Sescún Marías es historiadora y profesora en el IES Hermanos Argensola de Barbastro. Considera que en España la memoria histórica “sigue siendo un tema tabú” porque “no hay una respuesta democrática contundente”. Cree que esto se soluciona divulgando más sobre un tema “utilizado por la oposición” y pide mirar a nuestros vecinos como Chile, Alemania o Portugal.
¿Cómo lo van a exponer? ¿Desde qué perspectiva lo van a enfocar?
Lo quiero enfocar hacia un tono divulgativo porque Clemente es un artista sobre la memoria histórica. Como una conversación entre dos personas interesadas en el tema, pero que pueda ser interesante al público y así fomentar la participación y preguntas que resuelvan sus inquietudes. Y cómo desde la inacción política parece que no se resuelven. A lo mejor entre nosotros podemos respondernos y consolarnos.
En ese sentido, ¿cree que hace falta más divulgación sobre memoria histórica?
Hace falta entenderla mejor. Hay muchísimos estudios desde la sociología y antropología e incluso desde la geografía. Al final, la memoria histórica es dar un espacio físico, cultural y patrimonial a los relatos sobre la violencia política del siglo XX, que ha sido mucha en muchos países. Tenemos por un lado esa teoría, y por otro la responsabilidad política de darle respuesta a esa necesidad ciudadana.
En España tenemos la teoría, un poco escondida, pero la política parece que no se lanza. Llegan al borde del trampolín y dan pasos atrás. No hay una respuesta democrática contundente como la ha habido en otros países. Es un tema que no se acaba de conocer. No se realizan acciones, o parece que hay temor o se coge todo con pinzas. Vamos a decir que no se debate en serio, ni con propuestas de hacer cosas de verdad. Y la ciudadanía viendo estas dudas también les surgen preguntas.
“A lo mejor nos ayudaría saber cómo han hecho otros países para curar esas heridas e intentar hacerlo aquí”
Sescún MaríasHistoriadora y profesora
En definitiva, se ha trabajado poco la memoria histórica en nuestro país.
Sí. Hay otro asunto preocupante que es ese miedo a afrontarlo de cara como responsabilidad democrática. No hay colores, es un tema que se ha hecho mal y se ha utilizado por la oposición política de los que han intentado abordar la memoria histórica. Se ha utilizado mucha bandera y es una responsabilidad democrática aquí, en Chile y en Alemania. Hay que afrontarla como tal. Hasta que no se entienda eso, no se podrá llevar a la acción. Hay una deuda y hay que afrontarla. Se ha trabajado poco.
La ley de memoria democrática lleva dos años para aprobarse y no sé si en esta legislatura se aprobará. Se ha cambiado el nombre para hacerla más amplia y que incluya más cuestiones de reparación. Es más justa que la inicial. La memoria histórica inicial estaba en manos privadas. Si las llevara a acabo la iniciativa pública se vería como una cuestión democrática, ciudadana y sin banderas. El Ayuntamiento de Sevilla ha ido por delante de la legislación y ha dicho que esto es una cuestión de la ciudadanía de Sevilla. Había una fosa con 3.000 cuerpos y es una cuestión oficial. Para mí ese es el ejemplo de cómo se tienen que hacer todas las cosas.
¿Cree que se debe fomentar más desde jóvenes?
Sí, siempre sale el problema de la educación. Estoy cansada de leer que en educación no se ven estos temas o no se llega. Me fastidia que se nos ponga esa etiqueta. No solo no se da la Guerra Civil, sino que en los temarios de segundo de bachillerato llegan hasta el año 2.000. Se ve la guerra, el franquismo, transición y democracia. En ese sentido, me gusta desmitificar y romper una lanza por la educación que cumple con ese falso mito. Pero desde luego que se podría hacer más y mejor. Un grupo de profesores de historia a nivel nacional están planteando una modificación y dar la historia como se da en el resto de Europa.
Es decir, enseñar la historia de España dentro de la historia contemporánea para entender cómo los fenómenos históricos suceden en paralelo. La Guerra Civil española sin el contexto internacional no se entiende. A lo mejor el problema es ver la historia de España como un fenómeno aislado. Si lo conectáramos con Europa veríamos que ha sucedido lo mismo. No somos los raros. Y a lo mejor nos ayudaría saber cómo han hecho otros países para curar esas heridas e intentar hacerlo aquí. Desde la educación se podría hablar más y sin tapujos. Ayudaría a que no se siguiese viendo como un tema tabú. Lo noto. Hay mucho trabajado, pero todavía queda por hacer.
“Es preocupante que una ideología que causó tanto dolor en España esté ahí de nuevo”
Sescún MaríasHistoriadora y profesora
¿Cómo afecta a la Ley de memoria histórica que partidos como Vox formen parte de gobiernos?
Muy negativamente. No hace falta que hablemos de Vox porque Mariano Rajoy en el Gobierno dejó sin presupuesto a la Ley de memoria histórica aprobada en 2007 por el gobierno de Rodríguez Zapatero. No la derogó pero redujo muchísimo el dinero los primeros años y el resto a cero. Además, se vanagloriaba de ello. La actual Ley de memoria democrática es mucho más ambiciosa y reparadora porque incluye más cuestiones.
Amplia la categoría de víctima a personas que a lo mejor no sufrieron la represión, sino que sufrieron penurias económicas, humillación, este tipo de represión. Incluye políticas de reparación y el abordaje en la educación. Es preocupante que una ideología que causó tanto dolor en España esté ahí de nuevo. Confío en que los españoles y españolas somos gente sensata y tenemos aprecio a la democracia por lo que hemos vivido.
¿Qué le diría a esas personas que dicen que la historia se acepta y punto y final?
La violencia política en España causó un trauma a las personas que la padecieron directa o indirectamente. Es un trauma que se ha heredado. Hay mucho dolor y bloqueo emocional. Hay mucho sufrimiento sin canalizar y las heridas que se cierran sin limpiar, porque hay que sanar y curar, se pudren. Desde la psicología ha habido quien se ha especializado en estudiar cómo el dolor causado por la violencia en Europa se exterioriza, se calla o se transmite inconscientemente.
Los españoles somos de resolverlo todo en un bar, o de no ir a una manifestación y vocear mucho, o cuando el jefe te pide algo, callar y agachar la cabeza. La forma que tenemos de ser tiene mucho que ver con 40 años de silencio. No te puedes imaginar cuánto. Cuando lees estudios psicológicos se entienden muchas cosas de cómo somos. Haría mucho bien a la sociedad española afrontarlo desde una responsabilidad sana. Afrontándolo y reparándolo se podría poner punto final. Pero hay tarea que hacer. Podemos estar así mucho tiempo.