El primer documento de la historia del comercio Albert&Artero: un apercibimiento. Hace referencia a una visita de un ministro de Franco a la ciudad de Barbastro que propició, hace muchos años, que la autoridad civil recomendase a los establecimientos de la ciudad que cerrasen antes las puertas de sus negocios para recibir al insigne político. No todos lo secundaron. Y, de hecho, Albert&Artero fue objeto de una amonestación por haber optado por mantener la rutina de su horario comercial.
Almendra de Oro 2023
Sin embargo, el miércoles 13 de diciembre, Albert&Artero bajó antes la persiana para que su personal pudiera acompañar a la familia en el acto de entrega de la Almendra de Oro que le concedió El Cruzado Aragonés. Un acto de cariño y respeto, no solo hacia El Cruzado, sino hacia la población que los vio nacer en 1843.
La ovación que el público dispensó a Enrique y Lourdes Albert fue de las más largas que se han escuchado en este evento. Arropados por sus trabajadores y el público amigo que llenó el Aula Magna de la UNED de Barbastro.
Jesús Gracia, presidente del Patronato de El Cruzado, señaló que este galardón sirve para reconocer “a personas, empresas y entidades que a lo largo del tiempo se han constituido en un referente. Para nosotros, indudablemente, se trata de un evento de gran importancia y deseo arrancar el acto con tres palabras: bienvenidos, gracias a todos los presentes que han tenido la deferencia de responder a nuestra invitación y felicidades a Albert&Artero. Esta familia ha ido acompañando la vida diaria de la ciudad”.
Enrique Albert, en su discurso, escogió varios momentos de la historia de este emblemático comercio con una mención especial a su abuelo Francisco Artero Bosque. Albert, en diversas ocasiones de su intervención, se refirió a “la suerte, el destino, la providencia, cada uno lo llama de una manera”, como un elemento imprescindible que ayuda a explicar la pervivencia de muchos empeños humanos. “No todo es trabajo. Puedes hacer las cosas muy bien, pero existe algo que se escapa al hombre”, aseguró.
A través de la figura de su abuelo, aportó algunos datos sorprendentes de la vida de este negocio. Porque a su abuelo “le tocaron todas las venturas y desventuras que pueden acontecer”, afirmó. Francisco Artero Bosque se hizo cargo del negocio desde 1929 a 1961. Al estallar la guerra civil, Barbastro cayó en zona republicana con gran influencia de las columnas anarquistas que venían desde Barcelona. “Los negocios se incautaron y se colectivizaron. Esto supuso que el dueño pasara a ser un empleado más y entre todos elegían al jefe. Bastaba cualquier denuncia para que lo hubieran fusilado, como mataron o encarcelaron a tantos otros vecinos. Pero los empleados le dijeron que no se preocupara, que ellos seguirían las pautas marcadas y él podría seguir llevando el negocio”.
El 3 de noviembre de 1937 la aviación italiana bombardeó Barbastro. Falleció más de un centenar de personas y un artefacto cayó en General Ricardos 15, el edificio vecino. “Se desencadenó un incendio que se apagó como se pudo y se perdió mucho género”. En primavera de 1938, las tropas del general Franco entraron en Barbastro y, en enero de 1939, “se aprueba un impuesto extraordinario y retroactivo. ¿Qué beneficios iba a haber después de una guerra?”, se preguntó. Y contó una anécdota: “Las autoridades franquistas encontraron en la tienda unos camiones de juguete pintados con la bandera republicana… y nos multaron. Pero no se podía repintar la bandera ya que carecíamos de pintura amarilla”.
La riada
Con la postguerra llegan años de miseria y racionamiento. “No había dinero corriente, se compraba con bonos y todo eran dificultades”, relató.
El panorama cambió de manera sustancial en la década de los 50, época en la que comienza la construcción de las grandes obras hidráulicas en la provincia de Huesca. Los pantanos de Escales o de El Grado atrajeron a la ciudad a una gran cantidad de familias.
No obstante, la época de bonanza zozobró en 1965. “El 6 de octubre de 1965 se produjo una gran inundación. El agua superó el metro de altura por la calle General Ricardos y arrasó la planta baja del local. Se perdió todo. Recuerdo como, con mi hermano Paco, tuvimos que poner a salvo los libros de contabilidad. Si se estropeaban… lo perdíamos todo puesto que no hubiéramos sabido ni a quién debíamos, ni quién nos debía. El agua resulta peor que el fuego ya que debes esperar a que se retire”. Del inmenso golpe pudieron salir adelante en buena parte, como él explicó, “porque en aquella época las casas te fiaban y decían ‘ya lo pagarás’”, apostilló Albert.
Como colofón, dedicó sus últimas palabras a sus trabajadores y sus clientes. “Sin su lealtad no hubiéramos podido haber hecho nada. Gracias a todos”.
Palabras del obispo
Tras la intervención de los galardonados, y como responsable de la empresa editora de El Cruzado, cerró el obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez. En sus palabras afirmó: “Hoy la familia cotiza a la baja y, sin embargo, no me canso de repetir que es el valor más seguro. Hemos entregado la Almendra de Oro a Albert&Artero. Con sabor a familia, a hogar y con vocación de servicio a la persona. Se debe primar que te escuchen y te sientas persona”.