En el pasado mes de septiembre El Cruzado Aragonés habló con varios representantes de las almazaras del Somontano sobre la previsión de la campaña de aceite de 2023. Y tanto Fernando Noguero, de Aceites Noguero; como Antonio Campo, de la Cooperativa San Antonio, coincidieron: en 2023 la cosecha tampoco se preveía buena. Pero los pronósticos no siempre se cumplen y los resultados del año pasado no han sido tan malos como se pensaba.
La campaña del aceite de 2023 en el Somontano
La Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO) ha hecho balance de los “difíciles momentos” en los que se encuentra el sector oleícola español. Según esta, los últimos 12 meses han sido realmente complicados para todos los actores implicados en el sector del aceite de oliva español. Aunque la cosecha de 2023 a nivel nacional se clasifica como “mala”, el Somontano muestra mejor salud.
“La campaña ha ido bastante mejor de lo que creíamos. Pensábamos que iba a ser floja, regular, y en nuestro caso al menos hemos obtenido unos números incluso superiores a la media de los últimos años”, explica Antonio Campo, de la Cooperativa San Antonio.
Carlos Domínguez, de Ecostean, coincide: “Ha ido mejor en cuanto a cantidad de lo que esperábamos porque con la sequía que veníamos acumulando en verano, sobre todo en septiembre, que no llovió nada, pintaban las cosas muy mal. Pero el olivo aguantó muy bien y las lluvias de octubre hicieron que la aceituna se quedase y engordase. También es verdad que los rendimientos por la sequía del principio y por el agua después han sido menores que lo habitual en una campaña normal, pero no nos podemos quejar tal y como está el sector del aceite español ahora”.
Kilos de oliva recolectados en la campaña de aceite de 2023
Respecto a los kilos recolectados, la Cooperativa San Antonio cuenta con aproximadamente 200 socios y este año han alcanzado el millón doscientos mil kilos. “Esperábamos unos setecientos mil kilos y hemos hecho un millón doscientos mil. Nuestra media de los últimos siete años se sitúa en un millón. Pensábamos que íbamos a hacer lo mismo que el año pasado (700 mil) y al final hemos obtenido mucho más. Y lo hemos notado en el incremento del trabajo, pero las olivas son así, tenemos que adaptarnos y sacar la producción. Cada cosa tiene su tiempo y las olivas tienen cuatro meses. Todo el Somontano en general, y nosotros en particular, molturamos las olivas en cuanto llegan, no pasan 24 horas desde que entran en nuestras instalaciones hasta que se muelen. Es decir, entre seis y doce horas están molidas”.
Un dato al que Campo otorga importancia porque “las olivas deberían llevarse a la almazara en cuanto se recolectan, y si no se puede, que no pase más de uno o dos días, si no, la calidad se reduce mucho y algunas directamente ya no sirven”. Y añade: “Creemos que en 2023 han quedado pocas olivas en los árboles. Otros años quedan y seguramente este año alguna también, pero el susto que llevamos todos con el aceite tan caro y la incertidumbre que existe sobre la cosecha ha hecho que todo el mundo haya salido a coger olivas, desde jardines hasta olivares que estaban en vías de abandono durante años”.
“Muy buena” calidad del aceite
La calidad del aceite del año 2023 “es muy buena. Las condiciones de calor de todo el año ha causado que la oliva se desarrolle muy lentamente. Y esas últimas lluvias hicieron que las olivas llegaran muy sanas, con un poquito más de agua y un poquito menos de aceite que otros años. Es decir, un poco menos de rendimiento en relación con el peso, pero claro, el agua se recibió en el último mes, un poquito tarde. Además, no han sufrido ningún ataque de animales como de la mosca o de enfermedades como el repilo”, detalla Campo. Domínguez se muestra de acuerdo: “Nos ha sorprendido gratamente la calidad del aceite de este año porque aunque son un poquito menos intensos por la sequía y agua posterior, que no le dio tiempo a convertirse en aceite, la calidad es muy buena”.
El precio del oro líquido
Eurostat, la Oficina de la Unión Europea que se encarga de publicar estadísticas e indicadores a escala europea, ha recogido la variación del precio del aceite de oliva, según el Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA). Según sus datos, España se sitúa como el país que ha registrado mayores incrementos del aceite. Y los titulares no cesan ni tampoco la subida del precio.
Campo, lejos de dar esperanzas, se muestra preocupado. “La campaña a nivel nacional ha sido mala y, en consecuencia, la cantidad de litros ha disminuido. Cuando esto ocurre en España, compramos aceituna a otros países como Turquía, Túnez y Marruecos. Pero este año sus gobiernos les han prohibido la venta al extranjero. Temen quedarse desabastecidos o que el precio de su aceite se dispare mucho y no tengan dinero para comprarlo. Por lo que en julio podría existir una explosión de los precios al alza”.
No obstante, Domínguez se muestra un poco más esperanzado: “De momento el precio va a seguir subiendo, aunque lo lógico, cogiéndolo con pinzas, es que si la campaña del año que viene se prevé normal, los precios deberían disminuir. Se ha notado que el consumo ha disminuido mucho, concretamente un 30%”. Entre las causas de esta subida se mantiene el cúmulo de las malas cosechas de los últimos años, así como el aumento del precio de las materias primas, como la luz, el agua o los envases.
Abastecimiento de aceite
Frente a este aumento del precio, Campo ha notado un comportamiento habitual en los consumidores. “Aquellos que tienen oliveras se han aprovisionado de aceite en casa para todo un año. La gente, viendo su precio, ha hecho sus cálculos y se ha llevado el aceite a casa para 12 meses. La venta general cae un poquito, pero todos los que tienen olivas, han aprovechado para llenar la despensa”. Domínguez añade: “Siempre digo que se debe tener en cuenta que nadie se quejaba cuando el aceite costaba tres euros (ríe). Se debe encontrar un punto medio entre los precios que no son compatibles con la rentabilidad del producto y con aquellos que asustan al consumidor final. Estos excesos no son buenos para ninguno y es una situación que varía mucho. Al final se trata de políticas que no podemos controlar, pero va a tener que reajustarse el mercado”, concluye.