Llega mayo y con él las obligadas visitas y romerías a los lugares de culto mariano. En el Somontano, tan pródigo en ermitas, en algunas localidades todavía se conservan las llaves de estos templos en casas particulares.
En Salas Bajas, el único llavín que da acceso a la capilla se encuentra en la casa del prior de la cofradía del Santo Cristo. Aunque en esta localidad no existe la tradición de pedirla para acudir a visitar a la Virgen del Plano. Pero todo el pueblo, a través de la cofradía, cuida del lugar.
En medio de una de las tierras más fértiles de toda la zona, en el corazón del Somontano, quedan vestigios de una gran villa romana y sobre ella, la ermita del Plano. El paraje, sorprende. Los últimos chaparrones agrandan la belleza del lugar desde donde se divisan las ermitas de la Candelera en Salas Altas y San Macario en Pozán.
La Virgen del Plano pertenece a Salas Bajas, ellos la cuidan a través de la cofradía, pero se enclava en el término de Salas Altas. Como nota curiosa, esta antiquísima cofradía la forman hombres. Ahora, José Mª Pintado (prior), Óscar Torres (tesorero) y José Mª Salas (secretario) se encargan del trabajo. “Nosotros limpiamos la iglesia, desbrozamos las hierbas del exterior, preparamos la caridad… y en la próxima junta vamos a abrirla a las mujeres. Por los tiempos y por justicia. Porque ellas, que han aparecido en segundo término, siempre se han implicado”, explican.
En este mayo, mes dedicado a la Virgen, todos los sábados sale desde la localidad un grupo de fieles a las 7 de la mañana en romería para asistir a una eucaristía y compartir la caridad. “Antes sólo se repartían pastas y vino un único sábado, pero hemos decidido que sean todos”. Y el 15 de septiembre, fiesta grande por el Santo Cristo. Una devoción menos conocida fuera de la localidad, pero no menor. La imagen original se quemó durante la Guerra Civil. “El Santo Cristo se saca en procesión para pedir agua y ¡más de una vez nos hemos mojado antes de regresar!”, aclara Salas.
En el Plano, dispuesto alrededor de un patio central, se observan elementos del antiguo claustro, la casa del ermitaño y el templo. De titularidad municipal, los vecinos han velado durante años por su conservación y el antiguo párroco, don Fernando Juste, también se sentía muy ligado a ella. Aquí vivió un ermitaño que aún se recuerda y en su casa todavía perviven unas pinturas que a estos cofrades les gustaría poder estudiar y datar.
Por ahora, se han comprometido en recaudar fondos para hacer frente a los problemas de humedad que amenazan la ermita. Así, el sábado 20 de julio volverá a celebrarse, por segundo año consecutivo, la cata con jotas y la cena de judías “y algún donativo especial que siempre sorprende”, añaden.
Esta devoción llega a Salas Altas y Pozán, pero se nota en especial entre los vecinos de Salas Bajas. Por ejemplo, el sábado 18 de mayo, dos niños vecinos del pueblo, recibirán su primera comunión. Ningún lugar mejor para recibir al Santísimo como en medio de un paraje tan hermoso.