Barbastro

Ricardo Gay Férriz: «La piedra clave en la educación es la libertad, pero bien entendida»

¿Cómo afrontar la educación de los hijos en una sociedad en apariencia tan libre y cuyos referentes tradicionales se van desvaneciendo? Gay recalca el papel de la libertad y su sentido

Ricardo Gay, de orígenes ribagorzanos, acudió a la Casa de la Iglesia para un encuentro con padres. Foto: L.García
Lola Gª Casanova
21 febrero 2024

La Semana Diocesana de la Familia trajo a Barbastro a Ricardo Gay. Este orientador familiar, además de padre y abuelo, cuenta con una amplísima experiencia como consultor educativo, director de colegios y miembro de organizaciones internacionales vinculadas a la familia.

¿Va a compartir “la receta” de la educación correcta y exitosa? 

Me temo que no. Además, no existe una respuesta fácil, ni única para la educación, por tanto, sería un error presentar un manual y, además, yo no poseo la verdad. 

En mi caso hablo de educación desde una visión antropológica del hombre y partiendo desde un principio que es: ¿cómo sueñan los padres a sus hijos? Lanzo esta pregunta a cualquier padre.

Y, ¿qué respuestas obtiene? 

Invito a los padres a elegir entre tres verbos: ser, hacer y tener. Si sólo pudiera escoger uno: mi hijo será…, mi hijo hará… o mi hijo tendrá… ¿Cuál elige?

Me quedo con ser, ser feliz.

Casi todos apuntan a la felicidad. Resulta lógico que soñemos con un hijo feliz, pero no podemos quedarnos sólo en el sueño. 

Para ser feliz hay que hacer buen uso de la libertad. La piedra angular de la educación reside en la libertad. 

Tampoco hay que olvidar que la vida de nuestros hijos es suya, no nos pertenece.

En esta sociedad parece que de libertad vamos sobrados así que tendríamos que ser muy felices. Sin embargo…

El suicidio supone ya la primera causa de muerte entre los jóvenes de 16 a 29 años en España. Antes la gente joven fallecía en accidentes o por enfermedades, ahora se quitan la vida. 

Muchos jóvenes se sienten solos, vacíos, sin sentido. Algo no funciona a pesar de vivir en una sociedad en apariencia la más libre que jamás haya existido porque el sentido de libertad se ha trastocado. 

Libertad no es hacer lo que me dé la gana. 

¿Cómo define la libertad? 

Libertad en la medida en que, de forma voluntaria, cumplimos nuestros compromisos. 

Se presenta un binomio entre compromiso y libertad, pero en cuanto que yo soy capaz de perseverar en mi compromiso aparece mi felicidad. Hago lo que debo cuando debo.

Y mi primer compromiso ha sido con mi pareja. Porque yo lo he elegido con libertad y se supone que lo he escogido para siempre, sin peros, sin reservas. Antes de los hijos debemos cuidar a la pareja. 

Pareja y padres. Igual corremos el riesgo de olvidarnos de la pareja… 

No hay que tener miedo a los vaivenes que surgen en toda relación. El amor es esforzado. Pero yo, por el uso de mi libertad, continúo fiel a mi compromiso. 

Que los hijos vean que, a pesar de nuestras faltas y problemas, seguimos adelante representa una magnífica manera de educar porque se trata de un ejemplo de libertad personal. Siempre que nos encontremos en una relación, llamemos… normal.

Y si hay una ruptura… 

Si ha existido verdadero amor, poner fin a una relación resulta trágico. Pero hay que seguir adelante… y los padres deben seguir ahí.

Antes resultaba más sencillo criar. 

Sin duda. Antes ayudaba el sentido común, la sociedad… pero ya no sirve. Y ahora los padres resultan más necesarios que nunca porque ¿qué referentes tenemos?, ¿a quién acudimos? Pero ocurre que, a veces, no hay hogar, los padres no están en casa, algunos se encuentran desnortados.

Para educar, ¿por dónde debemos empezar? 

Invito a los padres a que nos preguntemos quiénes somos, para quién vivimos, a dónde vamos. 

Y voy a hablar desde mi experiencia personal. Me gusta el alpinismo y la escalada y sufrí un alud. Me quedé sin aire y estuve literalmente muerto. Consciente de que mi vida se acababa, en esos instantes de muerte en soledad me preguntaba: ¿qué voy a dejar?, ¿qué  sentido tiene mi vida? Responder a estas preguntas nos iluminan el camino a seguir. 

Hablamos de educación y de libertad.

Cuando son pequeños, los padres debemos ser como soles brillantes y construir un andamio fuerte para que crezcan. Pero al llegar a la adolescencia ir desmontándolo y crear espacios de libertad y decisiones. Y tampoco olvidarnos de decir no. Un no razonado resulta uno de los elementos más fortalecedores de la educación.

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