Francisco Vaquero vive en Cabeza del Buey, Badajoz, su pueblo natal en la comarca de La Serena. Desde ahí se traslada, como los antiguos feriantes, de pueblo en pueblo para presentar Vidas irrenovables y charlar con el público. La acogida la califica de «espectacular». Estada, el pasado lunes 10 de marzo, significó el pase 162 de este trabajo «muchos, tratándose de un documental», señala Vaquero.
Partían de la idea de analizar el impacto medioambiental de los parques eólicos y solares, pero se encontraron con otra cosa.
Nos acercamos al tema de las energías renovables porque comenzamos a escuchar noticias residuales de que algo no se estaba haciendo bien. En estos momentos, nos encontramos ante una paradoja: buscamos solventar una crisis medioambiental, pero en realidad, la estamos agravando.
Sin embargo, más allá de este problema real, nos topamos con las personas. Y vimos cómo se iban desgastando en esta lucha desigual, tratando de salvar su modo de vida. Y en absoluto desamparo por parte de las administraciones frente a esas empresas gigantes y poderosas.
En Aragón se reclama una normativa autonómica clara que ponga orden, ¿sucede lo mismo en otras comunidades?
Sí, excepto en La Rioja, no existen leyes que aborden este tema. El motivo lo desconozco. Muchas veces aluden a la urgencia climática y señalan este como el único camino. Nuestra experiencia dice que cuando se ha invitado a políticos a ver el documental, no han asistido. También existen hechos probados en juzgados por prevaricación.
Nos hemos creído que es la solución. Y, además, quizá, nuestros representantes se sienten presionados porque hay mucho dinero público en juego. Las empresas no levantan estos parques sólo con su propio dinero. Pero veo a pocos alcaldes que se planten y se pongan de parte de sus vecinos.
¿Qué dicen los afectados?
Hemos recorrido España y se palpa un sentir compartido: no se tiene en cuenta sus modos de vida, ni la importancia del paisaje.
Estas instalaciones no traen ningún puesto de trabajo a los pueblos y dejan migajas. Se juega con la miseria de la España despoblada y se extiende la idea de que quieren que nos vayamos todos a vivir a las ciudades para que ellos dominen los recursos naturales. Como me dijo uno: «Buscan que dejemos la España vaciada para ir a vivir a la España amontonada».
¿Qué hay de renovables en la eólica, la solar…?
Hemos asistido a una perversión del lenguaje. El viento o el sol se renuevan pero, ¿y todo lo demás? ¿Los minerales necesarios para construir las pilonas o las placas solares?, ¿el transporte? La mayoría de los componentes se fabrican en China y para ello utilizan carbón, gas y petróleo.
¿Y cómo se reciclan? Porque las palas de los aerogeneradores no se reciclan… se entierran. Quitan suelo fértil, matan animales como los murciélagos (clave para mantener a raya plagas) y rompen el equilibrio del ecosistema.
Si parece tan evidente, ¿por qué estas noticias no aparecen en los grandes medios de comunicación?
¿Cómo vas a estar en contra de las renovables? Además, estas empresas se encuentran entre los grandes anunciantes de nuestro país. Y, repito, nos han vendido el paquete de «verde y sostenible». Lo cual complica que el ciudadano profundice y se pare a pensar, que se muestre crítico e indague más allá de las cuatro consignas e ideas que nos han metido en la cabeza. Repito, se ha pervertido el lenguaje. Si lleva la etiqueta de verde y sostenible, por definición, ha de ser positivo. Y no nos planteamos nada más.
Alguno aludirá a que pueden cultivar debajo del aerogenerador o el rebaño pastar.
Los afectados nos han contado que como el terreno ha pasado de ser agrícola a industrial si un lobo te mata ahí a las ovejas, tú no cobras. Y si deciden pasar a placas solares, lo hacen… Sin contar con afecciones en animales y personas por el efecto sombra, ruido, ondas…
¿Cómo han financiado este documental?
Con nuestro propio dinero. No queremos subvenciones porque nos gusta trabajar con libertad.
Aragón queda bien cubierto en su trabajo ‘Vidas irrenovables’.
Vuestra tierra cuenta con una riqueza extraordinaria y con agua, elemento primordial para la instalación de las bases de datos. Visitamos, sobre todo, Teruel. Y existen ejemplos magníficos, en Aragón y otros lugares, de cómo con unión y esfuerzo se puede hacer frente a estos proyectos y a este sector en el que reina mucha hipocresía.