La Diócesis de Barbastro-Monzón comunica que las Capuchinas se marchan de Barbastro. En nota de prensa, explican que la abadesa de las Hermanas Clarisas Capuchinas de Barbastro, Florence Syombua Mwania, ha comunicado el próximo cierre de esta comunidad religiosa. Las Capuchinas han estado en la ciudad del Vero desde el año 1670.
Las razones que alegan las religiosas pasan por la avanzada edad, la precariedad y la falta de religiosas. Son las causas que les han conducido a tomar “esta difícil y dolorosa decisión”.
Por el momento, se desconoce la fecha del cierre definitivo. Y es que ahora se deben seguir los pasos que marca la Iglesia en las supresiones canónicas. El Obispado “asiste y acompaña a la comunidad en este proceso”, indica el comunicado. De momento, este viernes marchan las dos más mayores, sor Mercedes y sor Esther, con destino al Monasterio de las Capuchinas de Zaragoza. El resto irán a Alicante.
La comunidad de las Capuchinas en Barbastro cuenta con siete hermanas. “Tal y como garantiza la Iglesia en estas situaciones, han elegido libre y personalmente a qué comunidad incorporarse con el fin de seguir encarnando el carisma a que fueron llamadas”, indican en el comunicado.
352 años de servicio a Barbastro
En el mismo comunicado, las Hermanas Clarisas Capuchinas “dan gracias a Dios por 352 años de servicio a la ciudad y a la diócesis”. Han sido más de tres siglos que han “vivido desde su corazón, y convertido en oración, todos los anhelos, deseos y preocupaciones de los que tantas generaciones les han hecho partícipes”.
También destacan que de estas generaciones han recibido “la cercanía y cariño de los mismos vecinos de Barbastro y de toda la iglesia diocesana”. Por ello, piden a los fieles que recen por las vocaciones, “especialmente de vida religiosa, tan necesarias y escasas en estos momentos”.
El Obispado de Barbastro-Monzón está preparando un programa de actos de despedida y acción de gracias por esta comunidad religiosa, “uno de los pulmones espirituales de nuestra diócesis”, destacan.
La historia de las Capuchinas en Barbastro
La congregación de las Madres Capuchinas se instaló en Barbastro, no sin dificultades, en el año 1670. Levantaron su primer convento un año después, fundado por el obispo de Barbastro Diego Antonio Francés de Urritigoyti y sufragado en buena parte de su propio pecunio. Las religiosas vivían en un convento ubicado en la calle de la Trinidad – lo que actualmente se corresponde con la Estación de Autobuses y los jardines de la plaza de Aragón-. Aquí residieron durante 77 años, pero su estrechez y poca salubridad recomendaron la construcción de un nuevo convento en 1727. Fue en el lugar más alto de la ciudad, en el Entremuro, donde fue necesario allanar peñas y montes para sostener la edificación.
El 21 de agosto, el obispo Carlos Alamán bendijo y colocó la primera piedra de la iglesia, dedicada al Dulce Nombre de Jesús. El nuevo convento se construyó con donativos de los vecinos y, en buena medida, de doña Leonor Carrillo de Albornoz, hija del duque de Montemar y esposa del sargento mayor del Regimiento de Caballería de Malta. Contribuyó con 400 escudos y escribió a obispos y arzobispos para que contribuyeran.
El convento se dio por concluido en 1737. El traslado de la comunidad se realizó con una procesión en la que las religiosas portaron la imagen del Niño Jesús que preside el retablo mayor del convento. Dos de las hijas de doña Leonor y hermanas del General Ricardos, Clara e Inés, fueron Capuchinas y a ellas dejaron los “Ricarditos”, nombre popular de sendas las figuras del Niño Jesús que ambas aportaron y que forman parte de una colección de 35, seña de identidad patrimonial y devocional del convento.