Barbastro

La Coral Barbastrense conserva vivo el legado de don Julio Broto

Esta Asociación solicita al Ayuntamiento de Barbastro que un lugar público de la ciudad lleve el nombre de este músico

Componentes de la actual Coral Barbastrense, que reivindica el legado de Julio Broto. Foto: Lola García
Lola Gª Casanova
27 noviembre 2023

A principios de este mes, el presidente de la Asociación Coral Barbastrense, Víctor Mur, registró en el Ayuntamiento de Barbastro una carta pidiendo dedicar un espacio público a la memoria de Julio Broto Salamero. 

Víctor Mur preside la Asociación Coral Barbastrense. Foto: L.García

Reconocimiento a Julio Broto

Desde que en 1966 fundara la Coral Barbastrense, este sacerdote y organista de la catedral llevó a cabo una ingente labor que acercó a los vecinos de esta localidad su pasión por la música. 

Margarita Rodríguez del Alisal, responsable del Archivo de la Diócesis Barbastro-Monzón lugar donde se custodian sus composiciones, ahonda en esta reflexión. “Don Julio inculcó en todo un pueblo el amor por la música y trabajó incansablemente. Ahí reside la grandeza de su legado”. Para Mur, “no elevamos este deseo de reconocimiento basándonos en su talento como compositor u organista sino por su aportación a Barbastro. En canto coral, en la banda de música, en la enseñanza… Gran parte de lo que ahora disfrutamos, de lo que existe en Barbastro, proviene de don Julio. Él fue el artífice de la notable expansión que la música ha tenido en esta ciudad en las últimas décadas”.

Esta propuesta llega, además, en unas fechas cargadas de significado. Por una parte, el pasado día 14 se cumplió el segundo aniversario de su fallecimiento. Expiró en 2021 a los 93 años y además, en noviembre, se celebra santa Cecilia, patrona de los músicos. 

Don Julio Broto, la persona 

Los amores de don Julio eran “la familia, la música, la catedral y Barbastro”. Así lo rememora su sobrina Merche Oliván. “Pertenecía a una generación muy barbastrense. Desde aquí mantuvo amistades con destacadas personalidades de  fuera del Somontano y, en cuanto podía, trataba de influir para el bien de Barbastro. Luchó denodadamente por lo que él consideraba necesario y justo. Sus ideas las defendía con pasión y sufrió mucho, por ejemplo, cuando el conservatorio de música recaló en Monzón”.

A pesar del lejano parentesco que unía a Merche Oliván con los hermanos Joaquín y Julio Broto Salamero (eran primos hermanos de su abuela Máxima Broto), vivieron una relación muy estrecha. “A diario comíamos juntos. La casa de mi abuela en el Entremuro servía de lugar de encuentro. Además, él compró la primera cámara fotográfica de la familia y mis imágenes de niña están unidas a él. Lo quiero y lo recuerdo con verdadero afecto, como a un tío abuelo más”.

En cuanto a su manera de ser quienes lo conocieron lo definen como una persona muy generosa y divertida. “En muchas ocasiones su vehemencia y la rapidez con la que hablaba no dejaba ver, en verdad, su grandeza”, afirman quienes lo conocieron de cerca. 

Entre ellos, varios de los miembros más veteranos de la Coral Barbastrense. Como Agustín Domper con 27 años en la agrupación, Teresa Calvo y Francisca Acedo, con 25, o Ramona Garcés con 20 años. 

Al hablar de Julio Broto ensalzan su bonhomía. “Siempre cogía a todo el mundo. A nadie le negaba la participación en la Coral.  Quería transmitir la música y dedicaba a los alumnos el tiempo que uno necesitara”, afirman. 

Añade Garcés: “Yo, a veces, le preguntaba para qué tanto trabajo y él me respondía que lo suyo era sembrar y otros ya recogerían”. 

Francisca Acedo recuerda que ella ensayaba a las 12 del mediodía y narra esta imagen: “A esas horas, don Julio habitualmente se encontraba charlando con el doctor Manuel Carreño en el Coso y siempre, puntual, dejaba la conversación para atenderme. Con una disponibilidad absoluta, nunca se cansaba y nunca ponía ninguna pega”. “Vivía para la música, la tenía grabada genéticamente”, añade Teresa Calvo.

Todos ellos recalcan esa entrega y ese ímpetu del compositor para enseñar. Y añaden que les duele que no haya recibido un reconocimiento en solitario. En 2010, los hermanos Joaquín (a título póstumo) y Julio Broto recibieron la Almendra de Oro de El Cruzado. “Un acto que lo llenó de alegría –señalan–,  pero nos da la impresión de que su obra y su persona ha caído en el olvido. Sin embargo, nosotros lo echamos mucho de menos”. 

Esa manera de ser la corrobora su sobrina. Oliván se refiere a él como “una joyeta de persona, nunca se quejaba”. Además, se distinguía por su capacidad de trabajo y su sentido del humor. “Muchas personas lo podían ver con un punto de locura, pero, quienes lo conocimos, sabemos que se trataba de un ser muy cuerdo, siempre dispuesto a prestar ayuda”. Por otro lado, Oliván recupera la valentía de su tío que era incansable organizando viajes y salidas con la Coral fuera de Barbastro. “No olvidemos que se trataba de un sacerdote, pero nada la impedía hacer, por ejemplo, largos viajes. Recuerdo que en una ocasión nos encontramos con el motociclista y campeón Ángel Nieto y no paraba de hacerse fotos con él”. 

“Yo lo conocí en sus años postreros y no puedo negar que la edad pasa factura… En la vida, observamos cómo algunas personas salen tocadas por un talento, una habilidad y así lo traté yo. Como un artista, un espíritu libre”, concluye Víctor Mur. 

La Asociación Coral Barbastrense

La Coral Barbastrense siempre incluye en sus conciertos alguna de sus composiciones. Víctor Mur recuerda que el obispo de la diócesis, Ángel Pérez, les encomendó “mantener vivo su legado. Esta petición me la trasladó cuando don Julio todavía vivía”. 

Esta coral se constituyó como asociación cuando el sacerdote cayó enfermo. Mur relata esos momentos: “Pronto nos dimos cuenta de que la situación era delicada. Vivimos unos días de desconcierto y vimos la necesidad de organizarnos. Nos dolía tanto la circunstancia de don Julio como que la coral desapareciera”. La mejor opción pasaba por constituirse en asociación y encontrar un nuevo director. Este cargo recayó en César Salinas, quien también llevó durante un tiempo la batuta en la formación coral de Estadilla.

A pesar de las dificultades iniciales, la Coral Barbastrense sigue adelante y en el último año ha registrado dos nuevas incorporaciones. Si a alguien le gusta cantar y la música, le animan a probar. Ellos aseguran que cualquier persona con un poco de oído y con amor a la música puede disfrutar del canto. El miedo escénico, es decir, el temor a no saber qué le van a pedir dentro de la coral “se pasa, se vence con facilidad”, aclaran. Ahora la forman 16 personas, aunque el director, César Salinas, apunta que sería deseable contar con alguna voz más de mujer. 

Desde la Coral Barbastrense, mantienen viva la obra de Broto. Esta agrupación la fundó don Julio en 1966 (heredera de la Schola Cantorum) y permaneció ligada a él hasta 2016.

La Coral Barbastrense ha actuado en España, Francia, Italia, Suiza y Austria. En 1978 fundó la banda municipal y la Escuela de Música, que posteriormente sería municipal y filial del Conservatorio de Música de Zaragoza.

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