Este próximo domingo, 29 de mayo, la estación del tren de Monzón acogerá la centésima concentración en defensa del ferrocarril. Cien domingos, uno tras otro, los andenes de esta parada han sido el escenario de las reivindicaciones de un grupo más o menos numeroso de personas que vienen exigiendo la recuperación de los servicios ferroviarios que había en 2019.

Si bien algo se ha logrado, como retomar las frecuencias de Lérida a Zaragoza, la realidad ha obligado a elevar la protesta y ambicionar más: trenes que unan esta estación y la de Binéfar con Lérida, con sus paradas en las localidades del trazado y con la frecuencia necesaria para convertirse en cercanías.

La merma de servicios ferroviarios convencionales, en favor de la potenciación del AVE, es un mal común en muchas zonas de la España menos poblada que sufre lo que podríamos llamar “brecha ferroviaria”.

Una más. Porque a la digital –cuando las redes no son lo que deberían o la señal del teléfono se cae de vez en cuando–, o a la financiera –la del desmantelamiento de cajeros automáticos–, se van sumando agravios que acabarán convirtiendo en un acto heroico la opción de vivir en un medio rural donde o tienes coche o a ver cómo te mueves.

No solo eso. En medio de una crisis energética que no amainará, agravada por la guerra en Ucrania, la apuesta por el transporte sostenible tiene en el ferrocarril la clave del cambio de paradigma.

Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, solo el 2% de las emisiones del transporte corresponden al tren frente al 71% de las emisiones asociadas al transporte por carretera, el 14% a la navegación y alrededor del 13% a la aviación.

Con todas estas razones y alguna más, el domingo sumarán 100 concentraciones bajo el lema “Monzón no pierdas el tren”, que es el tren de todo el arco oriental de la provincia de Huesca.