La invasión de Rusia a Ucrania se está viviendo de manera muy intensa para barbastrenses como Eduardo Puente, directivo de la Asociación de Asistencia a la Infancia, que tiene testimonios directos desde Ucrania y está entre los que mejor conocen la realidad de los niños ucranianos.
“Hoy –por el lunes 28 de febrero– estuvo relativamente tranquilo cerca de Kiev. Tal vez porque se están llevando a cabo negociaciones en Bielorrusia entre rusos y ucranianos. No habrá resultado, pero hay un respiro. Hoy los misiles Grad atacaron las áreas residenciales de Kharkov y Balakleya”. Este es el mensaje que recibió Puente en su móvil el pasado lunes de parte de un conocido que está viviendo el conflicto.
Eduardo Puente fue presidente de la asociación y antes de la pandemia se retiró del cargo. Ahora sigue en la junta que preside Agustín Abadía. En el año 2014, Puente ya explicó a este semanario que la posibilidad de venir a España, a Aragón en este caso, se traducía en un “oasis de paz” en medio de un país acuciado por la guerra civil. “Los niños proceden de la región de Kiev, de más de 100 km. que se extiende desde Chernóbil hasta el sur, la mayoría son de Bila Tserkva, ciudad de 400.000 habitantes”. En esa zona –comentaba en 2014– “trabajamos desde hace diecisiete años”.
El miedo se apodera hoy más que nunca de las calles de Kiev. El mensaje de texto que recibió en su móvil el lunes continúa asegurando que “se están librando intensos combates en Mariúpol y Volnovakha. Hoy –por el lunes– tuvimos una sirena de ataque aéreo. Un avión de ataque ruso voló a Kiev. Ya empiezo a distinguir el silbido de un cohete, el sonido de un avión o un helicóptero”.
La Asociación de Asistencia a la Infancia está creada para el acogimiento de niños de orfanatos o de familias desfavorecidas. Así, los menores llegan a España para pasar los veranos y las Navidades. La última Navidad fue la del “regreso”, la de retomar el contacto con nuestro país después de la pandemia.
Ahora mismo, hay diez menores ucranianos adoptados por familias en Barbastro. Todos ellos, cuando pisan el país, van, normalmente, a la misma familia. “Yo, por ejemplo, por estudios, he tenido a una niña desde los 7 años hasta los 24 que tiene ahora. Cada año voy solicitando un programa de estudios, pero cada año tiene que volver a su país”, subraya Puente. El grueso de niños y niñas adoptados en Aragón está en Huesca y Zaragoza.
Desde la asociación están intentando traer a todos los máximos menores posibles desde Ucrania, pero Puente advierte de que, “como eso ya no está dentro de la jurisprudencia de la Diputación General de Aragón, sino que ya depende del Gobierno central… Para sacarlos de Ucrania habría que hacer un corredor humanitario”.
Tras conocer información de primera mano, el barbastrense asegura a este periódico que hace unos días salieron dos autobuses desde un orfanato de Ucrania para trasladarlos a la frontera. “Uno de ellos lo bombardearon y no sé si hubo 16 o 20 niños muertos”, lamenta. La falta de alimentos es desde hace unos días un severo problema en Kiev. “Han estado todo el fin de semana en casa porque no les dejaban salir a la calle. Hoy –por el lunes– han podido salir y se formaban unas grandes colas para ir a comprar. Cuando llegas al supermercado, no hay alimentos frescos, no hay pan… La mayoría están prácticamente agotados. Tampoco hay agua”.
La actualidad para la asociación pasa ahora por la negociación junto con 16 asociaciones repartidas por Andalucía, Valencia, Mallorca, entre otros lugares. “Hemos hecho un grupo conjunto para intentar solicitar al Gobierno que intente negociar la forma de crear un corredor sanitario para sacar a los máximos niños posibles. Estamos en ello, pero las situación cambia en cada momento”.
Una furgoneta en marcha por Europa que lleva a un matrimonio con once de sus hijos. Es otro de los testimonios que ha llegado hasta Puente. “El mayor se ha tenido que quedar en Ucrania. Hay tres, me parece, que no tenían papeles y no sabíamos en qué situación estaban. De esos, hay tres o cuatro niños que ya habían venido con nosotros acogidos y que, posiblemente, la decisión pase por venirse para aquí. Estos son casos que han salido desde Kiev por voluntad propia. Hay otras niñas que también venían con nosotros y han salido del país con su familia. Cuando nosotros quisimos reaccionar –lamenta–, ya no había tiempo para nada”.