El joven barbastrense Javier Castillo es periodista y casi politólogo por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. En enero, lanzó junto a tres compañeros el pódcast Repoblados. Este proyecto radiofónico fue el resultado de su trabajo de fin de grado. En él, ponen como protagonistas a personas que luchan contra la despoblación en zonas del Alto Aragón y lanzan, de alguna manera, un mensaje de esperanza. Repoblados se puede escuchar en YouTube, iVoox y Spotify, y también está en Instagram y Twitter como @repoblados.
¿Por qué nace ‘Repoblados’?
Nos daba la sensación de que se hablaba constantemente de la despoblación y de la España vaciada. La realidad es que hay personas que desde hace años impulsan proyectos de vida en el Alto Aragón. Creíamos que había llegado la hora de cambiar el enfoque que se acostumbra a hacer desde algunos medios. Por este motivo, impulsamos un proyecto periodístico que se centrara en hablar con aquellas personas que, de forma consciente o inconsciente, luchan en su día a día contra la despoblación.
¿Cuál era el objetivo del pódcast?
Básicamente, recorrer el norte de Aragón y escuchar a quienes luchan contra la despoblación. En cada capítulo visitamos un pueblo o una zona golpeada por los estragos de la despoblación, pero que, décadas después, ha conseguido revertir una tendencia que parecía imparable o ha recuperado la vida que había perdido por completo. Nosotros simplemente nos hemos limitado a escuchar sus testimonios y contar sus historias a través de este pódcast.
¿Qué habéis aprendido?
Que no existe una única forma de repoblar. Repoblados es todas ellas. Son historias de resistencias vecinales, de pueblos que luchan por su futuro, de sueños cumplidos, de planes familiares, de proyectos sindicales y de iniciativas empresariales que contribuyen a mantener la vida en el norte de Aragón. Cada pueblo y cada historia es diferente, pero estamos seguros de que los oyentes podrán aprender de todos los capítulos y sacar sus propias conclusiones sobre cómo actuar contra la despoblación.
“He crecido escuchando a la Ronda de Boltaña”
Javier Castillo
¿Qué te movió a visibilizar esta realidad?
He nacido y crecido en Barbastro, pero casi toda mi familia es del Sobrarbe. Mi madre es del Pueyo de Araguás y mi padre nació en Banastón, aunque creció en Aínsa. Desde pequeño, he vivido entre el Somontano y el Sobrarbe . Desde la adolescencia, siempre me he interesado por los asuntos que condicionan la vida de los habitantes del Alto Aragón, y hasta ahora. La despoblación es un tema que nos toca muy de cerca a los que somos de aquí. Como mi vocación es el periodismo, desde que empecé en este oficio siempre he intentado informar desde un compromiso con la sociedad y con el mundo que me rodea. He crecido escuchando la Ronda de Boltaña, supongo que eso también ha tenido algo que ver.
¿Qué historia os ha impresionado más?
Guardamos muy buen recuerdo de todas las personas que nos han abierto las puertas de sus casas y nos han contado aspectos muy emotivos de sus vidas. Todo el mundo se ha portado genial con nosotros. Eso sí, nunca imaginamos que acabaríamos hablando con dos alemanes y dos belgas de nuestra edad en una aldea okupada del valle de la Solana a la que solo se podía acceder andando.
¿Alguna anécdota de las grabaciones?
El día que fuimos a Ruesta y Artieda para hablar con sus vecinos, alquilamos las grabadoras de la universidad pero, cuando las fuimos a utilizar, nos dimos cuenta de que no tenían batería, así que tuvimos que arreglárnoslas con los móviles. Ese mismo día, también nos perdimos llegando a Ruesta porque el GPS nos llevó por donde no era. Era nuestro primer viaje, menos mal que, a partir de ahí, la cosa solo podía mejorar.
¿Ha cambiado tu forma de ver el futuro de la despoblación? ¿Eres más optimista?
Conocía algunos de los pueblos que visitamos a la hora de grabar el pódcast. Sin embargo, no era consciente de la gran cantidad de personas que reman cada día en la misma dirección para luchar contra la despoblación. Aragón es una tierra de oportunidades y ellos mismos nos lo han demostrado. Incluso en el rincón más inhóspito de los Pirineos hay quienes apuestan por volver a levantar muros, vuelven a dar vida a las calles y los pueblos y vuelven a sembrar un futuro para esta tierra.