Con motivo del Día de la Discapacidad, el pasado martes el centro de la UNED de Barbastro recibió a la directora del Centro de Atención a Universitarios con Discapacidad (UNIDIS).
¿A qué se dedica UNIDIS?
Somos un centro conformado por un equipo de técnicos, expertos en psicopedagogía y accesibilidad, que reciben las solicitudes de adaptación de los estudiantes, analizan cada situación e intentan facilitarles los ajustes necesarios para que las personas con discapacidad puedan desarrollar su paso por la universidad, especialmente de cara a la evaluación. También se atienden las necesidades del resto de la comunidad universitaria y, por otra parte, trabajamos en iniciativas para fomentar la inclusión.
Una atención que fue pionera.
Hoy en día, todas las universidades, por ley, están obligadas a ofrecer estos servicios, pero sí, fuimos pioneros. UNIDIS nació en 2007, aunque ya se trabajaba antes con voluntariado. En 1995, la UNED implantó la gratuidad de precios públicos para estudiantes con discapacidad. Diez años más tarde se creó la Unidad de Discapacidad y Voluntariado y luego la Unidad de Integración para alumnos con discapacidad.
Además, la UNED ya nace con la función social de atender a determinados grupos que no podían acceder a la universidad. Actualmente, casi el 40 por ciento de estudiantes universitarios con discapacidad (unos 9.000) nos eligen. En parte por la metodología flexible y semipresencial. Pero también por nuestra presencia en centros asociados por prácticamente todo el territorio nacional, sobre todo en zonas rurales. Al final, permite que la persona con discapacidad disfrute de los espacios comunes universitarios en los centros asociados sin tener que salir de los cuidados, protección, soporte familiar, médicos, fundamentales cuando hablamos de discapacidad.
¿Dan cobertura a cualquier tipo de discapacidad? ¿Cómo lo hacen?
Damos cobertura a enfermedad mental, discapacidad sensorial, motora, enfermedades raras. A día de hoy no tenemos a ningún estudiante reconocido con discapacidad intelectual en planos oficiales, pero la UNED también desarrolla cursos de formación permanente, en los que hay cabida para todos.
Intentamos construir una escalera que tenga el número de peldaños exacto para que todos puedan ver el partido en el mismo campo, ni más ni menos, eso es la equidad. No podemos perseguir la igualdad, porque cuando una persona confronta las condiciones asociadas a la discapacidad en su día a día es difícil hablar de igualdad, el punto de partida es distinto.
Facilitan formación, una puerta más para el mercado laboral.
El número de personas con alguna discapacidad que accede a la universidad sigue siendo muy bajo. Es verdad que las posibilidades de encontrar un mejor empleo son mayores con formación universitaria. Además, tenemos la llave de contacto con nuestro Centro de Orientación, de cara las prácticas. Y trabajamos con otras entidades de discapacidad para buscar itinerarios que vayan en la línea de sus necesidades. No debemos dejar escapar el talento de las personas con discapacidad.
UNIDIS no solo se dedica a preparar adaptaciones.
Damos cobertura a las necesidades específicas para el aprendizaje de los estudiantes y pienso en dislexia, hiperactividad… Además, formamos a estudiantes que aprenden a convivir con compañeros con discapacidad. Y eso rompe barreras y estigmas invisibles, porque esos estudiantes, si llegan a un puesto directivo o de recursos humanos, va a saber que esa persona es capaz.
¿Qué porcentaje de alumnos con estas adaptaciones completan sus estudios universitarios?
No tantos como queremos, pero la tasa de egresados ha aumentado en los últimos años. Algunos estudios apuntan que muchos estudiantes, cuando llegan a la universidad, no cuentan su discapacidad, sabiendo que renuncian a ajustes, por miedo a que les traten de manera diferente o les pongan una etiqueta. Hay que vencer esto. Ahora crece el número de alumnos que solicitan esa adaptación y cabe recordar que las leyes nos dicen que debemos hacerlo. Por otra parte, en muchas ocasiones, hablamos de estudiantes con problemas de salud importantes, que lo dejan y luego lo retoman. Otros lo hacen bien, les gusta y saltan de un grado a otro. En personas con discapacidad en situaciones muy avanzadas, muchas veces no buscan una inserción laboral, buscan una motivación, disfrutar. Y eligen una titulación oficial porque es la que ofrece cobertura y les facilitará adaptaciones.
Un mensaje para finalizar.
La sociedad tiene la obligación de derribar las barreras y las personas con discapacidad deben poder participar del sistema universitario y del mundo laboral igual que el resto, desde la equidad. No nos podemos permitir el lujo como sociedad de no contar con su talento, así que les animamos a que lo intenten y vean que se puede, porque la universidad está preparada y muchas empresas también lo están.