De momento, no se ve al final de Somport. El túnel, que debería conectar con Francia, seguirá cerrado. El gobierno francés ha dejado claro que esto va para largo. París asegura que, con suerte, reabrirá en seis meses, pero lo más probable es que estemos hablando de un año. Mientras tanto, en Aragón, las pérdidas no son solo de conexión, sino también económicas, con el turismo en jaque y los comercios agonizando. Las estimaciones son escandalosas: un millón de euros perdido por semana, según las asociaciones empresariales del Pirineo.
Las lluvias torrenciales arrasaron la carretera RN-134, dejando tras de sí un escenario de lodo, rocas, promesas y una paciencia que, al menos en el lado oscense, ya se ha agotado. Se les ofrece como alternativas los pasos de Portalet o Bielsa. Como si esas rutas no estuvieran ya saturadas. Portalet, de hecho, tiene restricciones para camiones de más de 3,5 toneladas, y Bielsa, al borde de su capacidad, tampoco da abasto. Los transportistas están atrapados en una odisea diaria de desvíos interminables, tiempos de espera inasumibles, y la imposibilidad de garantizar la logística que antes permitía Somport. Más de 300 camiones diarios se ven afectados por este cierre.
El impacto en el turismo es devastador, con cancelaciones masivas de reservas en las zonas más afectadas, como Canfranc, Bedous y Jaca. Los operadores turísticos han visto cómo el cierre ha afectado a su capacidad para atraer visitantes, especialmente en temporadas clave como la de verano, y ahora temen que la próxima temporada de invierno quede igualmente comprometida si las obras no avanzan más rápido.
¿Y las obras? Francia parece tomarse las cosas con calma, mientras aquí, en Aragón, se teme que el invierno complique aún más la situación. No es solo un túnel lo que está en juego; es la supervivencia de muchos pueblos y negocios que dependen del flujo constante de personas y mercancías. Lo peor es la falta de fechas concretas y la sensación de que se está abandonando a la región a su suerte.
¿Qué queda por hacer? Seguir presionando, como han hecho las autoridades locales y los empresarios del valle, pero la realidad es que el túnel sigue cerrado y el tiempo corre en nuestra contra. Quizá, al final, este cierre prolongado termine siendo uno más de los sinsentidos a los que Aragón parece ya estar acostumbrado. ¿Un año sin Somport? Sobran los motivos para estar hartos.