Barbastro

La Policía Local de Barbastro ya ha recibido 49 objetos perdidos en este 2025

Quedarse con una pertenencia encontrada en la calle supone un delito de apropiación indebida. En su lugar, se debe entregar a la Policía Local, donde ya registran más de tres mil objetos

Algunos ejemplos de los objetos perdidos que se encuentran en las dependencias de la Policía Local de Barbastro: móviles, bolsos, libros e incluso un patinete. Fotos: Cristina Lanau
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
24 febrero 2025

Cuando la ciudadanía piensa en la labor de la Policía Local de Barbastro muchos la asocian directamente con la acción de patrullar. Parece que esa sea su única función. Sin embargo, sus labores van mucho más allá. Una de ellas, quizá de las  más desapercibida, se centra en la recogida y recepción de objetos perdidos. Registrados, cuentan con más de tres mil objetos, y en este 2025 ya llevan alrededor de 49 objetos. Móviles, llaves (tanto de vehículos como de viviendas), gafas (tanto graduadas como de sol), joyas, libros, y un largo etcétera. Pero sin duda alguna, si dos objetos llaman la atención son unas fundas dentales y unos audífonos. Y de los más caros, seguramente, un patinete eléctrico.

El Cruzado Aragonés ha visitado las dependencias de la Policía Local para comprobarlo, acompañado de el jefe de la Policía Local, Joaquín Giral, y del oficial Antonio Garcés. Este se aventura a indicar que solo el 30 % de las personas acuden a las oficinas de la Policía en busca de sus objetos perdidos. Las llaves y monederos acaparan el protagonismo de los objetos más perdidos, “aunque cada vez encontramos o aparecen más móviles”, añade Garcés. 

Giral y Garcés en las oficinas de la Policía Local. Foto: Cristina Lanau.

Además de los agentes, muchos vecinos acuden a entregar estas pertenencias que han encontrado en la calle. “Muchos desconocen que si te quedas con un objeto perdido, estás cometiendo un delito de apropiación indebida. La ley te obliga entregarlo a la Policía Local”, explica Garcés. Una vez que una persona entrega un objeto, los agentes le dan una orden de recepción. Si en dos años el propietario del objeto no lo ha reclamado, la persona que lo ha entregado se lo puede quedar.

Este dato cobra importancia en anécdotas como la que recuerda Giral. “El caso que más nos ha sorprendido a todos es el de una persona que se encontró 1.500 € y nos los entregó. A día de hoy el propietario no los ha reclamado y todavía no han pasado dos años”, rememora. Pero claro, el objeto solo se entrega si la persona presenta las pruebas suficientes  de que de verdad le pertenece (extracto del banco, testigo, fotos, etc.).

El ex subinspector del cuerpo, Vicente Bafaluy, también recuerda una anécdota relacionada con un reloj. “El limpiador de la estación de autobuses encontró un reloj. Aparentemente no valía nada, parecía un ‘zarrio’. Pero al tiempo vino un hombre a reclamarlo y nos explicó que el reloj costaba una fortuna. Se trataba de un reloj antiguo, pero bastante valioso. Lo describió con mucho detalle, por lo que se lo devolvimos”, rememora.

Múltiples tareas

La custodia de los objetos perdidos compone, así, solo una pequeña labor entre todas las competencias de la Policía Local. “Ojalá fuéramos más –desea Giral– pero somos lo que somos y llegamos hasta donde podemos”, explica el jefe. Sus tareas engloban muchos ámbitos: controlar el tráfico de la ciudad, atender a las peticiones de los vecinos (que engloban muchas demandas), entregar citaciones judiciales, vigilar los caminos rurales… Y todo ello en su jurisdicción, que se centra en Barbastro, Cregenzán y Burceat. 

Actualmente en plantilla se encuentran 22 agentes, cuando tendrían que estar 29. “Unos van, otros llegan, u otros se jubilan, siempre hay movilidades. Y otros, no quieren venir a Barbastro porque existen plazas más apetitosas que estas. Por ejemplo, cuanto más grande la población, más cobran. Por otro lado, la cercanía influye mucho”, explica Giral. 

Puestos a soñar, si contaran con más miembros en el cuerpo de la Policía Local, lo destinarían a diferentes acometidos. Además de repartir más el trabajo, crearían secciones más específicas. “Por ejemplo, crearíamos una patrulla rural con la que controlaríamos las quemas, los caminos que cortan, las casetas ilegales e incluso los posibles robos de cable, que ahora se están produciendo cada vez con más frecuencia”, enumera. O, también, controlarían más por las noches. “Así, si vemos a alguien que no es un vecino, ya lo situamos como sospechoso. Y si a los dos días se produce un suceso, ya lo tendríamos controlado”, añade. O potenciarían la unidad de drones. 

Antonio Garcés concuerda con Giral. “Tenemos un sinfín de funciones y, al final, si nos especializáramos en algo, no llegaríamos a todo. Tan pronto estamos recogiendo un objeto perdido, como un perro, atendiendo a un accidente de tráfico o a una emisión de ruido. No contamos con una unidad específica como la Guardia Civil y sus subsecciones”, declara. 

Y es que muchas de estas tareas solo pertenecen a ellos, es decir, es competencia de la Policía Local. Por ejemplo, realizar controles de alcoholemia o de drogas, solucionar disputas vecinales o todos los posibles sucesos de tráfico que tienen lugar en el casco urbano. Otras de sus misiones, que prácticamente pasa desapercibida, se centra en las tareas derivadas desde el juzgado.

Por ejemplo, la localización de personas para entregarles notificaciones, autos de sentencia o incluso citaciones del juzgado. “Muchas veces o no están en casa o no quieren recogerlos, por lo que debemos hacerles un seguimiento hasta que se lo entregamos porque, por norma general, muchos de ellos no quieren recibir la notificación porque saben que les van a caer una sentencia. Existe mucho trabajo invisible que  los ciudadanos no ven”, concluye Giral. 

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