Ahora y siempre
Ángel Pérez Pueyo Obispo de Barbastro
Ahora y siempre

El trabajo, don que dignifica

Ángel Pérez Pueyo Obispo de Barbastro
27 abril 2025

El día uno de mayo se celebra la fiesta del trabajo y recordamos a San José obrero. El trabajo es mucho más que una fuente de ingresos. Es una dimensión esencial de la persona, un espacio en el que cada ser humano tiene la posibilidad de desplegar sus talentos y de contribuir al bien común. Durante el mes de mayo nos uniremos a la red mundial de oración del Papa para pedir al Señor que no le falte a cada persona ni el pan, ni el trabajo ni la vivienda que le permita valerse por sí mismo, sostener a su familia y humanizar la sociedad.

El trabajo marca el pulso de la vida cotidiana. En él pasamos buena parte del tiempo y de su calidad dependen muchas veces la estabilidad de nuestras familias y nuestra propia salud física y emocional. Hablar de condiciones de trabajo no es sólo hablar de economía, sino de justicia, de respeto a la dignidad humana y de construir una sociedad que ponga en el centro a la persona y no los intereses económicos.

Jesús fue un trabajador más. Pasó la mayor parte de su vida en Nazaret, como artesano, compartiendo las alegrías y fatigas del trabajo manual. Él nos enseñó que toda labor honesta tiene un valor inmenso a los ojos de Dios. En él descubrimos cómo el trabajo no es sólo un medio para ganarse la vida, sino también una vía para la realización personal y la propia santificación, una expresión de nuestra participación en la obra creadora de Dios.

En muchas partes del mundo las condiciones de trabajo distan mucho de ser justas o humanas. Por eso, cuando rezamos por las condiciones de trabajo, no pedimos sólo para que haya más empleo, sino por un trabajo que humanice, que fortalezca la vida familiar y que abra caminos de esperanza.
En esta diócesis, que acogemos a tantos inmigrantes como trabajadores temporeros, estamos llamados a comprometernos para evitar cualquier situación de injusticia y apoyar siempre la dignidad y los derechos de todo trabajador. Todos hemos de contribuir a construir entornos laborales que reflejen el amor de Dios por cada ser humano.

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