Barbastro

Carnicería Bernad: «Han sido 40 años de trayectoria muy felices y con muchas amistades»

Los actuales propietarios de Carnicería Bernad, Toño Bernad y Mari Carmen Eustaquio, dejan el negocio tras 40 años al frente

Mari Carmen Eustaquio y Toño Bernad orgullosos tras el mostrador de su negocio, la Carnicería Bernad. Foto: C.Lanau
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
20 septiembre 2023

Carnicería Bernad es la historia de dos emprendedores que iniciaron este negocio muy jóvenes (24 años Toño Bernad y 22 Mari Carmen Eustaquio) y que supieron adaptarse a un cambio de vida en un terreno totalmente desconocido. Carnicería Bernad abrió sus puertas el 13 de enero de 1983 y el 30 de septiembre de este mes, después de 40 años, su dirección cambiará de manos. Pero antes, este sábado se despiden por todo lo alto.

¿Por qué decidieron regentar la carnicería?  

Yo –explica Toño Bernad– trabajaba en las tierras de mi familia. Pero siempre que pasaba por delante de la carnicería me la quedaba mirando. Un día pusieron un cartel anunciando que se traspasaba y supe que tenía que cogerla. Recuerdo –añade Mari Carmen Eustaquio–que estaba trabajando en Panticosa y cuando Toño me contó su idea me pilló por sorpresa, pero decidí unirme a él y juntos continuar con el negocio de la carnicería. 

¿Cómo fueron esos comienzos?

Empezamos muy jóvenes –confiesa Mari Carmen– y además solteros, que para aquellos años no era la mejor situación. Además, no conocíamos prácticamente nada de ese mundo. Así que durante meses fuimos a Zaragoza a aprender el negocio de la mano de un carnicero que a día de hoy consideramos familia. Los primeros días trabajando las carnes fueron difíciles porque no estábamos acostumbrados. Toño compró el negocio en agosto y en enero abrimos las puertas. Durante esos meses lo único que hicimos fue aprender, adecuar la tienda y sobre todo practicar. 

De hecho, recuerdo que en la Nochebuena de ese año –añade Toño– Mari Carmen y yo estábamos intentando limpiar un cordero y como tardamos demasiado nuestra familia nos llamaba para saber dónde estábamos porque no llegábamos a la cena. ¡Pero es que tardamos dos horas!, ríen ambos.

¿Cómo les acogió la ciudad?  

Muy bien. Siempre nos acordamos del primer día en el que abrimos oficialmente las puertas. En un principio no venía nadie y nosotros ya estábamos asustados, pero de repente entró una mujer, Inés, nuestra primera clienta. Nunca nos olvidaremos de ella. Otros se acercaron por curiosidad y se acabaron quedando como fijos. En muchas ocasiones la carnicería se ha convertido en el punto de encuentro de amigos o en la excusa de las personas mayores para salir a pasear y hablar un rato. Los clientes se acaban convirtiendo en nuestra familia. 

Durante estos 40 años la forma de vender e incluso el perfil de los consumidores ha cambiado.

Como hemos explicado, muchos clientes buscan el trato cercano y familiar que ofrecemos, pero otros  a veces tienen más prisa porque los tiempos han cambiado. Nosotros nos tuvimos que adaptar y por eso creamos la página web. Ahora la sociedad busca la rapidez e Internet ofrece eso. Incluso gracias a ella hemos recibido pedidos de otras comunidades autónomas. 

Respecto al perfil de los clientes también hemos notado un ligero cambio. Últimamente acude mucha gente joven que sobre todo busca el producto ecológico. Cada vez son más conscientes de que la carne debe tener calidad y nosotros siempre ofrecemos la mejor carne. Por otro lado, nos adaptamos a las peticiones de la clientela y eso los supermercados no lo ofrecen. Por ejemplo, antes el espacio para los productos preparados era menor que el que ocupa ahora, pero debido a la rapidez de la vida, hoy en día la gente cada vez los buscan más. Otro ejemplo son los productos sin gluten o sin lactosa.

Su negocio no termina con ustedes.

Después de sacar adelante este negocio no queríamos que acabara con nosotros. Tampoco esa forma de negocio de antes que nos caracteriza. En principio Carnicería Bernad no cerrará sus puertas, lo único es que el 30 de septiembre, si todo va bien, cambiará de manos. Pero sus puertas permanecerán abiertas y ofreciendo el mismo producto de calidad que el que brindábamos.

Además,–añade Toño Bernad– debemos luchar para que no se pierdan las recetas tradicionales como podrían ser las de la chireta. Debemos procurar que las futuras generaciones las sepan cocinar para que no se pierdan.

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