Lagunarrota ha acogido un taller de datchball. Este singular deporte de equipo, caracterizado por su énfasis en la estrategia y la colaboración, ha demostrado ser una fuente de motivación y diversión para chicos y chicas por igual.
El Datchball, en esencia, se juega en una pista dividida, con un enfoque especial en evitar el contacto directo entre los jugadores. Esto no solo asegura un entorno seguro para todos los participantes, sino que también pone de relieve la importancia de la agilidad, la precisión y la estrategia en el juego. A través de esta estructura, los jóvenes pueden experimentar competir mientras desarrollan habilidades cognitivas, motrices y afectivas de manera simultánea.
¿Qué es el datchball?
El juego involucra a dos equipos, cada uno compuesto por seis atletas. Una de las reglas fundamentales es que los jugadores no pueden traspasar la línea divisoria de la cancha ni tocarla. Además, el contacto físico está prohibido en el juego. Un árbitro, situado en el centro de la pista, da la señal de inicio gritando ‘¡Datchball!’, momento en el cual los jugadores se apresuran a recoger las pelotas dispuestas en la cancha para luego lanzarlas y esquivar los lanzamientos rivales.
Más allá de su enfoque en la competencia, el Datchball destaca por su capacidad para fomentar la inclusión. Al eliminar el contacto directo y enfocarse en la estrategia, el juego proporciona un terreno equitativo para que jóvenes de diferentes habilidades y niveles puedan unirse y participar activamente. Esta naturaleza integradora ha sido uno de los motivos por los cuales Lagunarrota eligió este deporte para su taller.
El último taller de Datchball se llevó a cabo desde el día 10 de agosto, en el horario de 10:30 a.m. a 12:00 p.m., en las instalaciones de El Grado. Durante este período, los participantes tuvieron la oportunidad de aprender y experimentar los aspectos fundamentales de este deporte.