El 22 de septiembre de 2013, hace hoy 8 años, se publicaba el último artículo en The Oil Drum, un sitio en Internet dedicado a la crisis energética y al previsto advenimiento de un máximo en la producción de petróleo crudo, lo que se conocía y se conoce en entornos más o menos especializados como ‘Peak Oil’.
8 años y medio en los que se publicaron más de 7.000 artículos que cubrían todos los aspectos del sistema de energía global.
Gracias a la actividad desarrollada en este campo por David Lafarga (1967-2018), la UNED de Barbastro estableció contacto con miembros activos del sitio web, todos ellos reputados científicos y especialistas en la materia, algunos de los cuales como Gail Tverberg, Mariano Marzo, Ugo Bardi, Antonio Turiel, Rob Hopkins, Mikael Höök y un largo etcétera, participaron activamente en los dos congresos sobre el Pico de Petróleo que se organizaron en 2011 y 2014 que tuvieron también su reflejo en la publicación de una página web.
Pero, al cabo de esos 8 años, el tambor, un referente tan difícil de sustituir que aún no lo ha sido, dejó de sonar y por varias razones, la principal es el agotamiento de sus responsables, que construyeron una buena teoría con un mal calendario, ignorando la poderosa resiliencia del sistema.
En fin, el caso es que parece haber evidencias, no sé si suficientes, de que el pico de petróleo ha llegado y ha pasado sin pena ni gloria, al menos por lo que respecta al petróleo convencional, líquido y accesible.
Las técnicas de fraccionamiento de rocas bituminosas y la localización de nuevos y difícilmente accesibles yacimientos en el fondo marino han pospuesto, ya veremos por cuanto tiempo, a un costo financiero y ecológico bastante alto, la eclosión de una crisis energética global.
El futuro, dicen ahora, estará movido por energías renovables para lo cual y con loable previsión, ya están instalando hidrogeneras y puntos de acceso a la red eléctrica.
Dejando de lado que tanto la electricidad como el hidrógeno son, al menos en la Tierra, fuentes secundarias, seguimos teniendo importantes problemas: vivimos en un planeta redondo y por tanto finito, del que hay que extraer la mayoría de los recursos, incluidos los componentes de placas solares, molinos, pilas de combustible, etc.
La población está creciendo exponencialmente y si el crecimiento exponencial no se detiene llegaremos al 2030 con 8 mil millones de habitantes, que cuando pueden, consumen todo lo que se les pone por delante. A efectos comparativos, en 1950 éramos poco más de dos mil millones.
Y por último, pero no menos importante, va a ser muy difícil que las energías renovables, que por el momento aún dependen del petróleo para la fabricación, transporte y ubicación de la infraestructura necesaria, proporcionen, a medio plazo, algo más que una pequeña fracción de la energía que el petróleo producía en sus años dorados y aún sigue produciendo.
Puede parecer que los problemas importantes, hoy por hoy, son otros. Pero sólo lo parece.