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Manolo Garrido Al levantar la vista
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Fango que polariza

Manolo Garrido Al levantar la vista
20 mayo 2024

La estudiada, oportunista y calculada referencia a “la máquina del fango” que protagonizó el debate en días recientes sirvió para cambiar el foco y abrir la discusión dentro del periodismo. Hay que decir que hay muchos agentes de desinformación, no sólo medios de comunicación, es decir, es un problema social más amplio. Desde luego, los medios debemos hacer balance y reconocer errores, junto a la reivindicación de la honestidad mayoritaria del trabajo periodístico.

Entre otros, podríamos preguntar a algunos políticos por este asunto, para que limpien “sus discursos de insultos, de alusiones ad hominem, de argumentos falaces, de cuestiones sacadas de contexto. Porque eso es lo que luego acaban recogiendo también los propios medios”, contaba Charo Sádaba, decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, en una entrevista el pasado 12 de mayo con el Diario de Navarra. Sádaba es también Defensora del lector en ABC y piensa que los medios “quizá tienen un deber de contar cuáles son sus códigos deontológicos”.

Y llegamos al 3 mayo con el Día Mundial de la Libertad de Prensa inmersos en polémicas estériles, que ignoran la realidad de un periodismo de calidad que convive con otras marcas que intoxican.

Esto no es nada nuevo. Martin Baron, que fuera director del Washington Post, acaba de publicar el libro Frente al poder y explicaba el 21 de abril en ABC a Fernando Belzunce que “no podemos convertirnos en activistas o abogados de un movimiento que debemos cubrir. No podemos mantener nuestra independencia si participamos en los eventos que cubrimos. Creo que hay límites”.

La separación del informador respecto al objeto del que informa es compatible con la vivencia personal y la pasión que se ponen en cada pieza, porque el periodista no es un robot y tiene sentimientos y emociones. La “frialdad” es compatible con el deseo de aportar en positivo y de contribuir a la información veraz como servicio.

La experiencia de Baron apuesta por la vigencia de la calidad y de los estándares éticos y a la vez combate la resistencia al cambio y la nostalgia. Plantea la necesidad de saber adaptarse, una llamada a la esperanza y a la capacidad de conseguir objetivos: “Hay demasiadas personas –dice– que piensan que vamos a fracasar y nunca he conocido a nadie que haya tenido éxito pensando que iba a fracasar”.
Recuerda Baron algo que ya experimentamos y es cómo Internet ha facilitado la aparición de muchos nuevos medios, que a su vez necesitan llamar la atención de las audiencias con todo tipo de titulares, pseudo informaciones y trucos diversos. Esto podría explicar la famosa “máquina del fango”, pero creo que la información seria y contrastada gana claramente, aunque obligue a las audiencias a una criba y vigilancia permanente.

El que fuera director del WP piensa que la información falsa alimenta una polarización que es un modelo de negocio. Con su experiencia explica que “una manera de llegar al público, de enganchar a más lectores, es provocar la furia, la ira y crear tensiones entre la audiencia”. Por eso las audiencias tienen que vigilar desde la confianza, contrastar y exigir informaciones verificadas que, por ser ciertas, tienen vigencia y no desaparecen en horas.

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