Historiador, escritor e investigador, Francisco Andrés Lascorz (Monzón, 1962) es profesor ‘Ad Honorem’ por la Universidad Rovira y Virgili y se dedica a la docencia desde hace 38 años. Mantiene el cargo de presidente de la Asociación de Relaciones Culturales Cataluña-Israel (ARCCI) desde 2007. También del Centro de Estudios de Sobrarbe y es el representante de la Universidad Ben Gurión del Negev en España.
¿Cómo empezó a estudiar la comunidad judía?
– Todo comenzó hace unos 30 años, de casualidad. Soy profesor en Reus y visitábamos con profesores de historia el Castillo de Monzón por la importancia que tuvo durante siglos y durante el reinado de Jaime I. Una compañera me preguntó si en Monzón habían residido judíos. No le supe responder. A raíz de ahí, empecé a estudiar el tema como aficionado.
Cuando me di cuenta de que había habido una presencia notable, estudié 5 años Filología hebrea en la Universidad de Barcelona para conseguir formación. He escrito casi 60 publicaciones y he pronunciado casi 300 conferencias por todo el mundo. Me han llamado de muchos países: Estados Unidos, Turquía, Francia o Israel para hablar sobre la historia de los judíos aragoneses y más concretamente de los de Monzón. Fue todo de casualidad hasta que en julio defendí mi tesis doctoral en la Universidad Rovira y Virgili.
¿Qué huella dejaron en Monzón?
– Han quedado muchas evidencias en la documentación medieval aragonesa. En archivos, protocolos notariales, etc. Ha quedado muchísima información en los ‘Sheelot u-teshubot’, documentos hebreos equivalentes a los responsa cristianos. Los judíos, al abandonar España en 1492, no pudieron llevarse monedas ni objetos de valor, pero consiguieron salvar documentos, manuscritos como los comentados, que hablaban de la vida cotidiana de los judíos en Sefarad. Estos se fundamentan en discrepancias y disputas que no encontraban solución, así acudían a un rabino destacado para que dictaminase sobre la solución más justa.
De esta manera ha llegado hasta nuestros días una fuente de consulta jurídica muy interesante, y hasta hoy en día se utiliza. Por otra parte, sabemos por dónde marcharon expulsados los judíos de Monzón: Perpignan, Tarragona, Barcelona, etc. hasta Italia, otros países europeos, los Balcanes, el norte de África, Israel y América. Tengo documentadas cerca de 200 personas por todo el mundo, que conozco personalmente, que reivindican a sus antepasados montisonenses. En el fondo sienten esta vinculación sentimental con la tierra de sus antepasados que mantuvieron a sus familias durante más de 500 años.
Se ha estudiado mucho pero, ¿todavía queda por descubrir?
– En Barbastro, por ejemplo, hay protocolos notariales muy interesantes. Hay documentación variada que se irá encontrando, analizando y se utilizará para ayudarnos a conocer nuestra historia. Con los trabajos notables de grandes hebraístas aragoneses como los doctores Miguel Ángel Motis y Asunción Blasco, se ha avanzado mucho y nos muestran líneas de investigación. Creo que está clara la gran importancia de la comunidad judía en Monzón. En los días previos a la expulsión de 1492 era de las cinco más pobladas de la Corona de Aragón. Con casi 700 personas de religión judía que representaban más del 20% de la población.
En la jornada que dirige, ¿qué encontrarán los visitantes?
– Voy a recorrer y mostrar la judería a un grupo de 40 personas de Monzón, alrededores y hasta de Francia. Es una experiencia que gestiono desde hace más de 20 años, ya que me contactan desde todo el mundo para enseñarla. La apuesta del concejal de Turismo, Jesús Guerrero, tiene mucha lógica porque Monzón tiene un potencial turístico enorme con la Catedral, el castillo y la judería. Después, presentaré la tesis doctoral para todas las personas que se puedan acercar.
Creo que hay más interés, numéricamente hablando, fuera de Aragón que en Aragón, y la evidencia es que se van a conectar vía streaming personas de todo el mundo para poder seguir la conferencia. De alguna manera pongo en valor todo el patrimonio y recuerdo que se puede y se debe seguir investigando. Hay un potencial turístico espectacular, no solo para Monzón, también para el Cinca Medio y para el resto de la provincia de Huesca.
A principios de año realizó una donación de 200 libros sobre la comunidad judía a Aínsa, ¿por qué lo hizo?
– Tengo vinculación familiar con el Sobrarbe, ya que mis antepasados durante siglos residieron ahí, y hace pocos años me sugirieron presidir el Centro de Estudios de Sobrarbe. Pensé que quizás sería una buena opción poner a disposición de interesados los más de 200 libros especializados a la Biblioteca Pública de Aínsa. Hablé con el alcalde Enrique Pueyo y estuvo de acuerdo en aceptar esta donación junto con un acompañamiento de conferencias. Me consta que vienen personas de muchos lugares a consultarlos.