El Cruzado Aragonés en colaboración con ab energía y el Ayuntamiento de Barbastro organizaron un desayuno informativo acerca del sector de la energía. ¿Va a bajar el precio de la factura?, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a la transición energética?, ¿qué papel desempeñan las compañías eléctricas pequeñas?
Los ponentes Sabrina Lavado (directora de regulación de ASEME), Francisco Javier López (director general del Grupo Gaselec), Joaquín Más (director general del grupo Enercoop) y Albert Estapé (director técnico de Anell) junto con Fina Bernárdez (directora general del grupo AB 1903) ayudaron a arrojar un poco de luz al tema.
Los especialistas no escatimaron adjetivos para referirse al momento actual del sector energético y se refirieron a él como “único y apasionante”. Esto viene dado por la enorme complejidad de los desafíos como país y como empresas.
Uno de los principales actores es la Unión Europea. Los pasos que se están dando desde esta institución van encaminados al logro de varios objetivos. Por un lado, a colocar al cliente-consumidor en el centro. Por otro, a una electrificación de la demanda (por ejemplo, en la movilidad con la apuesta por coches eléctricos). Otro pilar, la autosuficiencia energética.
“Europa necesita generar su propia energía porque no es viable sin energía”, expresó Más. Y puso el ejemplo de las mascarillas. “Cuando llegó la pandemia caímos en la cuenta de que no sabíamos producir mascarillas y, en consecuencia, tras el momento de la deslocalización, ahora llega la re-localización. Algo similar está ocurriendo con la energía, Europa no puede depender tanto del sector exterior”.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia y ahora, el conflicto entre Israel y Hamás afectan al mercado. De ahí la firme apuesta que desde Bruselas se viene realizando por las renovables. Sabrina Lavado explicó que España “no va por libre. No puede. Traslada las normativas europeas, ha asumido los compromisos de París de 2015 frente al cambio climático y hace suyos los objetivos europeos marcados en 2019. Aunque sí es cierto que han aumentado las exigencias que llegan desde Bruselas”. El 9 de octubre se aprobó una nueva directiva europea “y estamos esperando a ver cómo aterriza esta norma en nuestro país”.
No podemos olvidar que el año 2030 se ha erigido como límite de la puesta en marcha para muchas de estas decisiones con el fin de ser menos vulnerables, desde el punto de vista de la autosuficiencia energética, a los cambios del mundo.
“Nos queda poco tiempo para una gran transformación como la penetración masiva de las renovables en la red”, añadió. Estapé abordó el tema de la distribución de la energía. En el modelo conocido hasta ahora existían puntos concretos de gran producción de energía (una central) que se distribuía por toda la red hasta el consumidor. La energía viajaba en una sola dirección. Ahora, con la entrada de renovables, con los particulares que pueden generar su propia energía y venderla al sistema “hay que optimizar la red, utilizarla mejor. No necesariamente ampliarla. Caminamos hacia una red flexible, variable. Esto se llama digitalización pero, en estos momentos, vivimos un periodo de saturación en la red”.
Estapé ahondó en la reflexión señalando que la “red seguirá molestando. Disponer de luz artificial, de calefacción o aire acondicionado no viene de serie, hace falta una infraestructura y seguirá siendo necesaria”.
El consumidor en el centro
Nos llega la factura y miramos a cuánto asciende. Este ha sido todo el poder que cabía en manos del consumidor. No obstante, se están dando pasos para que esta situación pase a la historia. Nadie, explicaron, hace 15 años podía pensar en generar energía en casa, almacenarla y venderla al sistema. Entre estos cambios radicales observamos que ahora, el consumidor cuenta con más información, se encuentra más capacitado y disponen de la información de las tarifas.
En el mercado también han irrumpido las comunidades energéticas. Se trata de una unión libre de consumidores para producir y generar energía. Además, gozan de buena prensa y el territorio las recibe bien. En un país como España en el que vivimos en altura y no resulta nada fácil instalar placas solares en edificios, las comunidades energéticas eliminan las barreras de acceso a las renovables de la mayoría de la población. Una comunidad puede instalar un huerto urbano con paneles solares y una pequeña parte es de una familia.
Pero, producir en casa o formar parte de una comunidad energética tampoco se encuentra al alcance de todos. La transición ecológica está resultando desequilibrada y asimétrica y no penetra en toda la sociedad al mismo ritmo. Porque como señaló Más: “Mi madre es viuda, vive con esa pensión en un piso, ni puede gastar 50.000 euros en un Tesla, ni instalar placas fotovoltaicas en su edifico y esa es la realidad de la mayoría de la gente”.
En un mercado tan volátil, los especialistas animaron al consumidor a acercarse a su distribuidora de energía, como ab energía, sobre todo al tratarse de una pequeña y cercana empresa para revisar su contrato “porque nadie mejor que ellos –explicó López– para atendernos por su compromiso con el territorio”. El componente social va ligado a este tipo de empresas. Y explicó el símil de Spiderman. “Hay muchos superhéroes pero Spiderman se asocia a Nueva York porque se define como vecino y amigo cercano, así son las pequeñas comercializadoras”.
La factura
Se han vivido dos años de precios desorbitados que también han afectado a las empresas distribuidoras de energía. Y, por lo visto, no hay buenas noticias en el horizonte más cercano. Para explicarlo debemos atender a varios aspectos. En este semestre se calcula que el precio del megavatio se sitúe en los 100 euros. El gas se encuentra en los 49-55 euros cuando antes no solía superar los 15. La fuerza hidráulica se encuentra al 35%, una capacidad muy reducida con 15 puntos menos que en los últimos años. Los derechos de emisión del CO2 se pagan a 80 euros el megavatio.
Con estos datos, desde Gaselec afirmaron que “se van a mantener los precios altos. Seguramente, también al principio del próximo 2024”. Los expertos coincidieron en que sería una buena idea prorrogar las medidas que ya funcionan para abaratar la factura de la luz. Asimismo, animaron a elegir una buena factura y a acostumbrarse a las franjas horarias para hacer uso de los electrodomésticos. Con las posibilidades de optar por una tarifa fija o indexada “no parece mal momento de ir a una tarifa plana para evitar sobresaltos”, afirmaron.
Los ponentes, todos ellos miembros de comercializadoras de energía de pequeño tamaño, quisieron explicar que, como empresas han sufrido mucho porque ellos también compran cara la energía. “Ni expoliamos a nadie, ni nos aprovechamos”, señalaron. Es más, “se nos exige a todos por igual –aclaró Bernárdez–, grandes y pequeños del sector, pero no todos contamos con la misma capacidad de respuesta en un mercado en el que vamos de urgencia en urgencia”. Además, incidieron, estas compañías no producen; la producción de energía en España continúa en manos de unos pocos. “Pero la energía es un bien –agregó López–, y aunque creo que será difícil, abogo por despolitizar la energía”.