Ferma ha cumplido con una nueva edición, a cielo abierto, en las calles de la ciudad, alejada del recinto ferial que la ha albergado décadas.
Este modelo sigue la pauta forzada por la pandemia, sin ser ésta la única causa. La idea de cambiar las cosas ya estaba en la mente de los gobernantes locales; no obstante, en su marco habitual. A raíz del bronco apartado a cuenta de la actividad ferial del último pleno, conocemos ahora que el recinto no reúne las condiciones, que se han hecho arreglos, que hay otros pendientes por un importe de 200.000 euros, y que hay en estudio proyectos futuros para que sea un parque empresarial o la sede de un nuevo módulo de Formación Profesional dedicado a la restauración… nada de eso sabíamos y todo nos interesa, debe el Ayuntamiento contar más. El caso es que son estas circunstancias, junto a las propuestas de los expositores, las que van configurando la nueva Ferma.
Pero poco hay de novedoso en la feria más veterana de Barbastro; al contrario, en un momento de despiste, uno podría confundirla con otras que usan menos anglicismos para nombrar lo que nuestro idioma sabe decir de sobras. “Reinventarse”, que es la palabra a la que tanto se alude desde 2020, no es hablar de shopping en lugar de compras ni cambiar un sitio por otro, ni tampoco que los comercios saquen fuera las rebajas que ya tienen dentro.
Para reinventarse hay que repensar antes, preguntarse si hoy tiene sentido una feria así, generalista y que roza más el entretenimiento que la economía, si no saldría más a cuenta apostar por otras monográficas, especializadas.
Barbastro tiene un salón ejemplar, El Desván, y los tuvo con probado éxito dedicados al turismo, al vino o a la automoción. Cuesta asumir y comprender que la ciudad se desentendiera de estas citas, entre las que brilló SENDA como pionera en el tema medioambiental, y en cambio se aferre a esta enflaquecida Ferma como seña de identidad ferial.
Hubo mucho de injusto y de desmemoria en los reproches del antedicho pleno, la responsabilidad de esta indefinición es compartida. Hace tiempo que, con más o menos acierto de cada gestor, Ferma se ha ido sin ruta clara ni mapa por derroteros muy distintos a los de su fundación como Feria-Exposición de Maquinaria Agrícola y del Automóvil.