en la localidad. Ayudar a la maternidad conlleva que los horarios de los campus y guarderías se adapten a las jornadas laborales”.

Durante la pandemia, muchas miradas descubrieron las bondades del medio rural y se extendió una ilusión de retornar. Pero esta bombona de oxígeno nunca llegó. Los datos estadísticos así lo confirman y lo corroboran los alcaldes. “No se ha notado. No ha repercutido”, señalan tanto desde Laluenga como de Hoz. Sin embargo, en este último, sí se han rehabilitado más de una decena casas como segunda residencia. “Nuestros pueblos se encuentran más animados, hay más gente en vacaciones, aunque no viviendo de forma permanente”, explica Millaruelo. 

Somontano Alquila y emplea

El binomio trabajo y vivienda resulta indivisible. Y ahora en el Somontano, como en el resto de la provincia, la situación indica pleno empleo (una tasa de paro inferior al 8 %). “Uno de los grandes problemas lo encontramos en el relevo generacional. También vemos empresas que quieren crecer y no pueden por falta de personal. Y trabajo hay: de temporada, en servicios, en cuidados, agroalimentación. Además de las posibilidades de teletrabajo o autoempleo”, expone Ventura. Por ello, en estos momentos se han unido las asociaciones empresariales de Guara, Barbastro-Somontano y Polígono Valle del Cinca junto al CEDER y Ayuntamiento de Barbastro para, al unísono, conciliar las necesidades del empleador y del trabajador. 

Y desde hace años, el CEDER, junto a otros siete grupos de acción local aragoneses, forman parte de Pueblos vivos. Un programa que ayuda a quienes optan por empezar de nuevo en nuestros pueblos. Que el Somontano cuente con una capital fuerte en servicios y bien comunicada redunda en favor de los pequeños municipios. No obstante, Altemir se sincera: “Los frutos de estos planes se ven a largo plazo. La despoblación avanza y, a veces, te preguntas si merece la pena. Pero creo que no podemos dejarnos vencer por la tentación y el desánimo. En los pueblos se vive mejor que nunca y debemos luchar por lo que creemos: que hay futuro en los pueblos”.

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