El 7 de junio del año 1903, momento de gran efervescencia social y de no poca competencia mediática en la provincia, salió a la calle el número 1 de El Cruzado Aragonés. Más de un siglo después, este semanario libre e independiente continúa al servicio del Alto Aragón y actualiza su compromiso de fidelidad con su origen, con la verdad, con los valores del humanismo cristiano y, de forma paralela, con cada uno de los lectores que se acercan a sus páginas, tanto impresas como virtuales.   

Que los tiempos cambian no es noticia para este periódico. Basta con revisar la hemeroteca para recordar cómo El Cruzado Aragonés ha sido, semana tras semana, fedatario del día a día de esta tierra. Con tropezones y baches, cada palabra escrita –las de los tipos móviles y las de los más actuales sistemas– ha tratado de aportar luz a la sociedad con información de valor, así como con testimonios e historias que han interpelado sobre la condición humana y la propia existencia.

El Cruzado no solo ha contado la historia, sino que la ha vivido en primera línea, contradiciendo con sus 118 años de periodismo a los agoreros que en un principio le auguraban una vida efímera. Hoy, con humildad, inauguramos la tercera época de El Cruzado Aragonés y publicamos el número 5.175 en papel, al que se suma desde anoche una edición electrónica que multiplica el alcance y abraza a las nuevas generaciones.  

El semanario de este 5 de noviembre de 2021 es fruto tanto del trabajo de quienes lo han materializado como del resultado de la herencia recibida. Nosotros, meros depositarios, tomamos el testigo para ponernos, de nuevo, al servicio del Alto Aragón. Fieles a la esencia de El Cruzado, pero abiertos a los nuevos lenguajes, formatos y plataformas.

Este camino no habría sido posible sin los que ya no están y los que nos acompañáis. Cuando miramos hacia atrás, sentimos que el agradecimiento es “el perfume de la memoria del corazón” (Romano Guardini) y un estímulo para continuar.