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Manuel Rodríguez Chesa Presidente de la Cámara de Comercio de Huesca
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Las empresas son personas

Manuel Rodríguez Chesa Presidente de la Cámara de Comercio de Huesca
01 enero 2022

Cerrando 2020 decíamos que por fin acababa el año y entramos en 2021 en la normalidad, pues la pandemia baja y además, ya tenemos vacunas. Es cierto que ha sido distinto, pero nos equivocamos.

La globalidad, la fuerza del virus, el exceso y la variedad de las informaciones y normativas, con contradicciones manifiestas, no nos ha permitido dar los pasos que hubiéramos querido en lo personal y, por tanto, en el área empresarial.

Siendo prudentes, diremos que el año 2021 ha pasado para no recordarlo, sin ponerle más adjetivos. Que la preocupación primaria de los ciudadanos sea la salud y la sanidad es muy normal en cualquier tiempo, pero hoy es alarmante por la delicada situación de su estructura, faltan profesionales (o no se encuentran), se alargan las listas de espera y se ve afectado el sistema psicológico de muchas personas con la correspondiente afección en el área empresarial.

Se está sufriendo un importante problema de desabastecimiento de muchas materias, debilitando considerablemente los suministros y los tiempos laborales. Padecemos un enorme baile alcista de los precios de la energía en todas sus versiones, lo que ha conseguido disparar los costes prácticamente de todos los productos, frenando el poder adquisitivo de las personas y de las empresas.

Las restricciones de actividad a las que obliga la pandemia, a pesar de los ERTE y de los créditos ICO (que hay que devolver), han reducido la facturación en muchos sectores empresariales. Además, la falta de mano de obra cualificada (ha faltado históricamente una buena formación programada y recuperar la figura del aprendiz) hace muy difícil reflotar, sobre todo, las empresas de servicios.

El futuro está a la vista y no podemos predecirlo, puesto que hay que hacerlo día a día con ánimo, con voluntad, aprendiendo de los errores de los que he enunciado unas muestras, y, entre todos, dejando a un lado los fuegos de artificio, las discusiones estériles y las proclamas electoralistas. 

En estos momentos que, como años anteriores, se busca la palabra del año en nuestro idioma con una elegida relación que respeto y me parece muy bien preparada, me voy a permitir plantear que a lo mejor sería bueno poner por delante, no para elegir una de ellas sino para reflexionar y usarlas e intentar su “contagio”, otras como: esfuerzo, trabajo, empatía, comprensión, estudio, actitud, colaboración, respeto, altruismo, voluntariado… Creo que si nos pusiéramos todos este objetivo para 2022 conseguiríamos doblegar la situación y mejoraría el posicionamiento de las personas y de las empresas. 

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