Un inusual trajín de jóvenes y autobuses sorprendió a muchos barbastrenses en la primera semana del mes de agosto. A través de los medios de comunicación sabíamos que Lisboa iba a acoger la Jornada Mundial de la Juventud. Otras familias lo vivían con mayor cercanía e intensidad por el viaje de amigos, hijos, sobrinos o nietos que iban a participar en el encuentro de la juventud con el Papa Francisco. Y mientras todos los ojos estaban orientados hacia la capital portuguesa, muchos descubrieron que Barbastro también recibía a un número, nada desdeñable, de peregrinos jóvenes tras los pasos de los beatos mártires claretianos y de san Josemaría Escrivá.
Museo de los Mártires
Quienes no olvidarán esos días es la comunidad de misioneros claretianos. Por su museo, así como otras localizaciones (iglesia o lugar del martirio) pasaron 3.000 jóvenes organizados en grupos. Juan Larriba, del Camino Neocatecumenal, ha trabajado para facilitar a estos peregrinos las visitas. Larriba explica a El Cruzado que el vínculo entre este movimiento eclesial y los beatos mártires claretianos se debe a la especial devoción que Carmen Hernández, fundadora del Camino, les tenía y de quienes hablaba. “Eran seminaristas jóvenes, se les ofreció renunciar a su fe y continuar su vida, pero no apostataron. No tuvieron miedo a morir. Son un ejemplo para los jóvenes de hoy en día en medio de un mundo que te presenta un modo de vivir diferente al del Evangelio”, explica Larriba.
Su tarea ha consistido en apoyar a los peregrinos del Camino que optaban por hacer parada en Barbastro. “Les facilitamos la labor de dónde ir, horarios, qué hacer. Algunos se han acercado al monasterio de El Pueyo, otros a la Catedral o a la iglesia de San Francisco”. El total de visitas se eleva a 2.500. Sin embargo, ha habido una gran cantidad de grupos que han llegado hasta la capital del Somontano sin previo aviso y que “con facilidad su número rondará las 1.000 personas. Además, habrá que añadir a los que pasen por aquí en su camino de regreso a casa. Serán menos numerosos, pero ya contamos con algunos de ellos”, ahonda Larriba.
Las visitas de la JMJ
Hasta el Museo de los Mártires Claretianos han llegado personas desde Estados Unidos (de Boston 153 ó 55 de Colorado), Italia, Irlanda, Zambia, 79 desde Puerto Rico. También han pisado este museo polacos y colombianos.
Rocco Russo, un sacerdote romano que acompañó a un grupo de jóvenes napolitanos, comentó que, en su ruta hacia Lisboa, establecieron paradas en Barbastro, Zaragoza, Madrid y Toledo. “Nos gustaba la historia de estos mártires. Yo ya había estado aquí y queríamos darle a este viaje un sentido vocacional. En esta jornada que estamos en Barbastro nos centramos, en especial, en la vocación al sacerdocio. Los mártires son muy conocidos y representan la fidelidad, la vocación y la valentía. Con esta visita les decimos a los jóvenes que merece la pena ser cristiano ante la cultura actual. Estos mártires nos sirven de ejemplo”.
Entrearcos y Torreciudad
En el Centro Cultural Entrearcos en la plaza del Mercado de Barbastro, que se levanta en el solar que antaño albergó la casa natal de san Josemaría Escrivá, el timbre no ha cesado de sonar en estos primeros días de agosto. Colocaron un cartel con un horario de visitas, pero se atendió a todo el mundo y nadie dejó de conocerlo.
Mónica Rojo ha coordinado a estos grupos de jóvenes peregrinos vinculados al Opus Dei. “Han pasado muchísimas personas. Sobre todo llegadas de Hispanoamérica: de Uruguay, de México. De este país hemos recibido varios grupos de diferentes ciudades como Monterrey o Guadalajara. También han llegado desde Guatemala, Argentina, Perú y Estados Unidos como desde la Universidad de Texas o de Chicago”, enumera. En general, comenta Rojo, con estos viajeros que provienen del continente americano tienen muy presente Barbastro y Torreciudad. “Si vienen a España ellos piensan: ¿cómo no voy a ir a Barbastro?, es lo que nos suelen comentar”. En su camino hacia la JMJ, estos grupos han seleccionado otros lugares muy significativos para la fe católica como el santuario de Lourdes, la Sagrada Familia de Barcelona o la basílica del Pilar en Zaragoza. Quienes se han acercado hasta Entrearcos lo han hecho también atraídos por Torreciudad. “Ahí se ha vivido un gran ambiente de la Jornada Mundial de la Juventud”, abunda Rojo.
La coordinadora nos comenta que recibir la visita de estas personas, que viajan miles de kilómetros para descubrir los lugares de la infancia de san Josemaría, le causa una enorme emoción y “me ayuda a valorar lo que tengo. Observar cómo estos peregrinos; que algunos pertenecen a la Obra, otros no; se estremecen en este lugar donde nació el santo al que se encomiendan, al que piden en sus problemas cotidianos… me sitúa porque a veces nos acostumbramos a lo que tenemos cerca por extraordinario que sea”.
