No sé si los señores Nikola Tesla y Guglielmo Marconi preveían la difusión que tendría su gran invento, la radio, pero pienso que, como todos los que se adelantan a su época, sí imaginarían la repercusión y utilidad que tendría en el futuro.
Tesla, científico e inventor, hijo de padres serbios, nació en Similjan, en el antiguo Imperio de Austria-Hungría, perteneciente al territorio de la actual Croacia. Tesla trabajó dos años con Thomas Edison en Estados Unidos y después fundó su propia compañía. En 1890 Nikola Tesla consiguió transmitir energía electromagnética sin cables, y en 1893 lo perfeccionó creando el primer radiotransmisor de energía. Un año más tarde hizo una demostración pública.
Guglielmo Marconi fue un físico italiano nacido en Bolonia hijo de padre italiano y madre irlandesa. Influido por los estudios de Hertz, dedicó gran parte de su vida a investigar e inventar. Un 14 de mayo de 1897 Marconi logró establecer una comunicación inalámbrica a través del canal de Bristol, concretamente entre Laverck Point y la isla Fratholm, cubriendo una distancia de cinco kilómetros.
El 2 de julio de 1897 se otorgó a Marconi la patente inglesa de la telefonía inalámbrica. A menudo se considera esta fecha como la del nacimiento de la radio. Así, durante 1997 se conmemoró su centenario.
Pero realmente la primera experiencia de Marconi en lo que se denominará radiodifusión tuvo lugar unos años antes en Bolonia, en concreto en 1894, cuando el inventor italiano logró realizar una transmisión de telegrafía inalámbrica a una distancia de 250 metros, aproximadamente.
Guglielmo Marconi, que fue premio Nobel de Física en 1909, empleó el aparato de Hertz, la antena de Popov y el cohesor de Branly así como sus experiencias de dos años de pruebas para conseguir su objetivo radiofónico. Dos años después, en 1896, patentó la radio.
También en 1904 la Oficina de Patentes de Estados Unidos concedió la licencia de patente a Marconi. Durante años hubo un litigio disputándose la patente de la radio entre la compañía de Marconi y Tesla. En 1943, unos meses después de la muerte de Tesla, la Corte Suprema de Estados Unidos falló a favor de Tesla.
Pero la controversia sobre el inventor de la radio ha sido y es muy grande. El profesor de la Universidad de Navarra Ángel Faus sostiene que el inventor de la radio fue el español Julio Cervera Baviera, quien trabajó tres meses en 1898 en el laboratorio privado de Marconi y quien, según Faus, obtuvo sus primeras patentes ese mismo año y en 1902 la patentó en Inglaterra, Alemania, Bélgica y España.
Sin embargo, parece ser que la primera transmisión de voz por ondas electromagnéticas (radio) la realizó el canadiense Reginald Fessenden en 1900 cubriendo una distancia de 1,6 km. También hay quien reivindica la paternidad de la radio por el físico ruso Alexander Popov, quien fue el inventor de la antena y en 1894 presentó su primer receptor de radio. En 1895 transmitió señales a una distancia de cinco kilómetros.
Cabe decir también que hay quien defiende que fue el inglés Sir Oliver Lodge quien inventó la radio y quien en 1894 logró realizar la primera transmisión de una señal de radio. Para ser justos, debemos decir que sin las investigaciones y aportaciones anteriores del escocés James Clerck Maxwell, del alemán Rudolf Hertz y del francés Édouard Branly no hubiera podido inventarse la radio.
De la radio con el cohesor de Branly hemos llegado a la radio digital, eso sí, pasando por la de galena, la de válvulas y el transistor, así como la emisión por la frecuencia modulada.
Este aparato maravilloso, primero de unas enormes dimensiones y ahora tan pequeño que se puede perder en el bolsillo del pantalón, ha sido para millones de personas un amigo, un confidente, alguien que nunca te deja solo y consuelo en momentos difíciles.
También ha sido el medio que ha informado de lo más inmediato o el instrumento que te hacía reír aunque estuvieras triste. Muchas personas hemos crecido informándonos por la mañana, concursando al mediodía, entreteniéndonos por la tarde, siguiendo la actualidad política por la noche e informándonos en el campo deportivo de madrugada para acabar confesando nuestros secretos a la negra noche.
Los locutores se han convertido en confidentes para muchos solitarios. Cuando algún periodista ha cambiado de cadena ha sido para nosotros un varapalo o una alegría e incluso hemos cambiado de dial siguiendo a determinado profesional.
Ni la aparición de la televisión ha podido eliminar a esta entrañable compañía, aunque sus oyentes han disminuido de manera importante. Pero la radio sigue siendo el medio de comunicación con mayor prestigio y fiabilidad para el gran público. Con los años han aparecido emisoras temáticas (música, noticias, cultura, deportes…).
Ahora, en la era digital, lejos de eliminar definitivamente la radio, nos ha dado la posibilidad de escuchar nuestras emisoras preferidas en todo el mundo por internet. Así, no es extraño oír a oyentes que intervienen en directo en algún programa desde los lugares más lejanos del planeta.
Es cierto que el gran público está atrapado por la televisión e internet, pero la magia y la imaginación que consiguen las ondas radiofónicas hacen, de este medio, el preferido por una gran minoría.