El ganado ovino que tiene a su cargo Zacarías Fievet es prácticamente extensivo. A excepción de dos meses que están encerradas, el resto del año las ovejas pastan por los campos del valle de Benasque. Junto a las de su hermano suman cerca de 600 ejemplares. Asegura que la ganadería extensiva “no es cualquier tontería”.
“Somos un ciclo que crea ecosistemas y si se lleva haciendo desde hace muchísimo tiempo será por algo. Crea biodiversidad, fija nitrógeno, limpia y retiene nuestras aguas, conserva caminos, previene ante posibles incendios, atrae insectos que sirven de alimento para pájaros, se aprovecha el abono natural, además da vida a los pueblos, a su desarrollo y a su conservación. Son numerosos los beneficios”, indica.
Asimismo, es consciente de que es un modelo que “está muriendo” y pide más ayudas ante tanta crítica a la macro producción. “Me parecen muy acertadas las declaraciones contra la ganadería intensiva pero no sirve de nada meterles baza con el objetivo de tener rebaños pequeños si luego no nos ayudan a nosotros”, señala el ganadero.
El benasqués apunta que existen dos sostenibilidades: la económica y la ambiental. Y con las macro producciones solo se cumple la primera, a sabiendas la peor calidad y escaso bienestar de los animales. “Además, contaminan el agua y el subsuelo. Es muy nocivo tanto para el cuerpo como para el medio en el que vivimos”, añade Fievet. Cree que el intensivo “caerá un día u otro” porque no es sostenible a nivel medioambiental y “cada vez más gente se está dando cuenta”.
Asume que este modelo viene motivado por el estilo de alimentación. “Cuanta más carne se consuma, más se producirá. El hecho de comer mucha carne repercute en muchos ámbitos. Si escatiman gastos es cuando aparecen las macro producciones. Rebajas la calidad de la carne para que todo el mundo pueda acceder a ella”, señala. Según él, “consumiendo menos carne y de mayor calidad se puede acceder de la misma forma además de aportar al cuerpo nutrientes de verdad”.
Bienestar animal
Por otro lado, indica el ganadero benasqués que los que trabajan el extensivo, están orgullosos de poder decir que sus animales viven bien. “Ojalá fuera una de mis ovejas, viven mejor que yo. Un intensivo estacional es normal pero perpetuo no. A ver cuánto aguantan los dueños de los cerdos en dos metros cuadrados, apuesto que ni tres días. El verdadero ganadero es el que se mete en la piel del animal y se pregunta cómo está”, asevera.
En cuanto al futuro del extensivo, Zacarías Fievet es positivo dependiendo de que lleguen las ayudas pertinentes. “No puede ser que con 250 ovejas no pueda vivir y deba tener 1.000. Las subvenciones que llegan son mínimas y a los que somos pequeños y sostenibles nos llega solo para cubrir gastos. Si un ganadero puede vivir con la mitad de ganado que tiene hoy en día, sirve para que otra persona con iniciativa viva con la otra mitad, más trabajo, mas oportunidades y por consiguiente más familias en los pueblos. Saben que la extensiva es buena pero no nos ayudan lo suficiente”, concluye.